El caso Triaca y la hipocresía de la continuidad

El caso Triaca y la hipocresía de la continuidad

A dos meses el escándalo con su empleada doméstica, permanece en funciones y habla de combatir el empleo informal.

“Haz lo que yo digo pero no lo que yo hago” dice una frase conocida por todos. Así parece pensar el Ministro de Trabajo de la Nación, Jorge Triaca, quien a pesar de haber protagonizado uno de los escándalos más importantes en la era Macri sigue en funciones en la cartera que regula las condiciones laborales en nuestro país.

Esta semana Triaca señaló, en declaraciones a la prensa, que "un tercio de los trabajadores está en la informalidad”, y ratificó así la política oficial de continuar con el blanqueo laboral con “controles e incentivos” a las empresas.

En este marco, el titular de Trabajo admitió que se registraron “mucho los monotributistas”, alcanzando en la actualidad a “un millón y medio de personas”, y agregó que “hay 400.000 empleadas domésticas” formalizadas y otros “400.000 autónomos”.

Quedará para otra columna analizar si los monotributistas deben ser considerados como trabajadores sustentables en el tiempo, por la inestabilidad que presenta en sí la condición laboral y por la carga tributaria que deben afrontar mes a mes. Pero vamos a darle la derecha al ministro y reconozcamos que es mejor que el trabajo en “negro básico”, sin aportes jubilatorios, ni obra social.

Sin embargo, lo que resulta sorprendente es que Triaca no se sonroje al hablar de empleo precario cuando, a pesar de ser el encargado de controlar la formalidad laboral, tuvo una empleada doméstica en negro y luego la “blanqueó” en un sindicato intervenido por su propia gestión.

“Tengo millones de pruebas de que trabajé para él”, dijo Sandra Heredia este miércoles en declaraciones televisivas.

“Ni siquiera puso la cara para despedirme porque me mandó a su cuñado”, recordó la mujer que trabajaba como casera en la quinta que la familia de Triaca tiene en Boulogne.

La ex empleada se refirió al audio que le mandó el ministro de Trabajo insultándola por no estar esperándolo con la silla de ruedas para entrar a la quinta.

Luego, Sandra fue enfática al señalar: “Quiero que Triaca me pida perdón por lo de mi mamá”, quien murió hace una semana y padeció la conmoción mediática que tuvo el caso, según relató la ex empleada doméstica de Triaca.

En los pasillos del poder hay quienes ya se atreven a señalar que la era Triaca ya alcanzó un fin, a pesar que Macri lo ratificó en el cargo, y como el Papa en tiempos medievales, le perdonó “su pecado”, como lo calificó la vicepresidente Gabriela Michetti al escándalo.

Los rumores indican que el hijo del  fallecido sindicalista cumplió el mandato que le asignó el Presidente de la Nación. Logró apartar a los Moyano de la CGT y selló un vínculo de lo más sereno y de diálogo con la inmensa mayoría de los gremialistas que detentan el poder desde Azopardo.

En estos meses la Confederación General del Trabajo elegirá su nuevo titular, tras el fiasco que fue y es el Triunvirato de Héctor Daer, Carlos Acuña y Juan Carlos Schmid. Suena para ocupar dicho lugar el titular de la Unión Ferroviaria, Sergio Sasia.

Como sucede en todos los años donde hay Mundial, mientras Messi haga de las suyas en Rusia, es muy factible que haya cambios y Jorge Triaca deje de ser el Ministro de Trabajo de la Nación.

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