«Yo limito la jornada para que se trabaje menos ¿Para qué? ¿Para ir afuera a hacer qué?», la pregunta esclavista de un referente de la UIA en el debate por la reducción de la jornada laboral

«Yo limito la jornada para que se trabaje menos ¿Para qué? ¿Para ir afuera a hacer qué?», la pregunta esclavista de un referente de la UIA en el debate por la reducción de la jornada laboral

En la Comisión de Legislación del Trabajo, Julio Cordero, cuestionó que «el Estado disponga una norma que entra por la ventana cuando las negociaciones colectivas están abiertas». «Yo limito la jornada para que se trabaje menos ¿Para qué, para ir afuera a hacer qué?», se preguntó. Es uno de los hombres de Paolo Rocca en la UIA.

En el comienzo del debate sobre los proyectos que proponen la reducción de la jornada laboral, Julio Cordero, vicepresidente del departamento de Política Social de la Unión Industrial Argentina (UIA), dejó en claro su postura en contra y se preguntó «¿para qué?» avanzar en este sentido, al tiempo que pidió debatir en el marco de «la realidad y los problemas que tenemos».

En su presentación ante la Comisión de Legislación del Trabajo de la Cámara de Diputados, el representante de la organización que nuclea a empresarios y hombre de confianza de Paolo Rocca se mostró «a favor del diálogo social» y dijo que este debate «es relativo a qué consideramos nosotros que está bien o que está mal, y qué precisamos limitar o fomentar».

«Este debate no lleva 100 años, lleva mucho más. En la religión se dice que el hombre fue expulsado del paraíso y tuvo que trabajar. Entonces, nos preguntamos si el trabajo es un castigo o es aquello por lo cual hemos llegado a donde estamos», expresó.

Cordero defendió que «el trabajo es algo verdaderamente maravilloso» y «la nueva dimensión del trabajo es una dimensión humana».

Y siguió: «La OIT hoy dice que el ser humano es el centro del trabajo, porque frente a las tecnologías no es seguro que haya que limitarlo al trabajo, probablemente haya que ponerle muchísima más dignidad, hacerlo mejor, generar un mejor clima en el lugar de trabajo, y eso no se logra necesariamente limitando la jornada, por ahí es al revés, porque la limitación de la jornada ¿Cómo será?», observó.

En esa línea, continuó: «Yo limito la jornada para que trabaje menos, ¿Para qué? O sea: ¿Está mal trabajar? ¿Estamos en contra del trabajo? ¿Para qué? ¿Para ir afuera a hacer qué?», se preguntó en tono casi esclavista.

«Por supuesto la vida familiar es absolutamente importante, pero esto ya se debatió internacionalmente. El límite dispuesto por la OIT es de 8 horas diarias o 48 horas semanales», añadió el letrado.

El hombre de la UIA continuó su alocución con preguntas sobre si habría beneficios con este cambio. «Si reducimos la jornada sin ningún tipo de reducción salarial, ¿Qué habrá que hacer? ¿Mejorar la productividad en ese tiempo? ¿Qué hacemos, apuramos a la gente a que trabaje más rápido?”, interrogó.

También, se preguntó si «tanto dudamos de las negociaciones colectivas. Porque en las negociaciones colectivas se han establecido jornadas totalmente diferentes de acuerdo a las actividades. ¿El Estado a qué viene? ¿El Estado a qué viene a disponer una norma que entra por la ventana cuando las negociaciones colectivas están abiertas? ¿Por qué no dejamos a la autonomía colectiva? Que nadie puede negar que en Argentina es fuerte y sólida», enfatizó.

Cuando concluyó, la presidenta de la comisión, Vanesa Siley lo corrigió: «En 1935 la OIT cambió su primer convenio de 48 horas y desde 1935 a la fecha determina 40 horas». Cordero negó que así fuera y reitero que «el límite máximo es de 8 horas diarias y 48 horas semanales». «Es el convenio 47, se googleá y se ve», cerró la también dirigente de los trabajadores judiciales.

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