“Mi jefe es un algoritmo”: la inteligencia artificial ya modifica los trabajos y surgen las “IAchangas”

“Mi jefe es un algoritmo”: la inteligencia artificial ya modifica los trabajos y surgen las “IAchangas”

Historias de vida de de quienes tienen una dependencia laboral con las nuevas tecnologías, ya sea para entrenarlas o recibir tareas. Beneficios para los freelance, pero también riesgos y aumento de despedidos. Qué pasa cuando la comunicación diaria es con un bot.

 

Natalí Risso

Si el término “uberización del trabajo” trascendió a los choferes de la plataforma de viajes para aplicarse a otras de delivery, las “IAchangas” que hace Leonardo son una mezcla entre las clásicas ocupaciones temporales y el uso de la inteligencia artificial. En los últimos seis meses, este joven de 35 años complementó sus ingresos como docente entrenando a tres inteligencias artificiales: una de sonido —que tiene más que ver con su profesión de músico—, otra generando prompts y potenciales respuestas sobre peronismo, Malvinas y otros temas para argentinizar a extranjeros que quieren aprender del país, y una última de entrenamiento de voces en español argentino. El caso de Leonardo, que pidió estrictamente cambiar su nombre, al igual que el resto de los testimonios consultados por elDiarioAR, está lejos de ser una excepción.

“¿Está mi trabajo a salvo?” Es una de las preguntas que más crece desde 2023 en las búsquedas globales en Google, según cuenta un artículo de la revista inglesa The Economist publicado en julio de ese año. Y la inquietud no es extraña: un estudio que publicó el FMI afirma que el 40% del empleo global está expuesto —es decir, potencialmente afectado o transformado, no necesariamente eliminado—  a la Inteligencia Artificial, una cifra que trepa al 60% en las economías avanzadas. Y aunque el impacto aún no es masivo, en la Argentina ya hay personas que dependen de algoritmos para conseguir, mantener o perder su trabajo.

“Mi jefe es un algoritmo”, es el rasgo común que encuentra Leonardo entre las tres experiencias de “IAchangas” que realiza. “No sabés bien lo que estás haciendo y, sobre todo, no están las reglas muy claras. No siempre te asignan tareas, las capacitaciones son tutoriales que terminan en multiple choice y, en general, no te comunican cuándo se termina un proyecto: simplemente no hay más trabajo”, explica. “Si haces mal una tarea, o hay alguna falla en el sistema, te pueden bloquear la cuenta y no podés seguir trabajando. A mi novia, que también trabaja en el mismo proyecto, le pasó y hace varios días que nadie le responde por qué. Te dicen que es un trabajo freelance pero te aprietan y te califican todo el tiempo. Es un algoritmo el que determina que tengas trabajo y, por lo tanto, plata”, concluye. 

Además de bannearle la cuenta, a su pareja Gala la IA le cambió las condiciones de pago mientras estaba en el proyecto: “Ya había hecho algunas tareas y me mandaron un nuevo contrato con un valor menor por hora, sin explicación alguna ni posibilidad de preguntar. En un chat de la comunidad alguien dijo que era porque se dieron cuenta que estaban pagando mucho por la tarea”, cuenta a elDiarioAR.

Si te querés contactar con soporte te generan un ticket en el que responde un bot. Hay reuniones semanales pero nadie prende una cámara. Nosotros estamos entrenando voces así que no me sorprendería que sea resultado de lo que es mi trabajo

Leonardo

La paga para trabajar con una IA es, efectivamente, atractiva: “Llegué a hacer 1.300 dólares en una semana de trabajo no muy intenso, y usando un 25% de mi capacidad cerebral”, dice Leonardo. “Voy a seguir buscando este tipo de changas, pero no es un trabajo en el que pueda proyectar”, apunta, ya que aún tiene un empleo en relación de dependencia. Además, advierte: “En solo seis meses ya estoy viendo cómo se vuelve cada vez más precario el entrenamiento”. 

En ese periodo, Leonardo vio cómo el mismo tipo de trabajo —entrenamiento de una IA— se fue transformando en algo cada vez más automatizado y precarizado. “El último que estuve es lo más Black Mirror que viví. La única instancia humana allí son los referentes, gente que se puede ver en su perfil que entró a trabajar ahí hace pocos meses. O sea, podría ser yo. Si te querés contactar con soporte te generan un ticket en el que responde un bot. Hay reuniones semanales pero nadie prende una cámara. Nosotros estamos entrenando voces así que no me sorprendería que sea resultado de lo que es mi trabajo”, relata para admitir que lo suyo puede ser un pensamiento “paranoide”.

Gala, que es psicóloga, se frustró más rápido: “En solo dos semanas me cambiaron de proyecto tres veces y tuve que ver un montón de tutoriales y rendir exámenes para ingresar a cada uno. Después, me bloquearon la cuenta. Invertí mucha energía intentando entender qué pasa. Por más que me viene bien la plata, me dio mucha ansiedad seguir dependiendo de esa dinámica y decidí salir a buscar más pacientes para no volverme loca. Todo bien, no estoy cerrada si vuelve a salir algo, pero no quiero depender de un algoritmo”. 

Los trabajos con IA están expuestos a que si la persona hace mal una tarea, o hay alguna falla en el sistema, el bot le pueden bloquear la cuenta automáticamente. Imagen creada con IAEntrenando a la bestia

Rodolfo y Nahomi también son pareja y, en el último año y medio, recibieron la misma noticia de sus respectivos trabajos: iban a ser reemplazados por una IA. Él es músico y suele buscar ofertas en una plataforma de freelancers. Durante dos años trabajó transcribiendo canciones para subir al cancionero de una app que tiene miles disponibles para tocar con una guitarra. “Era un trabajo precarizado pero con un muy buen pago para el momento del país, porque cobraba en dólares y había una brecha muy alta entre el formal y el informal. Obviamente no tenía aguinaldo, ni días por enfermedad. Pero nunca me quejé, porque me convenía”, explica.

Pero el primer día hábil de 2024 se logueó para empezar a trabajar y tenía un mensaje de uno de sus jefes que decía que iban a reducir al 90% del personal, porque gran parte del trabajo lo iba a seguir haciendo una IA. “Lo arruinaron”, se lamenta. El equipo venía conviviendo unos meses antes con pruebas de esta IA, que tenían que corregir –o entrenar–.

Nahomi trabajaba como soporte interno en una empresa de tecnología, el rubro que más está siendo reemplazado por la IA. “Adaptate o morís”, le dijo su jefe a principios del 2025. Los procesos internos empezaron a automatizarse y, en vez de desvincularla, le dieron espacio a ella y sus compañeras para que elijan en qué parte de la empresa les gustaría estar y aportar. Su panorama cambió, pero sigue con preocupación: “Yo estoy incorporando a la parte de producto, pero la mayoría se paralizó, y algunos se fueron a otros puestos similares en otras empresas. Estimo que les queda poco tiempo, porque va a pasar lo mismo”.

Según un documento publicado por el entonces Ministerio de Trabajo de la Nación en diciembre de 2023, el 54% del empleo formal en el sector privado en Argentina está en ocupaciones donde al menos la mitad de sus tareas podrían ser ejecutadas por una IA. De ese total, se calcula que un 22% de los puestos —más de 670 mil empleos— son directamente sustituibles, sobre todo en tareas administrativas y de soporte, mientras que el 71% podría complementarse con estas herramientas. Aunque en la Argentina no se viven olas masivas de despidos, las empresas ya empezaron a achicar tareas y reorganizar puestos.

Ya no conviene hacer CV súper visuales o con íconos. Eso es para humanos, y cada vez los mira menos gente. La IA que procesa los CV necesita que todo esté bien estructurado y claro

Marco es programador, un rubro históricamente mimado en el mundo tech que está dejando de serlo porque las máquinas se están empezando a autoprogramar. “Cada uno desde su laburo en mayor o menor medida está entrenando a la bestia. La incertidumbre es total”, explica en diálogo con este diario. Nahomi es un poco más optimista: “En los trabajos incluso más creativos te piden que uses GPT para responder más rápido. Ahora bien, si en un año todos los guiones son iguales por ahí esto pega la vuelta y se empieza a valorar la particularidad de cada uno”.

Buscar trabajo en tiempo de IA

Si la tecnología cambia la forma de trabajar, también transforma la de buscar trabajo. En las áreas más expuestas a la IA, ya no alcanza con diseñar un buen CV en Canva. Los algoritmos de recursos humanos leen primero los CV, los ordenan, los filtran y toman decisiones. Y no se llevan bien con los colores, las columnas, ni con los textos difusos.

“Ya no conviene hacer CV súper visuales o con íconos. Eso es para humanos, y cada vez los mira menos gente. La IA que procesa los CV necesita que todo esté bien estructurado y claro. Te lee el perfil y espera que le digas bien concreto qué hiciste y qué querés”, cuenta Martina, que hace poco rehizo su CV con ayuda de Chat GPT.

Martina, que viene del mundo tech pero busca un puesto más creativo vinculado a la escritura, le cargó su CV anterior al Chat GPT, le explicó qué quería hacer y le pidió recomendaciones de empleos. “Me sugirió meterme en agencias creativas, en marketing para videojuegos —que nunca lo había pensado— y en contenido para empresas fintech. Después le pedí que me dijera qué tenía que cambiar de mi CV, y me tiró varias. Por ejemplo, que en el resumen inicial ponga métricas, resultados concretos y es lo que estoy buscando. Porque, de nuevo, la IA busca resultados y palabras clave”.

Incluso el proceso de entrevistas está cambiando con la IA. Hace unas semanas, Martina vio en redes sociales a una diseñadora UX –experiencia del usuario, por sus siglas en inglés– contando que tuvo una entrevista laboral completamente gestionada por un avatar virtual: “Decía que fue re eficiente, que no perdió tiempo y que el bot le hacía las preguntas correctas”, relata. En esta nueva etapa, buscar trabajo es también entrenar y ser entrenado por una IA.

Más allá de los números, la llegada de la IA está cambiando las relaciones laborales, la forma de buscar trabajo y de entender qué es “trabajar”. Hoy las tareas se reorganizan, los empleos se diluyen y las certezas se achican, como dice Marco: “Cada uno desde su laburo está entrenando a la bestia”. Tal vez la cuestión no sea cuánto se va a perder, sino qué capacidad tendremos para reinventar lo que viene.

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