“Detrás de la reforma laboral están los empresarios más salvajes del país”

“Detrás de la reforma laboral están los empresarios más salvajes del país”

El titular de la Asociación de Personal Aeronáutico considera la propuesta del Gobierno “un proyecto peor que la flexibilización de De la Rúa”. La lucha contra las low cost y la salida de Constantini.

En una semana en la que los cinco sindicatos aeronáuticos protagonizaron el primer conflicto gremial desde la contundente victoria electoral del oficialismo, con una agenda marcada por el reclamo de una recomposición salarial por la inflación acumulada durante la gestión Cambiemos, la mesa de gremios aeronáuticos mantiene en jaque los planes oficiales de desembarco de las empresas low cost en el país.

Edgardo Llano, titular de la Asociación del Personal Aeronáutico, recibió a Letra P en la sede de la CTA de la calle Piedras, 12 horas después de finalizada la medida de fuerza que paralizó a Aerolíneas Argentinas y unos minutos después de participar en una reunión de urgencia en la que los secretarios generales de los principales gremios de la central que conduce Hugo Yasky, analizaran el borrador de reforma laboral del gobierno.

"Estamos ante una reforma pre peronista que busca condiciones de trabajo de principios de siglo XX", alerta Llano. Señala que este proyecto, que aún sin presentarse oficialmente ya puso en guardia a las centrales sindicales, está redactado "por los empresarios más salvajes del país" que pretenden, a través del debilitamiento de los sindicatos, destruir las condiciones de trabajo actuales.

El dirigente, confeso seguidor de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, analizó las diferencias entre las gestiones de Aerolíneas Argentinas durante los gobierno kirchneristas y el de Cambiemos, en el que resalta la administración de Isela Constantini que, aseguró, fue desplazada porque "se oponía a la entrega de rutas aéreas a las compañías de bajo costo".

"Hoy somos uno de los pocos gremios, sino el único, que le está frenando al Gobierno su política para el sector" afirma, en relación al retrasado comienzo de operaciones de las low cost, lo que provocó la ruptura del diálogo con el Ministerio de Trabajo.

-¿Cuáles son las primeras impresiones que tienen respecto de la reforma laboral?

-Las iniciativas públicas suelen tener, además de los cambios de fondo, elementos que simbolizan cuáles son sus objetivos. En el caso de la reforma laboral que impulsa el Gobierno, el símbolo es la designación del presidente de la Sociedad Rural, Luis Miguel Etchevehere, al frente del Ministerio de Agroindustria. Ese mensaje es claro, le están entregando el poder a uno de los sectores que más se benefici en esta gestión y es el símbolo del combate a Cristina, que comenzó a menos de seis meses de iniciado su gobierno. ´

-¿Y sobre el proyecto?

-Con respecto al proyecto en sí, el borrador muestra una reforma pre peronista, que apunta a generar condiciones de trabajo dignas de las primeras décadas del siglo XX. No es extraño, porque detrás de ella están los empresarios más salvajes del país. Es una reforma laboral definida por la clase dominante que hoy conduce el país, que busca debilitar a los sindicatos y a darle todo el poder el sector empresario para que pueda disponer como quiera de las normas laborales.

-¿Es aplicable una reforma de estas características?

-El Gobierno corre con la ventaja de los votos que recibió, pero es fundamental el papel de los medios que legitiman el discurso antisindical, sobre todo en temas que van a tener consecuencias gravísimas en mediano y largo plazo. Por eso creo que en algunos lugares van a tener más facilidades que en otros. Van a tratar de venderla por dos o tres puntos que generarían mejoras -permisos para cuidar chicos de cuatro años, ampliación de la licencia por paternidad, etcétera- y que los van a explotar al máximos como si se tratara del espíritu de la ley

"Es fundamental el papel de los medios que legitiman el discurso antisindical, sobre todo en temas que van a tener consecuencias gravísimas en mediano y largo plazo."

-También está el tema de las horas extras.

-Claro. Lo mismo van a hacer con el "banco de horas" que propone el proyecto. Lo van a vender como que en vez de trabajar seis horas vas a trabajar diez, pero te vas a poder tomar dos días más de descanso, cuando en realidad lo que hace es desvirtuar completamente la jornada laboral. La posibilidad de que se implemente esto dependerá de la resistencia sindical y de la dignidad que tengan o no los diputados y senadores, porque estamos hablando de un proyecto mucho peor que la flexibilización de (Fernandode la Rúa.

-Hasta ahora, la CGT insinuó que estaba dispuesta a negociar con la lógica "sector por sector". ¿Cree que seguirá en esa misma línea ahora que se conoció el borrador?

-La clave va a estar en cómo se traduce la frase que dijo el presidente Mauricio Macri, de que existen muchos sindicatos. Una lectura rápida es que sea un mensaje para los grandes sindicatos a los que les dicen "banquen esto y les eliminamos la competencia de los sindicatos con simple inscripción". Hoy estuvimos con (el secretario general del sindicato del Subte, Roberto) “Beto” Pianelli, por ejemplo. ¿Qué haría la UTA si le sacan la personería a ese sindicato? Si no hay un planteo de unidad, nos vamos a acordar de juntarnos cuando esto esté implementado. Estamos en una coyuntura dramática.

-La semana pasada ustedes protagonizaron el primer paro general post elecciones. ¿Qué balance hace de la huelga?

-Logramos un paro que hace muchos años que no se daba con tanta contundencia que incluso afectó los vuelos internacionales, que en la mayoría de las medidas de fuerza funcionan. El mayor acatamiento se dio también porque la empresa sacó un comunicado el día anterior, diciendo que iba a descontar el día y el presentismo y eso provocó que los que tenían dudas se convencieran.

-¿Tuvieron respuesta o gestiones antes o durante el paro?

Desde el jueves de la semana pasada, cuando notificamos al Ministerio de Trabajo sobre el paro, no hubo ningún tipo de contacto. El anuncio lo hicimos para que Aerolíneas pudiera reprogramar sus vuelos, por lo tanto hubo tiempo. Es más, en Trabajo dijimos que estábamos dispuestos a escuchar si alguien se sentaba a hablar. Eso no pasó y habla de la responsabilidad del gobierno porque siempre, en todos los gobiernos, alguien se acerca a negociar.

-¿Cuál es la actitud del Gobierno ante los gremios aeronáuticos?

-Hace dos años entendimos que, más allá de las diferencias políticas o gremiales, lo que venía era peor y no nos equivocamos. La realidad es que hoy los gremios aeronáuticos estamos frenando la política oficial para el sector, algo que no está pasando en otras ramas. Acá hay sectores afectados por la apertura que de las importaciones, como textiles o metalúrgicos, en los que los gremios no se movieron y se perdieron miles de puestos de trabajo.

-Uno de los ejes principales de plan del Gobierno es habilitar las low cost. ¿En qué situación están esas compañías?

-Las empresas de bajo costo no están funcionado hoy. La idea era que en marzo de este año estuvieran volando y hoy no vuela ninguna. Avianca anunció que el 21 de noviembre hacía su primer vuelo, pero le advertimos que si no tienen el convenio listo, al menos los capítulos principales, no van a volar. En diciembre del año pasado fue la primera audiencia pública, entregaron rutas y la única empresa que cumplió con los requerimientos fue Andes, que no era de bajo costo pero se empezó a reconvertir. Empezaron a vender la comida, los asientos o si hacés el check in en el aeropuerto te lo cobran.

-Si comienzan a operar tal y como espera el gobierno, ¿qué consecuencias tendría para los trabajadores?

Las empresas de bajo costo funcionan en circunstancias particulares. Para que se entienda bien: el bajo costo no es para el pasajero, es para las empresas, porque se sostiene en salarios bajos, desprofesionalización del personal, en la compra y venta virtual de pasajes, con trabajadores a tiempo parcial, sin transporte, entre otras medidas. Para los clientes, hay pasajes baratos pero son apenas un 10% del total, pero comprándolos con mucha anticipación. El resto de los pasajeros de ese vuelo son los que pagan esa diferencia porque después te cobran todo, desde la bebida o una manta hasta la comida de los tripulantes. Si nosotros permitimos que esa modalidad se instale precarizando nuestras condiciones, el resto de las aerolíneas van a exigir las mismas condiciones

-¿Y por qué funcionan a nivel mundial?

-A nivel mundial lo que están haciendo estas empresas es evitar a los sindicatos. Pero negocian, por ejemplo, que los que estén afiliados van a cobrar por hora de vuelo y sólo te dejan volar tres veces por mes, lo que no deja nada de plata. Entonces la gente no se afilia o se desafilia para tener más horas de vuelo.

-¿Es factible de aplicar en el país un modelo así?

-Acá la dinámica sindical es totalmente distinta. Las grandes empresas acá tienen transporte propio para el personal, ellos plantean que transporte no. Otro tema que tienen en carpeta es el sistema de capacitación compartido, en el que plantean que la formación te puede servir para otra empresa, tenés que pagarlo a medias. También quieren eliminar el check in en las terminales, eliminando puestos de trabajo. Una de las leyes de nuestra actividad ordena que para poder volar un avión comercial tenés que tener 900 horas de vuelo, ellos las quieren llevar a 200. Todo esto promueve un nivel de precarización del trabajo que este Gobierno está dispuesto a permitir, pero es imposible de aplicar sin violar el Código Aeronáutico.

- ¿Cómo afectaría al convenio del sector una eventual aplicación?

Nosotros tenemos convenios por empresa, lo que pasa es que una low cost en Europa opera en aeropuertos alternativos, que acá no existen. Para abrir destinos, las empresas como Fly Bondi están negociando con las provincias que les otorguen subsidios, lo que pone en desventaja a las compañías que ya están volando a esos destinos.

Acá hay sectores afectados por la apertura que de las importaciones, como textiles o metalúrgicos, en los que los gremios no se movieron y se perdieron miles de puestos de trabajo.

-¿Hubo una propuesta oficial para modificar los convenios del sector?

-En diciembre pasado tuvimos una reunión con el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, en el que expusieron su plan que se llama "La revolución de los aviones", con el que quieren duplicar el mercado de pasajeros de acá a 2019, con la renovación de 22 aeropuertos y la inversión de 23.000 millones de pesos. Nosotros creemos que más allá de la decisión política, es imposible. El proyecto implica la llegada de más aerolíneas y de más de 40 aviones en un país en el que el principal aeropuerto, que es Ezeiza, ya está colapsado de aviones y en el que tenés una falta enorme de tecnología de radares. En Aeroparque, por ejemplo, la reserva de combustible es de un día, porque no hay capacidad.

-Isela Constantini se fue más enojada con sus jefes que con los gremios. ¿Cómo pasó eso?

-Cuando asumió tuvimos mucho prejuicio nosotros, sobre todo por este tipo de gobierno. Lo que hizo que tuviéramos buena relación fue la capacidad de diálogo que tenía y la voluntad para levantar el teléfono. En un año nos juntamos quince veces y eran reuniones en las que se ponían los problemas sobre la mesa y se resolvían. Temas que quizás eran menores pero que venían desde hace años sin atender. Hoy a estos los llamas y no te atiende nadie.

-¿Por ese diálogo la desplazan?

-La rajan porque como titular de la empresa de bandera respetó el código aeronáutico que protege a la empresa. Ella se iba a oponer a la entrega de todas las rutas aéreas, porque como empresa de bandera tenía que hacerlo. Ahí Dietrich le dijo que no podía oponerse y ella discutía que Aerolíneas no iba a poder competir con las condiciones que les quería dar a las bajo costo. Tenía un pensamiento muy parecido al nuestro. Aunque al principio dijo que había que competir, después lo entendió.  

- ¿Y con Mario Dell'acqua cómo es la relación?

-Todo lo contrario. Es una persona puesta por Dietrich, que no decide nada solo, consulta hasta lo más mínimo y cree que sigue trabajando para Techint. Todo el tiempo compara el comportamiento de un trabajador aeronáutico con el de Techint, cuando existen diferencias enormes entre una empresa de producción y una de servicios. En la primera reunión con él le advertimos que, como presidente, iba a ser una persona pública, que tenía que cuidar lo que decía. En la primera reunión con los gerentes dijo que no sabía nada de del sector. En las reuniones gremiales esquiva los temas que tienen que ver con la empresa y cuenta anécdotas de su vida personal.  

-Más allá de las diferencias entre Constantini y Dell'acqua, ¿cuál es el contraste entre la Aerolíneas actual y la del kirchnerismo?

-En ese momento éramos el gremio kirchnerista y lo seguimos siendo. Sin embargo, siempre pusimos por delante la unidad de los aeronáuticos, porque sabíamos que si no nos pasaban por arriba. Los sindicatos no teníamos la puerta abierta con el kirchnerismo. La sensación era que "como ustedes son compañeros pueden aguantar", por lo que no tuvimos una buena relación con la conducción de la empresa, que era Mariano Recalde. Él entendía que como éramos del palo podíamos bancar muchas cosas, pero para nosotros, más allá de apoyar un proyecto político, la defensa de los intereses de los trabajadores está primero. Nosotros tuvimos más relación con Isela en un año que Recalde en siete. De todas maneras, entiendo el rol que le tocó a Recalde, que es mi compañero, pero yo soy secretario general de APA.

-¿Y en términos de gestión?

-Aerolíneas creció mucho con Mariano, pero también es cierto que era porque había una decisión política de Cristina para invertir.

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