Ley de biocombustibles con previsibilidad

Ley de biocombustibles con previsibilidad

Escribe Gabriel Matarazzo, Secretario Tesorero de la FASiPGyBio.

Frente a la incertidumbre generada a partir de la presentación de la nueva Ley de biocombustibles, consideramos fundamental replantear su formulación desde una perspectiva que priorice a los trabajadores de las PyMEs aceiteras, quienes verán cada vez más difícil o imposible negociar sus paritarias. A ellos, ante todo, corresponde brindarles mayor previsibilidad.

Por eso, tenemos que enfocarnos sobre los problemas que el sector verá incrementados frente a la reglamentación de la normativa. En primer lugar, es pertinente considerar el abastecimiento del aceite, una operación que depende primordialmente del precio y del porcentaje de corte. En un escenario tan cambiante, seguramente, las aceiteras no tendrán manera de saber si las plantas de bio les van a comprar. Los bancos, por su parte, podrán negarse a otorgar financiación ante la falta de garantías de cobro.

Otro de los contratiempos que traerá aparejada la eventual vigencia de la Ley 27.640 tiene que ver con el funcionamiento de las plantas, que se deterioran mientras están detenidas u operando de manera irregular. En este contexto, tampoco resulta sencillo idear un plan de mantenimiento. En consecuencia, no rendirán de la manera esperada, lo que a su vez provocará subas en los costos de producción. Vale recordar que, justamente, los costos fijos están calculados sobre la base de que la planta trabaja al máximo.

Por encima de todo, cabe señalar la realidad acuciante que les tocará atravesar a los trabajadores, sobre quienes, indudablemente, recaerá el peso de todas estas dificultades a la hora de discutir sus paritarias. Es que, hoy en día, las PyMEs productoras de biodiesel desconocen si van a poder cumplir con los incrementos. Sin certezas sobre la viabilidad del negocio a largo plazo, es muy probable que también encuentren problemático retener al personal especializado. Tenemos que evitar este escenario.

Por estos motivos, apremia contemplar cambios que tiendan a restaurar la previsibilidad del sector, con parámetros claros para todas las industrias y empleados que van a estar alcanzados por la implementación de la Ley.

Principalmente, se debe fijar una fórmula que permita prever los precios mes a mes. Del mismo modo, tienen que haber reglas claras para determinar el corte en conjunto con el precio, y pautas precisas que justifiquen la excepcionalidad que representa cada disminución en el corte.

Por último, aunque no menos importante, corresponde remarcar la temporalidad de estas medidas, y la búsqueda de un camino distinto a la reducción del corte como única variable. Siempre, enfocados sobre las consecuencias que puedan generar en el bolsillo de los trabajadores, actores principales de la cadena de producción.

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