Vaca Muerte: Ocho trabajadores fallecieron producto de la flexibilización laboral

Vaca Muerte: Ocho trabajadores fallecieron producto de la flexibilización laboral

Impulsados por Macri y acordados con el gremio, los cambios en el convenio colectivo abarataron los costos del sector y pusieron en riesgo la vida de los petroleros.P

En los últimos 15 meses, ocho trabajadores del sector petrolero murieron en Vaca Muerta, provincia de Neuquén. Ocho familias destruidas como consecuencia directa de la flexibilización laboral en el sector. También ocurrieron accidentes ambientales. Según datos de la subsecretaria de Ambiente de la provincia, ente 2015 y 2018 se produjeron 3368 accidentes en el sector de los hidrocarburos, de los cuales el 48 por ciento (1637 casos) ocurrió entre 2017 y 2018. En el período que va de enero a octubre del año pasado se registraron 934 incidentes en el yacimiento mimado de la Alianza Cambiemos. El último ocurrió en Bandurría del Sur (YPF).

El Sindicato de Petróleo y Gas Privado de Neuquén, Río Negro y La Pampa, conducido por el senador nacional del MPN Guillermo Pereyra, convalidó la modificación del Convenio Colectivo de Trabajo impulsada por el Gobierno nacional y las operadoras. El presidente Mauricio Macri prometió en su momento que las adendas traerían “más inversiones” y la creación de “medio millón de puestos de trabajo”, solo en Vaca Muerta. Pereyra, por su parte, le garantizó la “paz social” al firmar un nuevo acuerdo que le impidiera a los trabajadores realizar huelgas, con el objetivo de proteger la “seguridad jurídica”. “Los petroleros no somos agitadores sociales”, había dicho el senador del MPN. 

La estrategia del macrismo, las operadoras y el sindicato fue convalidar el despido de miles de trabajadores en Neuquén, luego reincorporar a una parte de los echados pero bajo condiciones de flexibilización laboral. 

Según el Observatorio del Empleo y la Dinámica Empresarial, que depende la Secretaría de Trabajo (es decir son datos oficiales), entre diciembre de 2015 y el mismo período de 2017, se destruyeron en esa provincia 2437 puestos de trabajo directos del sector de los hidrocarburos. Luego fueron recontratados 1400 trabajadores pero flexibilizados. Para muchos de los nuevos obreros era su primera vez en el sector, un dato no menor. El saldo es negativo por donde se lo mire: entre diciembre de 2015 y el tercer trimestre de 2018 se destruyeron 959 puestos de trabajo, según datos oficiales del Gobierno nacional.

“En Vaca Muerta ocurre un proceso de pauperización bestial de las condiciones objetivas de trabajo. Macri inauguró ese Convenio Colectivo entre 2016 y 2017 como el caso testigo para el resto de las ramas de la industria y si lo comparás con el resto de las actividades, hay cosas atroces: cuadrillas incompletas que pueden operar, trabajo nocturno, modificaciones en el trabajo en altura con fuertes ráfagas de viento. Lo que sucede en Vaca Muerta es la crónica de un accidente anunciado”, sostuvo a PáginaI12 el director de la Revista Latinoamericana de Antropología del Trabajo e investigador del Conicet Hernán Palermo.

Historias

El domingo de la semana pasada, cuando el reloj marcaba las 22.30, Cristian Baeza, un joven de 34 años, cayó a un tanque de combustible de la empresa Pecom (Grupo Pérez Companc), que prestaba servicios para Tecpetrol, la firma del Grupo Techint. Su compañero, Maximiliano Zappia (24), intentó rescatarlo pero ambos murieron. Baeza no era un improvisado; trabajaba en el sector desde sus 20 años, fue “operador de planta de gas durante años, profesional, prudente y buen compañero; actuó como se lo capacitó, con compromiso y pensando en la seguridad como un todo”, escribió su compañera de vida, Sabrina Fagan.

“Cristian terminó dentro de un tanque rudimentario. Sin protecciones, señalizaciones, ni elementos que evitaran este mortal accidente. No había máscaras de oxígeno cerca, sin una escalera interna, sin elementos de rescate a mano”, sostuvo Feliciano Baeza, el papá de Cristian.

–¿No cree que las muertes en Vaca Muerta están vinculadas a la flexibilización laboral y a la falta de medidas de seguridad por parte de las empresas para reducir costos? –le preguntó Página/12 a Marcelo Rucci, intendente de Rincón de los Sauces y alfil de Guillermo Pereyra en el Sindicato de Petroleros de Neuquén.

–Hay que apostar mucho más fuerte a la seguridad. El desarrollo que puede haber en la producción de Vaca Muerta no tiene que ser a costa de la vida de la gente. Evidentemente, en un año y dos meses empezaron a suceder estos accidentes, no es obra de la casualidad, algo está pasando y tenemos que anteponer ante todo la seguridad de los operarios-, respondió Rucci.

–¿Que el gremio haya avalado las multitareas no atenta contra la seguridad?

–En este accidente no fue una multitarea. 

–Pero en general, ¿no se redujeron las cuadrillas y se obliga a los trabajadores a realizar múltiples tareas? –insistió este diario.  

–Hay que ver en qué sector y qué cambio. En algunos sectores hay más gente y en otros hay menos, habría que verlo.

Transcurridos estos hechos Pereyra ensayó una autocrítica y el viernes pasado, luego de una asamblea, su gremio decidió frenar las operaciones en Pecom hasta que se garanticen las medidas de seguridad. Quizás haya llegado tarde. 

César Poo (46) falleció el 4 de febrero de 2018, en Agua Salada, a pocos kilómetros de Catriel, cuando realizaba tareas en un equipo de perforación. El operario era parte del equipo de la empresa contratista Ensign, que brindaba servicios para la firma Tecpetrol.

Julio César Sánchez (37) murió el 22 de mayo del año pasado aplastado por una piedra cuando llevaba a cabo trabajos para el área El Mangrullo, como operario de la firma UGA, tercerizada por Pampa Energía. 

En julio de 2018 perdió la vida Daniel Torres (26), luego de permanecer internado con severas quemaduras; realizaba trabajos para la firma Omega, en Añelo. Y en agosto murió Miguel Ángel Chocala Fernández (35), empleado de la empresa Nabors (Yacimiento de El Chañar).

Mauricio Segura (35) ingresó a trabajar por primera vez en el sector petrolero en agosto de 2018. Desde el punto de vista de la fría estadística, fue uno de los trabajadores que se incorporó al sector luego de los 2400 despidos en la provincia, flexibilización mediante. Tres meses después murió. “Era la primera vez que trabajaba en el rubro del petróleo, cuando yo lo conocí trabajaba en seguridad. El objetivo que se había puesto Mauri era trabajar máximo tres años cosa de poder comprarnos un terreno y hacernos una casa”, sostuvo su esposa Laura Nacimiento en un reportaje publicado por la periodista Laura Loncopan Berti para el Río Negro.

–¿Existe una correlación entre los accidentes fatales y la flexibilización laboral? –le preguntó este diario a Santiago Nogueira, diputado neuquino por Libres del Sur. 

–Estas muertes son muy difíciles de disociarlas de la carrera alocada por reducir los costos de la actividad. La mayoría de los accidentes se produjeron entre los días 10 y 12 del régimen laboral de 14x7 (se trabaja dos semanas de corrido y se descansa una), que son los momentos en los cuales el trabajador está con menos atención, cansado, ya preocupado de volver a su hogar. Y esto tiene que ver con la adenda firmada para los no convencionales. 

Adenda y producción

El problema de fondo no es el fracking como tecnología para extraer hidrocarburos no convencionales. La discusión, quizás, debería pasar por el costo (en vidas y contaminación) de maximizar la producción en el menor tiempo posible. 

Para el catedrático de la Universidad de Alcalá y autor del libro Fracking, vaya timo, Manuel Peinado Lorca, en toda la industria petrolera pudo comprobarse a lo largo de los años que las curvas de ascenso de la producción son seguidas por un breve amecetamiento y luego una caída igual de pronunciada, algo conocido como el “efecto campana”. “En el caso de los recursos no convencionales, ese ascenso y caída será mucho más rápido”, sostuvo en un artículo publicado en marzo de 2018 (Fracking en Estados Unidos: más dura será la caída). Según su análisis, la principal y única sostenibilidad para la explotación de los no convencionales “radica en la burbuja financiera que los sostiene.” Por eso las empresas apuran los tiempos de extracción.

La empresa del Grupo Techint (Tecpetrol) incrementó su producción en Vaca Muerta, en el yacimiento Fortín de la Piedra, un 1048 por ciento al pasar de 237 millones de metros cúbicos de gas en 2017 a los 2722 millones el año pasado. La producción fue sostenida por un subsidio del Estado que equiparó el precio del gas en este yacimiento al costo de importación del gas natural licuado. Por este subsidio incorporado en la Resolución 46/2017 –modificado luego por el Poder Ejecutivo por pedido del FMI–, Tecpetrol debía recibir 4200 millones de pesos por el gas producido el año pasado. 

El gobierno nacional no sólo impulsó la flexibilización laboral en el sector en connivencia con el sindicato conducido por Pereyra y las operadoras, sino que “subsidió” la pauperización de las condiciones laborales con el resultado ya descripto a lo largo de este artículo. 

La adenda al convenio colectivo del sector incluyó la disminución de la cantidad de trabajadores por pozo y cuadrillas, las multitareas, una expresa limitación para realizar medidas de fuerza; se modificaron también las restricciones para trabajar en el montaje de torres cuando ocurrieran fuertes ráfagas de viento (hasta 60 kilómetros por hora). Al momento de firmarlo, las empresas petroleras estimaron un recorte del 40 por ciento en sus “costos laborales”.

“El convenio colectivo para Vaca Muerta es paradójico, es la máxima flexibilización laboral para una actividad que debe tener cuadrillas más grandes, una jornada de trabajo más reducida, quizás haya que pensarlo como trabajo insalubre”, concluyó Palermo.

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