El leve repunte en el empleo medido por el INDEC no tiene correlato en los ingresos ni en la calidad de vida, según un reporte privado.
Los datos de empleo publicados hace una semana por el INDEC, que marcan una leve mejora en el tercer trimestre de 2025 -en relación con el trimestre anterior y con el mismo período de 2024- fueron puestos en cuestión por un informe de la consultora Analytica, que advirtió que la calidad del empleo no se recupera.
El INDEC informó que en el trimestre julio-septiembre último, la tasa de desocupación fue del 6,6%, por debajo de la del mismo trimestre en 2024 (6,9%) y del período abril-junio de 2025 (7,6%), y cerca de la registrada en octubre-diciembre de 2024 (6,4%).
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Para Analytica, esta mejora se basa en la creación de puestos de trabajo caracterizados por la inestabilidad, malas condiciones y bajos ingresos.
Cada vez se gana menos
El reporte advirtió que “la calidad del empleo sigue deteriorándose” a pesar del aumento de ciudadanos empleados”. En este marco, indicó que “el rasgo dominante fue el avance de la informalidad, que pasó de 42,6% a 43,3% de los ocupados en la comparación interanual”
“La reducción del desempleo se dio, así, en un contexto donde el 85% de la creación neta de puestos de trabajo se concentró en empleos más inestables y de menores ingresos”, completó.
El aumento de la informalidad observado en el tercer trimestre de 2025 no fue homogéneo sino principalmente en los trabajadores por cuenta propia.

Empleo y precariedad: en las zonas donde hay más actividad, crece la informalidad.
No obstante, entre los asalariados, la informalidad no se redujo sino que se mantuvo prácticamente estable en la comparación interanual, ubicándose en torno al 36,7%.
Por el lado de los cuentapropistas, la informalidad no solo es estructuralmente más elevada que un año atrás, sino que además se aceleró del 61,9% a 64,9% en un año, consolidándose como la categoría con mayor incidencia de empleo informal.
Desde Analytica consideraron que “lejos de constituir una señal de dinamismo emprendedor, el avance de la informalidad entre los independientes refleja, en muchos casos, la falta de alternativas de inserción en empleos asalariados estables”.
En el análisis por grupos etarios, el trabajo señaló que “la mejora observada en los indicadores laborales no se tradujo en una inserción más sólida para los jóvenes”, al indicar que la baja del desempleo “estuvo explicada principalmente por una baja en la tasa de actividad y no por una expansión del empleo”.
En este sentido, planteó que “la falta de oportunidades laborales atractivas lleva a abandonar la búsqueda de empleo” al remarcar que “los jóvenes siguen siendo el grupo más afectado por la informalidad, con inserciones laborales predominantemente precarias”.
Empleo = precariedad
En cuanto a la realidad de los jefes y jefas de hogar, el informe especificó que “muestran una dinámica más rígida y preocupante”, al detallar que la tasa de actividad se incrementó y “se tradujo en un aumento del desempleo con una suba menor del empleo”.
Acerca de este aspecto, esbozo que “el riesgo es que, dado que los jefes de hogar tienen menor margen para retirarse del mercado laboral y en ausencia de cobertura en el desempleo, tengan una mayor presión a aceptar empleos informales o de baja estabilidad”.
A nivel regional, el estudio exhibió que solo el Gran Buenos Aires y la Patagonia mostraron caídas en el desempleo. En contraste, la desocupación aumentó en Cuyo, el Noreste (NE) y el Noroeste (NO), donde las tensiones laborales persistieron o se profundizaron.
En los partidos del Gran Buenos Aires la desocupación se redujo en 0,8 puntos, pero la alta concentración de cuentapropistas informales en la región refuerza el diagnóstico de que la reducción del desempleo se hizo a costa de un avance en la precariedad laboral.
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