Las cuatro batallas de la CGT y el camino hacia un nuevo paro general

Las cuatro batallas de la CGT y el camino hacia un nuevo paro general

Hay sensación de triunfo en la central obrera por la caída de la ley ómnibus en el Congreso. Con piedras en la vía judicial, le faltan victorias en los planos gremial y político.

Por José Maldonado

La noticia de la derrota del gobierno de Javier Milei en el tratamiento de la ley ómnibus, devuelta a comisiones en la Cámara de Diputados, generó un clima de triunfalismo en la mesa chica de la CGT. Entre los principales referentes de la central obrera, que multiplicaron en los últimos días los contactos con gobernadores y legisladores para frenar el proyecto una vez que llegara al Senado, la confirmación de que el oficialismo daba marcha atrás fue celebrada como una victoria.

 

Pero la sensación de euforia que ayer ganaba a algunos de los dirigentes gremiales no alterará los planes inmediatos de la CGT. La cúpula está decidida a dar batalla contra el Gobierno en cuatro frentes: el gremial, el judicial, el legislativo y el político. En paralelo, aguardará que termine de decantar el malestar social por la situación económica y el aumento del costo de vida de los trabajadores para recién avanzar hacia una nueva medida de fuerza, otro paro general o una movilización masiva a la Plaza de Mayo, que llegaría recién en marzo o abril.

"Es una victoria importante, pero hay que mantener la calma. La carrera es larga" resumía en la mañana del miércoles un dirigente integrante de la mesa chica cegetista, que en las últimas dos semanas, desde el paro general hasta hoy, está concentrada full time en la estrategia para frenar la ley ómnibus.

 

 

La huelga y movilización del 24 de enero, creen en la central obrera, tuvo un papel importante en la derrota parlamentaria de La Libertad Avanza y el PRO, pero en el marco de una estrategia donde cada uno parece haber jugado su parte. "(Facundo) Manes jugó bien, los socialistas jugaron bien, hasta la izquierda jugó bien, y los nuestros hablando y convenciendo a los indecisos", resumen en la CGT.

El martes, poco antes de que el oficialismo anunciara que el proyecto volvía a comisión, Pablo Moyano, cosecretario junto a Héctor Daer y secretario general de Camioneros, admitía en una entrevista que la conducción cegetista estaba abocada "en ir a hablar con gobernadores, senadores y diputados, con los pocos a los que les queda dignidad, para rechazar la ley". El objetivo era el Senado.

La batalla política de la CGT

El triunfo en el plano legislativo es solo uno de los cuatro frentes de batalla que la CGT abrió contra la administración de Milei y que ahora se centrará en el plano político para terminar de construir una medida de fuerza todavía más contundente que la del 24 de enero pasado.

En el edificio de la calle Azopardo resumen un balance hasta ahora. En el plano sindical, aducen, hay resultados contundentes, por la unidad que vienen mostrando gremios y sectores largamente enfrentados entre sí, a los que la política de Milei parece haber unido, como la cercanía y la sintonía con las dos CTA y sectores de izquierda que se plegaron al paro del 24 de enero.

Marcha de la CGT al Congreso

En el plano judicial también hay noticias que entusiasman a la conducción sindical. Por ahora, el capítulo del DNU referido a las reformas laborales sigue frenado por la Justicia a partir de un amparo impulsado por los gremios. En la mesa chica cegetista hay una lectura compartida en este sentido: creen que cada vez más jueces se le van a "animar" a Milei, poniendo freno a medidas.

La que queda es la batalla más importante, la política, para la que la CGT está decidida a actuar con cautela. Fuera de micrófono, muchos dirigentes sindicales admiten el riesgo de tomar medidas apurados por las circunstancias y por la sensación de victoria tras la caída de la ley ómnibus que muestre a la central obrera como un factor desestabilizante contra el gobierno de Milei.

En el horizonte está la posibilidad de un nuevo paro general, en medio de planteos de otros actores para que la CGT avance en ese sentido. Pero en la central obrera reina la cautela. "No llamamos a un paro por cualquier cosa. El anterior fue contra el DNU y el próximo tiene que ser por la situación económica. Hay que esperar que madure", resumía ante Letra P la situación este miércoles un dirigente de la mesa chica.

Con muchos de sus gremios en estado de alerta y movilización, la CGT cree que la conflictividad social irá creciendo hasta generar las condiciones necesarias para que un nuevo paro general tenga todavía más impacto que el del 24 de enero. En la central siguen creyendo que es en abril, o quizás un poco antes, el momento bisagra. Una inflación que no afloja y el aumento en los precios del transporte y los servicios son los datos claves para ese escenario.

Fue Pablo Moyano quien resumió esta evaluación de la CGT. "Este Gobierno está encerrado en su plan económico que, a la larga, va a estallar. Cuando el laburante no tenga para solventar a su familia y en los barrios populares no haya alimentos, la gente va a salir a la calle", avisó.

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