En azopardo, mientras se marchaban en autos con chofer y vidrios polarizados, se escuchó “acá no se levanta ningún paro porque no había paro anunciado”.
Con la clara intención de poner al establishment de la CGT en la obligación de elegir entre Moyano y la silla en la mesa del “Gran Acuerdo Nacional” (y los -pocos- beneficios de pertenecer), los ministros Dujovne y Quintana más el jefe de gabinete del ministro Triaca -el mangonista Leguizamón- recibieron a la comitiva encabezada por Daer y Schmid en Casa de Gobierno a una reunión que fue desde el principio una emboscada a la cual los emboscados sabían que debían dejarse emboscar.
Si esto no fuera así, habría que preguntarse porque nadie salió a desmentir mientras duraba la reunión o apenas finalizada ésta la usina de rumores que desde los canales oficiosos del gobierno emitían que el planteo de un 5% de aumento sobre las paritarias cerradas al 15% era la oferta para posponer un paro y reabrir una mesa de negociaciones que el propio gobierno cerró hace poco menos de 72hs cuando obligó a UPCN a firmar un 15%.
Del mismo modo, pasar a cuarto intermedio hasta el martes próximo implica dejar al gobierno el escenario despejado para que entre hoy y el inminente inicio del mundial intente un recupero de agenda a partir de su anuncio del acuerdo con el FMI en un triste remedo del “que lindo es dar buenas noticias”(léase https://www.lanacion.com.ar/2141792-macri-califico-el-acuerdo-con-el-fmi-como-un-punto-de-partida-importantisimo )
Otra vez, el pragmatismo de la prudencia se impone en la cúpula cegetista a la cual no puede negarse la razón no explicitada acerca de la capacidad de un paro de cambiar la agenda económica del gobierno (la crisis que enfrenta Macri termina y empieza en su diálogo con los mercados financieros especulativos), pero que una vez más se atrapa en su juego interno irresuelto desde hace largo tiempo y que barrunta sobre la imposibilidad de darse una conducción que ordene una mayoría del movimiento obrero y, por otro lado, la incapacidad de ponerse al frente de una situación social que empeora y que perfora bolsillo y puestos de trabajo de sus representados.
5% le ofreció el ministro Dujovne a la CGT, bastante menos de lo que ofrece en ajustes y ahorros fiscales al FMI.
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