Contradicción: cuando Milei reconoció que una indemnización de un juicio laboral que le permitió vivir cuatro años sin trabajar

Contradicción: cuando Milei reconoció que una indemnización de un juicio laboral que le permitió vivir cuatro años sin trabajar

En su libro "El camino del libertario", el presidente admitió haber cobrado una indemnización tras un juicio laboral que le permitió sostenerse durante cuatro años sin trabajar, una experiencia personal que contrasta con su actual impulso a una reforma laboral que busca recortar ese y otros derechos históricos.

En medio del avance del proyecto de reforma laboral que impulsa el Gobierno de Javier Milei —y que amenaza con recortar derechos históricos conquistados por el movimiento obrero— volvió a cobrar relevancia una confesión del propio Presidente que expone una fuerte contradicción entre su discurso y su experiencia personal como trabajador.

En su libro El camino del libertario, publicado en 2022, Milei reconoció haber cobrado una indemnización producto de un juicio laboral que le permitió sostenerse económicamente durante cuatro años sin necesidad de trabajar. Se trata, precisamente, de una de las herramientas que hoy el oficialismo cuestiona y busca eliminar o vaciar de contenido bajo el argumento de que las indemnizaciones desalientan la contratación y perjudican a los empleadores.

La indemnización que le dio “libertad”

Según relató el propio Milei en su libro, la indemnización surgió de un conflicto laboral con una empresa en la que trabajaba. Ese resarcimiento económico le permitió atravesar un período que definió como de “mucha austeridad”, pero también como una etapa de bienestar personal y libertad.

“Eso me permitió dedicarme a estudiar, formarme y desarrollar mi carrera”, explicó el entonces economista, destacando que esos años fueron claves para consolidarse como figura pública y como referente del pensamiento libertario, antes de dar el salto definitivo a la política.

El discurso anti-indemnizaciones

La revelación contrasta de manera directa con el posicionamiento actual del Presidente. Desde su llegada al poder, Milei sostiene un discurso frontal contra las indemnizaciones por despido, a las que define como un “costo excesivo” que rigidiza el mercado laboral y atenta contra la creación de empleo.

En esa línea, el Gobierno impulsa una reforma laboral que apunta a reemplazar las indemnizaciones tradicionales, reducir sanciones por despidos y flexibilizar condiciones de contratación, una agenda que es rechazada de plano por las centrales sindicales por implicar un retroceso en derechos consagrados tras décadas de lucha.

Derechos que ayer sirvieron, hoy se cuestionan

Para el movimiento obrero, el caso Milei es ilustrativo de una doble vara. El Presidente pudo sostenerse económicamente, proyectar su carrera y formarse gracias a una indemnización prevista en la legislación laboral vigente, la misma que hoy busca desmantelar en nombre del libre mercado.

La contradicción también reavivó el debate ideológico sobre la coherencia entre el discurso político y la trayectoria personal de quienes promueven reformas estructurales. En particular, en figuras que reivindican "la meritocracia y el esfuerzo individual" disociado del contexto socio-económico, pero que, en los hechos, se beneficiaron de herramientas de protección laboral que hoy consideran un obstáculo.

Reforma laboral y derechos históricos en juego

En el contexto actual, con una reforma laboral en agenda que amenaza conquistas históricas como la indemnización por despido, la estabilidad relativa y la protección frente al abuso patronal, el testimonio del propio Milei vuelve a poner sobre la mesa una discusión de fondo: los derechos laborales no son privilegios, sino garantías que permitieron —también al actual Presidente— atravesar conflictos laborales sin quedar a la intemperie.

Mientras el Gobierno avanza con un proyecto que promete profundizar la precarización y debilitar la capacidad de defensa de los trabajadores, el pasado reciente del jefe de Estado funciona como un recordatorio incómodo: las indemnizaciones que hoy se quieren eliminar fueron, ayer, una herramienta clave para su propio desarrollo personal y profesional.

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