Industricidio: críticas gremiales y académicas al modelo económico de Milei

Industricidio: críticas gremiales y académicas al modelo económico de Milei

Advertencias sobre el derrumbe del aparato productivo, golpes al núcleo sindical y la estrategia comunicacional oficialista. La CGT, la CSIRA y los foros del trabajo coinciden en la gravedad del deterioro

 

Por Luis Autalan

Dentro del fenómeno que especialistas y gremios definen como “industricidio”, para sintetizar el impacto de la gestión libertaria sobre la producción fabril nacional, se suceden distintas manifestaciones por parte de organizaciones sindicales, foros técnicos y referentes del pensamiento económico. “Nosotros no tenemos dudas de que el escenario actual del país revela un verdadero industricidio”, sentenció el laboralista, docente e investigador Mario Luis Gambacorta. Como antídoto frente a ese modelo, destacó el rol de los sindicatos y las universidades públicas, entre los foros para enumerar.

Gambacorta recordó que en los últimos tiempos ya han desaparecido más de 13.000 pymes, sin señales de recuperación en ese sector. A la merma de pequeñas y medianas empresas sumó el aumento del desempleo y del trabajo no registrado, elementos que agravan la precarización laboral.

Desde miradas que también forman parte de su libro “Para una industrialización con justicia social” —que viene presentando en distintas ciudades del país—, Gambacorta subrayó que la gravedad de la coyuntura no radica en el conflicto laboral entre empleadores y gremios, ya que esa tensión es constitutiva del mundo del trabajo; lo preocupante, sostuvo, es cuando las empresas no encuentran un contexto para desarrollarse.

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“Cuando la mentira es funcional a un proyecto, aparecen estas supuestas verdades sobre el crecimiento”, dijo al referirse a la visión optimista del oficialismo sobre el empleo y los salarios. Luego agregó: “No nos consideramos los dueños de la verdad, pero sí pretendemos ofrecer un proyecto alternativo”. En esa línea, cuestionó el modelo de primarización, extractivismo y supremacía financiera, al que definió como el núcleo de una lógica que deriva en “un industricidio que, a su vez, consolidará una colonia en lugar de un país”.

En esa prédica, elogió el último informe de la Confederación de Sindicatos Industriales de la República Argentina (CSIRA): “Es para destacar el trabajo de estos compañeros y compañeras, que no solo se concreta desde la estructura confederal”, señaló en diálogo con BAE Negocios.

Además, apuntó un rasgo que, a su criterio, define la narrativa económica libertaria: “Analizan la macro, pero los ejemplos los extraen desde lo micro”. Esa operación —sostuvo— “toma un caso individual para construir desde ahí una realidad general”, desdibujando el impacto estructural del modelo económico.

Al ejemplificar el estado de situación de la industria, Gambacorta abordó el derrumbe del aparato productivo, en especial en los sectores de la construcción, la textil y la metalmecánica, en contraste con unos pocos rubros que logran sostenerse. Se trata de actividades vinculadas a la exportación o al capital transnacional, como la agroindustria, la energía (Vaca Muerta), la minería del litio y el software. En el caso de las automotrices, tanto Gambacorta como la CSIRA y el CIFRA coinciden en que el único salvavidas es el mercado externo, “mientras el consumo interno se desploma”.

Respecto a la reacción sindical, el especialista remarcó que existe un movimiento que se incrementa, lo que se expresó tanto en la adhesión al último paro general de la CGT como en las recientes protestas contra la proscripción de Cristina Fernández. “No hay equívoco en afirmar que atacar a la industria es atacar a la soberanía nacional”, afirmó también en una entrevista con El Social Argentino (Radio Gráfica). Y sumó: “Nos quieren convertir en una republiqueta bananera”. En esa ofensiva, advirtió sobre el papel de “la estrategia comunicacional de guerra”, importada de modelos británicos, y recomendó no olvidar que “fueron los sindicatos industriales, del mundo, los que históricamente lograron consolidar el derecho del trabajo y la seguridad social”.

Gambacorta evaluó que la gestión libertaria restringe la actividad industrial y, al mismo tiempo, “le asesta un golpe al núcleo duro sindical peronista”. Lo interpretó como parte de una estrategia ya vista: recordó que Margaret Thatcher sostenía que era necesario llegar al 13% de desocupación para disciplinar a la sociedad.

“Los libros de la buena memoria”

El analista también fue consultado en relación a la renovación de autoridades en la CGT, prevista para noviembre y que incluye la posibilidad de volver a una conducción unipersonal, y a que esa secretaría general recaiga en un sindicato industrial, por caso el titular de la UOM, Abel Furlán, respondió: “Debo decir que lo conozco desde hace años, y me tocan las generales de la ley para hablar de él. Sin embargo, puedo asegurar que se trata de un dirigente idóneo”, sostuvo. Y amplió: “En este contexto, lo que importa es que la relevancia del movimiento obrero debe potenciarse a partir de los acuerdos y la unidad”.

Recordó que antes de las elecciones de 2023, cuando La Libertad Avanza promocionaba su adhesión al monetarismo y a la escuela austríaca, ya planteaban —desde la vereda opuesta— la necesidad de defender dos pilares no negociables: la industria nacional y la justicia social. “Para la ofensiva libertaria, los enemigos están primero en los sindicatos y, en segundo lugar, en las universidades públicas”, sentenció para acotar que entre los objetivos centrales del Gobierno está "detonar" el modelo sindical argentino.

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