Sueldos sin Ganancias, la bomba que manipula el gremio aceitero

Sueldos sin Ganancias, la bomba que manipula el gremio aceitero

El sector de salarios premium quiere que le paguen el impuesto. Cerealeras espantadas; Trabajo la patea. Miedo al efecto dominó y riesgo de quedar sin divisas.

Por: Facundo Borrego.

 

El sector agroexportador ve, en cámara lenta, cómo empieza a asomar un problema de raíz impositiva que toca los nervios del gremio aceitero, de las cerealeras y del Estado, y que puede derivar en un complejo conflicto nacional. Se trata de un nuevo cuestionamiento al mínimo no imponible del impuesto a las Ganancias, aunque, esta vez, el reclamo es a fondo: el poderoso gremio presiona para que sus salarios queden exentos y que las agroexportadoras se hagan cargo de la deducción por afuera del sueldo. 

Todo comenzó a principios de noviembre cuando el Sindicato de Obreros y Empleados Aceiteros del departamento San Lorenzo de Santa Fe, donde se encuentran las grandes agroexportadoras como Bunge, ADM, Vicentin, Cargill, y Dreyfus desde donde se exporta el 84% de los granos y subproductos, denunciaron un error en la liquidación de Ganancias de 1.700 personas. 

Rápidamente lanzaron un paro de actividades en algunas terminales, lo que evidenció que el descontento en el fondo era por el pago de Ganancias que cada vez asfixia más. Según afirma el sindicato, ya habían solicitado tratar el tema varias veces vía administrativa sin respuesta alguna de las empresas. “Dos semanas antes del paro le dijimos: 'Miren que los muchachos están picantes por el tema Ganancias'”, sostuvo a Letra P el secretario gremial de SOEA, Daniel Succi.

Sin demorar un día, llegó la conciliación obligatoria del Gobierno nacional, lo que sirvió para apaciguar los ánimos, sobre todo de las cerealeras, que se enervan cada vez que le paran la actividad porque un día frenado el negocio significa una sangría millonaria. Así se llegó a una reunión en la Cámara de la Industria Aceitera y Centro de Exportadores de Cereales (CIARA-CEC) con el gremio, pero por una falta de acuerdo en el aforo se suspendió. A su vez le cargan al gremio diferencias internas de conducción, algo que soslayan sus dirigentes.

Ante el estancamiento de la relación, intervino de nuevo el Ministerio de Trabajo de la Nación y pactó un encuentro virtual días después. Allí el gremio planteó, sin vueltas y ante la atónita mirada virtual del Gobierno y las empresas, un reintegro del 100% de Ganancias a cuenta de las cerealeras, es decir, que sus salarios queden exentos del impuesto. Esa es la propuesta de máxima, según reconocieron a Letra P en SOEA.

“Están pidiendo que las empresas cubran completamente, con un bono permanente de por vida, el impuesto, pero es algo que debe resolverse por ley o decreto”, explicaron cerca de las agroexportadoras. Eso mismo argumentó el Ministerio de un saque: se trata de una ley nacional y, como propuesta, aconsejó que impulsen una modificación legislativa, sino, que se arreglen entre las partes. El miércoles habrá una reunión presencial, y el gremio promete insistir en otros ministerios, como Economía, si es necesario.

El SOEA sabe que es muy complicado impulsar semejante modificación legislativa para sumarse a una lista no muy extensa de privilegiados como jueces y diplomáticos, y, además, entienden casi imposible un eventual decreto que los libere del impuesto. Por eso enfilan para el lado de las aceiteras y le gritan un “háganse cargo ustedes que tienen plata”. “Somos trabajadores esenciales, y las cerealeras son las que más aportan al país. Eso deberían entenderlo (el Gobierno). Y en cuanto a las cerealeras, facturaron como nunca este año”, argumentó Succi.

Ganancias y pérdidas

Semejante pedido podría desacomodar la estantería impositiva y generar un efecto dominó, dado que también hay otros sectores con sueldos jerarquizados. De hecho, la Federación Aceitera que representa a personal de otras plantas se anota en ese ranking. La mano de obra aceitera se coloca como la continuación del segmento socio-económico que engendró Camioneros cuando, al calor del gobierno de Néstor Kirchner y la CGT de Hugo Moyano, rompió el techo salarial obrero.

Ahí, quizás, esté el nudo de la cuestión. Según SOEA, a su gente le sacan mensualmente entre 60.000 y 120.000 pesos de impuesto a las Ganancias. Un sueldo promedio con antigüedad de 20 años puede llegar a 250 mil pesos brutos. Además están los extras, bonos y, cuando se suma el aguinaldo, pueden orillar los 700 mil pesos brutos.   

Lo que está detonando es una discusión respecto a la manera de actualizar escalas y mínimos no imponibles con parámetros por debajo de la inflación. Desde el gobierno de Mauricio Macri se calcula en base a la Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores (RIPTE) en lugar del Índice de Precios al Consumidor (IPC). Este cálculo queda en offside porque, a medida que la inflación crezca por encima del promedio salarial general, los tramos son más cortos, y los salarios jerarquizados, como aceiteros, empiezan a tener el problema de que el mínimo no imponible se les queda atrasado rápidamente. 

“Al mismo tiempo tienen que pagar por porcentajes más altos porque sus sueldos aumentan más que la media de toda la economía. Incluso si los aumentos no le ganaran a la inflación, igualmente trepan en las escalas porque se actualiza por el promedio de remuneración”, explicó el director de la consultora P&G, Pablo Olivares. 

Lo que plantea el gremio es que cada aumento que cierran, termina beneficiando más a la AFIP, porque es cada vez mayor el porcentaje que se va en Ganancias. Están ventilando que esta manera de actualizar es distorsiva y puede convertirse en un conflicto crónico. Por ahora, el gremio promete no desistir, las cerealeras no quieren saber nada porque la carga tributaria se trasladaría automáticamente a sus costos -no sólo al haber aumentos sino al actualizarse parámetros- y también sentaría un precedente en otro tipo de demandas. 

En tanto el Gobierno no ve, al menos por el momento, una complicación que llegue a amenazar un tema tan delicado como el ingreso de divisas que provee el sector agroexportador. Pero es preciso recordar que el oxígeno de la economía nacional puede estar en manos del sector aceitero, algo que quedó más de una vez en claro con la puja entre los titanes agroexportadores y el gremio de salarios premium.

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