La CTA Autónoma ponderó el crecimiento pero alertó que se «fracasó en recuperara el salario real»

La CTA Autónoma ponderó el crecimiento pero alertó que se «fracasó en recuperara el salario real»

A través de un informe del Observatorio del Derecho Social, analizó la paradoja de tres años de crecimiento económico, pero de caída de los ingresos.

Un informe de la CTA Autónoma confirma que este año la economía crecerá por tercer año consecutivo, aunque esto no permitió recuperar el salario real. Así lo confirman los datos recopilados del Observatorio del Derecho Social de la central obrera, que marcó esta paradoja en la actualidad argentina: un crecimiento que recupera lo perdido durante el gobierno de Mauricio Macri y la pandemia, con alta tasa de empleo, pero que sostiene la caída de los ingresos.

«Una economía en crecimiento y un mercado de fuerza de trabajo donde el empleo formal siguió recuperándose no se tradujeron en una mejora salarial», destacó el observatorio, que marcó que «el salario promedio anual de los trabajadores registrados medido por el RIPTE cayó durante los tres años del gobierno de Alberto Fernández y el escenario todavía impide hacer proyecciones para el 2023″. Es más, si se incluye la gestión de Cambiemos, «el retroceso del salario promedio anual se registró en seis de los últimos siete años, con la única excepción de 2017».

El reporte del Observatorio del Derecho Social generó revuelo esta semana porque marca las contradicciones de la economía argentina, cuyo crecimiento generó empleo, pero de bajos salarios, que vienen cayendo hace al menos seis años. En este sentido, se confirmó que «el PBI se incrementó un 10,4 por ciento en 2021, crecerá en torno al 5,5 por ciento en 2022 y, de no mediar una retracción, volverá a subir en 2023 aunque en menor medida».

Esto no se daba desde el período 2003-2008, según el informe, al que tuvo acceso Gestión Sindical. Esto se completa con la mejor la del empleo. «La tasa de desempleo se encuentra en los valores más bajos de los últimos años, la cantidad de asalariados registrados en el sector privado creció de manera ininterrumpida entre enero de 2021 y octubre de 2022, y descontado el crecimiento vegetativo de la población se encuentra en los niveles más altos desde fines de 2019», afirmó la entidad.

Estas son las caras positivas del modelo actual de la economía argentina. Del otro lado, la parte negativa que marcan este proceso es la caída del salario real. “La actual gestión generó los mecanismos para que la economía vuelva a crecer, sin perjuicio de los interrogantes que puedan plantearse sobre la sustentabilidad de este proceso en el mediano plazo, pero fracasó en su objetivo de recuperar el salario real, que siguió deteriorándose año a año, aunque con una magnitud mucho menor a la de 2018 y 2019”, explicó el trabajo.

La razón de este estancamiento salarial “está estrechamente vinculada al aumento de la inflación, que provocó que las negociaciones salariales corrieran permanente por detrás de los precios y que, en el mejor de los casos, pudieran alcanzarlos en los últimos meses del ciclo paritario de cada actividad”.

Además, “la negociación colectiva solo permite discutir colectivamente los salarios de los trabajadores y trabajadoras del sector privado y de una parte del sector público, estando todavía vedada para una gran parte de quienes se desempeñan en los distintos niveles del Estado y de todos aquellos que no están registrados”.

Paritarias

Esta situación, que se agravó en el segundo semestre del año cuando la inflación dejó en evidencia la caída salarial, hizo que se comenzaran a discutir otras alternativas además de las paritarias para compensar el retroceso. Así comenzó la idea de una suma fija para todos los salarios, que debería dar por decreto el gobierno, y que tuvo adeptos y detractores.

Entre los primeros se ubicaron los integrantes del Frente Sindical, la Corriente Federal y las dos CTA, del otro la mesa chica de la CGT y el propio Gobierno, que a pedido de la dirigencia cegetista decidió sostener esa postura, que finalmente se mantuvo.

Pero con los números tan a la vista, la idea volvió a tomar fuerza. Fuentes legislativas le confirmaron a Gestión Sindical que en las próximas horas ingresará al Congreso un proyecto para otorgar a todos los trabajadores un “ingreso de refuerzo”, que permita mejorar los salarios.

Según se supo, no está definido si el pedido incluirá a asalariados registrados e informales o sólo a los primeros. Además, se analiza la situación de los estatales, aunque en muchas jurisdicciones ya abrocharon bonos y refuerzos de compensación.

Otros indicadores

En tanto, para marcar el deterioro salarial, el informe del Observatorio del Derecho Social mostró el deterioro de otros indicadores, como el salario mínimo, las jubilaciones y las asignaciones familiares. En cuanto al mínimo, vital y móvil, se confirmó que “perdió terreno contra la inflación en seis de los últimos siete años, con la excepción de 2021”.

“En diciembre de 2022 se encontraba un 8,3 por ciento por debajo del nivel del mismo mes de 2019, y un 30,6 por ciento debajo de diciembre de 2015. Incluso los incrementos previstos para el primer trimestre de 2023 tampoco generarán una recuperación significativa”, destacó el trabajo.

En cuanto a las jubilaciones, la CTA Autónoma marcó que “la actualización fue inferior a la inflación, lo que en parte fue compensado por la instrumentación de bonos discrecionales que no alcanzaron a la totalidad de los beneficiarios de estas prestaciones y que no se incorporaron a los haberes con carácter permanente”. En el caso de las jubilaciones y pensiones, “en 2022 los haberes previsionales fueron un 9,3 por ciento más bajos que en 2019 y un 27,4 por ciento inferiores a los de 2015”.

Todos estos datos marcan que en este tiempo continuó la progresión regresivamente la distribución funcional del ingreso. En efecto, “la participación de la remuneración al trabajo asalariado sobre el valor agregado bruto pasó del 51,2 por ciento en el tercer trimestre de 2016 al 43,6 por ciento en el mismo período de 2022, mientras que el excedente de explotación tuvo un comportamiento inverso, pasando del 42 por ciento en 2016 al 46,1 por ciento en 2022”.

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