El biotipo y los nombres que suenan en la CGT para el Ministerio de Trabajo

El biotipo y los nombres que suenan en la CGT para el Ministerio de Trabajo

En la central obrera descartan que un sindicalista ocupe la cartera laboral durante el gobierno de Fernández. Piensan en alguien joven y con experiencia. Dos apellidos pican en punta.

Por FRANCISCO BASUALDO.

La relación fluida entre Alberto Fernández y algunos de los principales dirigentes sindicales no decantó aún en una definición sobre el futuro ministro de Trabajo, aunque la danza de nombres y los trascendidos sobre qué condiciones debería reunir ese funcionario ya empezaron a circular. Los más influyentes sindicalistas, alineados casi en su totalidad con quien ven como el seguro próximo presidente, esquivan definirse por un nombre y prefieren, en cambio, señalar algunas de las cualidades que debería tener el o la futura jefa de la cartera laboral.

"Quien asuma debería ser una persona joven, porque la etapa que viene va a ser exigente y va a precisar de alguien que aguante la presión", señaló a Letra P uno de los integrantes de la cúpula de CGT.

Con algunos de sus dirigentes abocados a la discusión sobre el futuro ministro, tal como se acordó con el propio Fernández en la cumbre de UPCN en la que la dirigencia de la central le brindó su apoyo, descartan que el funcionario surja de entre las filas del sindicalismo ni ven factible que emerja de alguno de los estudios de abogados laboralistas que asesoran a los principales gremios.

Sí creen necesario, excluyente, que quien ocupe finalmente el cargo sea un conocedor del mundo sindical, de sus internas y sus alineamientos, y de la seguridad social que, aspiran, también vuelva a ser parte de la cartera laboral.

Como anticipó Letra P, varios centros de estudios vinculados a las centrales gremiales e investigadores del mundo del trabajo elaboran un documento que servirá para pactar con todo el mundo gremial un acuerdo sobre la política laboral de Fernández.

Uno de los impulsores de ese proyecto es Carlos Tomada, que a lo largo de 12 años capitaneó la cartela laboral de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner. Entre los sindicalistas no ven al ex funcionario de vuelta en ese puesto, sobre todo porque apuestan a que el gabinete que viene no repita recetas sino que oxigene los nombres, pero reconocen que es uno de los dirigentes más activos en la vuelta al diálogo entre diferentes sectores gremiales que rompieron relación en los últimos años.

En el entorno de Tomada, en cambio, sostienen que el ex funcionario ya demostró en varias oportunidades que ocupará el lugar en que lo requieran. Sea cual fuera ese puesto, son altas las chances de que especialistas de su confianza terminen con algún lugar en el ministerio, en direcciones claves.

El otro epicentro donde se comienzan a perfilar las políticas del próximo gobierno es la Universidad Metropolitana por la Educación y el Trabajo (UMET), la casa de estudios creada por Víctor Santa María, uno de los sindicalistas más cercanos a Fernández. Allí, Nicolás Trotta coordina, junto Virginia García, los 24 equipos técnicos en los que se elabora el plan del gobierno que viene.

En los últimos días, el nombre de Trotta comenzó a sonar como posible ministro de Trabajo y su perfil coincide con varios de los requisitos para acceder al cargo. Abogado de profesión, asumió hace un lustro como rector de la UMET y es un viejo conocido del candidato presidencial, a quien acompañó como funcionario en la Jefatura de Gabinete durante el primer gobierno kirchnerista.

Consultado por Letra P, Trotta aseguró que "la tarea de los equipos técnicos se limita a desarrollar líneas de trabajo que aspiramos a que se conviertan en políticas públicas en el próximo gobierno, pero de ninguna manera trabajamos para proyectar a sus integrantes como funcionarios". Para regocijo de Santa María, su principal impulsor, durante los últimos días sindicalistas de la cúpula de la CGT lo mencionaron en distintas reuniones como quien tiene chances de ocupar la cartera laboral.

El compromiso de Fernández de devolverle la jerarquía de ministerio a la degradada cartera laboral, y la posibilidad de que ese cambio incluya el control de la seguridad social, sumó a la danza de nombres a Claudio Moroni.

Compañero de ruta de Fernández desde hace tres décadas, pasó por la dirección de la AFIP, de la ANSES y por la Sindicatura General de la Nación (Sigen), pero, sobre todo, conoce al detalle la Superintendencia de Servicios de Salud (SSS), donde reportó, primero, junto al ahora candidato presidencial en los noventa y repitió el mismo cargo una década después.

Desde la confirmación de la postulación de Fernández, con muy bajo perfil se sumó a trabajar en su equipo de su máxima confianza, sobre todo aportando su conocimiento tributario para el desarrollo del futuro acuerdo por precios y salarios, algo que hace suponer que tiene un lugar asegurado en el gabinete, con chances en la cartera laboral, o volverá a ocupar la conducción de algunos de los organismos que supo conducir en su extensa trayectoria en la función pública.

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