Por Luis Autalan

Mientras los signos de estos tiempos atraviesan al país con la paralización de la obra pública definida por la gestión libertaria, la Unión Obrera de la Construcción (Uocra) firmó su acuerdo paritario horas después de haberse declarado en “estado de alerta y movilización”.

Los números que el gremio y las empresas suscribieron abarcan mayo y junio, con el siguiente detalle y siempre a la espera de que la Casa Rosada homologue dicho acuerdo: para el mes pasado se estableció un aumento del 1,2% sobre los básicos de marzo, que incluye un adicional del 1% acumulativo sobre ese valor.

Para junio, mes que comenzó este domingo, se acordó un incremento del 1% acumulativo sobre los básicos vigentes a mayo de 2025. También se pactó el pago de una suma fija no remunerativa de entre $30.000 y $40.000 por mes, según la categoría de convenio. Dichos importes se incrementarán según la zona geográfica y se abonarán en dos pagos quincenales.

El pacto incluye una cláusula de revisión con fecha establecida para otra reunión el martes 17 del corriente, a fin de evaluar las condiciones económicas y analizar posibles ajustes salariales.

El freno a la obra pública, la pérdida de puestos de trabajo, la propia discusión paritaria y la preocupación por la caída en la actividad del sector condicionan esta negociación, bajo el entendido —y no tan tácito— de que “toda paritaria es política”, se diga lo que se diga.

De allí que, como publicó BAE Negocios, la Uocra, a través de su secretario general Gerardo Martínez —quien también representa el área de Relaciones Internacionales de la CGT—, se expresó con firmeza en el marco de la convocatoria de la OIT sobre la problemática de la “informalidad laboral”.

Martínez recordó en ese ámbito que mientras se señala ese fenómeno, su origen radica en decisiones gubernamentales, entre las cuales remarcó, precisamente, la paralización de la obra pública nacional.

“Ya sufriste cosas mejores que esta”

Desde la estirpe de una banda de rock como Los Redondos suele emerger material fértil para analizar, sin atisbos de originalidad forzada, la realidad del país, sobre todo en tiempos de ajuste de salarios y jubilaciones. La canción "Ángel para tu soledad” alude a atravesar momentos difíciles, incluso con una metáfora ligada a obras de cemento, cuando se desliza que “vas a andar esta ruta cuando anochezca”.

La referencia encaja, ya que existen antecedentes en la historia argentina de paralización de la obra pública. Sin embargo, se destaca que la actual, por su magnitud y sustento ideológico, resulta inédita.

Un repaso lleva a 1975, cuando el gobierno de Isabel Perón, tras el denominado "Rodrigazo", frenó la provisión de fondos estatales a la construcción. La inversión se redujo en cerca de un 33% interanual.

Siete años más tarde, durante la última dictadura cívico-militar, en 1982 y con Osvaldo Cacciatore como intendente de Buenos Aires, se paralizó la construcción de autopistas. El freno afectó, entre otras, a la AU-7 y al trazado de la Autopista Central AU-3.

Las huellas no faltaron en 2001, cuando diversas provincias enfrentaron dificultades para financiar obras públicas. Entre ellas, San Juan —durante el gobierno de Alfredo Avelín— detuvo proyectos de infraestructura por falta de recursos.