Economía vs. candidaturas: la división en el sindicalismo que anticipa la del peronismo

Economía vs. candidaturas: la división en el sindicalismo que anticipa la del peronismo

El acto de Plaza de Mayo y el de Obras Sanitarias a puertas cerradas mostraron las diferencias de forma y fondo en la CGT.

Por Mariano Martín

La conmemoración de la fecha más importante del calendario peronista, el Día de la Lealtad, estuvo ayer signada por las diferencias insalvables entre el kirchnerismo y sus espacios sindicales afines, que reclamaron un cambio en el rumbo económico desde la Plaza de Mayo, y el sector más tradicional de la CGT que exigió espacios en las listas partidarias el año que viene. Sólo unió a ambos grupos la crítica al Gobierno y en particular a Alberto Fernández, aunque también hubo menciones contra Mauricio Macri y la gestión de Cambiemos.

El cisma entre los espacios fue de fondo y forma. La convocatoria callejera, aunque más acotada que otras con el sector de Pablo Moyano como motor principal, remitió al folclore partidario y tuvo como carácter saliente la heterogeneidad del palco: además de gremialistas estuvieron el diputado Máximo Kirchner, referente de La Cámpora, el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, y referentes de movimientos sociales y de organismos de derechos humanos. El acto cerrado en Obras, por su parte, tuvo un sesgo únicamente dirigencial y representó la vuelta a la escena pública del gastronómico Luis Barrionuevo, promotor junto a los otros dos cosecretarios generales de la central, Héctor Daer y Carlos Acuña, del Movimiento Nacional Sindical Peronista que tendrá por objeto reclamar candidaturas.

Ajeno por completo a ambas conmemoraciones, Alberto Fernández hizo su propio acto carente de público en la inauguración de una obra vial junto al ministro de Economía, Sergio Massa, y parte de su Gabinete. El mandatario quiso semanas atrás incidir en el armado del Día de la Lealtad y llegó a acordar en una cena en la quinta de Olivos con los “gordos” de los grandes gremios de servicios y los “independientes” de buen diálogo con todos los gobiernos un acto en la provincia de Tucumán, con el actual jefe de Gabinete, Juan Manzur, como anfitrión. Esa alternativa duró menos de 24 horas y terminó dinamitada con la objeción de Cristina de Kirchner, en primera instancia, y luego con la amenaza finalmente no concretada de Pablo Moyano de abandona el triunvirato de la central por haber sido marginado de la comida en la quinta presidencial.

Hasta entonces la cercanía con el jefe de Estado parecía un objetivo valioso para cualquiera de los sectores internos de la CGT y el propio Alberto se encargaba de mantener un dificultoso equilibrio para contentar a todos con gestos diplomáticos, promesas de asistencia a las obras sociales sindicales (a “gordos” e “independientes”) y muestras de cercanía con Camioneros. Aquel tropiezo de etiqueta en Olivos –que obligó al mandatario a ofrecerle al espacio de Moyano una cena de similares características dos días después- pareció convencer a unos y otros de lo poco fructífera que resultaba la sintonía con el Presidente y de la conveniencia de avanzar cada grupo con su propia convocatoria al 17-O.

En términos políticos la convocatoria que dejó más definiciones fue la de la Plaza de Mayo, con la centralidad a cargo de Máximo Kirchner y una inesperada decisión de Pablo Moyano de no cerrar el acto. Aunque no hubo una explicación oficial este diario pudo saber que el dirigente se encontraba afectado por una pérdida familiar en el entorno más próximo de sus colaboradores. El hijo mayor de Cristina de Kirchner se ocupó de cuestionar el rumbo económico del Ejecutivo e hizo foco en el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Al respecto dijo que el tema “no está resuelto” sino que, por el contrario, a su juicio demandará una revisión integral de los términos del entendimiento. “La Argentina necesita un respiro. Los vencimientos van a ser un ancla para cualquier candidato. ¿Vieron ustedes algo de esa deuda en sus barrios?”, inquirió el diputado al público.

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