Tarde en la noche, Roberto llega a la casa. “Voy a darme un baño y me acuesto, estoy muy cansado”, dijo, a título de saludo y despedida.

El secretario general del Sindicato tuvo un viernes extenuante. Participó primero en la reunión de la Intersindical de Trabajadores de EMBOL y luego se mantuvo en el predio donde al día siguiente se inauguraría la primera etapa del centro de recreación de nuestra afiliada.

Amanece. Roberto está mirando el techo. Piensa y piensa. Silvia, su esposa, despierta.

─¿Qué te sucede? —pregunta.

─No sé qué voy a decir hoy cuando me toque hablar en la inauguración —responde Roberto.

─No digas nada, si ya lo has hecho todo —dijo ella con absoluta razón.

En las cuatro hectáreas adquiridas en la margen rural del municipio de Cotoca, a unos 20 km de Santa Cruz de la Sierra, se construyeron una piscina, dos canchas de fútbol, otra de voleibol de arena, sanitarios, vestuarios, entre otras instalaciones.

─Cuando visité “el campo” de FATAGA en Argentina, pensé: algún día tendremos algo similar los trabajadores de Santa Cruz. El sueño se hizo realidad —enfatiza orgulloso.

Roberto es un hombre de pensar y es un hombre de hacer. Habla muy poco, él mira y piensa. Cuando desenfunda alguna palabra es tan oportuno como filoso. “Hay revolucionarios que mucho hablan, y no hacen nada. El que sabe escuchar, es quien avanza”, sentencia.

Cuando terminó el acto inaugural, Roberto se acercó a Pablo Quiroga: “Esta es la primera fase, ya lo invitaremos cuando se construya el centro de reuniones”, y no dijo más nada. Con cariño palmeó su hombro y se alejó en silencio, pensando.

Roberto siempre está pensando… y haciendo también.