Lanzaron OTPro, una suerte de 62 Organizaciones del macrismo para captar a los trabajadores y meterse en el mundo sindical

Lanzaron OTPro, una suerte de 62 Organizaciones del macrismo para captar a los trabajadores y meterse en el mundo sindical

Buscarán adherir en el ámbito laboral a quienes adhieran a sus ideas y representar a independientes y cuentapropistas de clase media. Debutó el 1° de mayo en las redes sociales y realizarán este mes un acto virtual en el que aparecerá Mauricio Macri. Propugnan una asociación entre empleados y empresarios

¿Puede una fuerza política que gobernó cuatro años aspirar a representar a los trabajadores si cuando se fue del poder dejó pésimos índices de inflación, empleo, actividad económica y pobreza? Se puede, responderán en el macrismo.

Es que el partido de Mauricio Macri ya tiene su brazo político-sindical desde donde se propone captar trabajadores que comulguen con sus ideas y representar también a independientes, monotributistas y profesionales que están fuera de la contención de los gremios y de las organizaciones sociales. Se llama Organización de Trabajadores PRO (OTPro), se lanzó el 1° de mayo a través de las redes sociales y sus impulsores preparan para este mes un acto virtual en el que aparecerá Macri para saludar.

Tanto el ex presidente como el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y la presidenta del partido, Patricia Bullrich, dieron su respaldo para la creación de este espacio, que propone “defender los puestos de trabajo y eso hoy implica trabajar junto a las empresas resguardando el empleo, los ingresos y la productividad”, como dice uno de sus primeros tuits.

Lo original de su filosofía, considerando que se trata de un espacio sindical, es que los promotores de OTPro están convencidos de que llegó el momento de que el trabajador y el empresario se deben asociar. Uno de sus representantes lo explicó así: “El concepto no es el de lucha sino el de asociación porque para que haya trabajo tiene que haber empresa, y para que haya empresa los trabajadores van a tener que poner mucho de sí, pero con todo el derecho de decir que una parte de ellos”.

Macri, Venegas y Moyano

¿El macrismo promueve la participación de los trabajadores en las ganancias de las empresas? Por ahora, lo único cierto es que en la agenda de OTPro figuran el futuro del trabajo, el teletrabajo, la situación de los monotributistas, los trabajadores independientes, la seguridad social y la libertad sindical, entre otros puntos sobre los cuales fijarán posición y elaborarán propuestas.

Ya está definido que en las próximas semanas se abrirán representaciones de este espacio sindical del PRO en la provincia de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Corrientes y Jujuy, y además se coordinarán sus acciones con los gobiernos de Juntos por el Cambio y sus proyectos concretos, con los legisladores de la coalición.

En OTPro saben que los malos resultados económicos y sociales del macrismo serán un fuerte impedimento para conseguir el respaldo de muchos trabajadores y por eso contemplan hacer una autocrítica de la gestión, pero mirando hacia adelante: “La realidad no se puede desconocer. Cuando estuvimos en el gobierno quisimos cambiar muchas cosas y no pudimos. Pero no quiere decir que ahora no tengamos otras ideas o que no podamos perfeccionarlas”, dijeron en la nueva agrupación.

Sus impulsores aclararon que no se proponen desplazar a los sindicalistas: “La idea es que aquellos trabajadores sindicalizados puedan trabajar desde OTPro en los gremios, armando listas o integrándose a otros espacios, no compitiendo con la dirigencia actual sino complementándola. Queremos una representación de nuestros valores en los sindicatos”, señalaron.

Ezequiel Sabor, Mauricio Macri y Luis Barrionuevo

En esta nueva organización macrista creen que con la irrupción del coronavirus se tiende a un control más autoritario del Estado sobre las personas y que esto también impacta en las cuestiones laborales. Por eso, convencidos de que “muchos derechos laborales se pueden perder en esta pandemia”, los promotores de OTPro quieren contener a quienes claramente salieron perjudicados en esta cuarentena, como los profesionales y cuentapropistas de clase media que pasaron a la informalidad laboral: “Por ejemplo, la persona que tiene un remís y que no recibe planes sociales, y que incluso no los quiere porque los critica, hoy no llega a fin de mes, es un laburante y nadie se acuerda de él. Nosotros queremos ocuparnos de él y de otros excluidos”.

Esta suerte de 62 Organizaciones del PRO fue una idea de Ezequiel Sabor, ex viceministro de Trabajo del gobierno de Cambiemos al que le pidieron la renuncia luego de la primera marcha que hizo el sindicalismo contra Mauricio Macri, en agosto de 2017, “acusado” de tener buena relación con dirigentes gremiales como Hugo Moyano y Luis Barrionuevo. Había conocido a todos desde la época en que fue subsecretario de Trabajo porteño en la gestión macrista en la Ciudad de Buenos Aires.

Luego de secundar a Jorge Triaca, con quien tenía una relación dominada por la desconfianza, Sabor estuvo tres años al frente de la embajada argentina en México y, una vez terminada su gestión, en diciembre pasado, se convirtió en jefe de Gabinete de la Municipalidad de Campana, conducida por Sebastián Abella, de Juntos por el Cambio.

Sabor, contador de profesión, se especializó en los temas sindicales y laborales desde la gestión porteña, aunque en las filas más ortodoxas del PRO se lo acusaba de tener “demasiado diálogo” con los sindicalistas. Por eso cuando la dirigencia gremial concretó su primera protesta contra el gobierno macrista hubo dos represalias oficiales: le pidieron la renuncia a Sabor y al superintendente de Servicios de Salud, Luis Scervino, un reconocido sanitarista que fue recomendado por la CGT.

Macri y Marcos Peña, en una reunión con la CGT

Ahora, Sabor integra un equipo que lidera el armado de una organización sindical y política que buscará desde el llano lo que no se pudo lograr con todos los resortes del poder a disposición durante cuatro años: ganarse un lugar propio entre los trabajadores.

Macri tuvo un solo militante fiel en las filas sindicales, que fue el fallecido Gerónimo “Momo” Venegas, líder de UATRE, y mantuvo una relación de conveniencia mutua con Hugo Moyano, a quien conocía demasiado de sus años en el gobierno porteño, porque el jefe camionero encontró en él a quien estaba en mejores condiciones de ganarle a su enemiga de entonces, Cristina Kirchner, y le daba garantías de que no pretendía desplazarlo, inventarle competidores, encarcelarlo o arruinarle su expansión económica.

En aquel 2015, como referente en ascenso del antikirchnerismo, el jefe del PRO logró reunir un minisector que conformaban, además de Venegas y Moyano, el gastronómico Dante Camaño y el taxista José Ibarra, entre los principales sindicalistas. Pero Macri mantuvo con ellos una relación que nunca podría haber establecido cualquier dirigente del peronismo, una fuerza política que a lo largo de la historia siempre ha pretendido disciplinamiento más que un mero alineamiento en las filas gremiales.

Macri, posando con trabajadores

Macri, con una concepción empresarial del poder y de los factores que lo integran, buscó un vínculo con los gremios que nunca puso en riesgo el modelo sindical y privilegió la continuidad de los dirigentes de mandato perpetuo y actitudes confiables.

Arrancó su gobierno entregándole al sindicalismo la administración de los fondos de las obras sociales, a través de la presidencia de la Superintendencia de Servicios de Salud, sin pedirle nada a cambio, a diferencia de lo que hicieron casi todas las administraciones, que nombraban en ese puesto a alguien que pisaba los fondos hasta lograr domesticar las rebeldías gremiales.

No ayudó mucho a su imagen en la dirigencia gremial su decisión de rebajar la categoría del Ministerio de Trabajo al convertirlo en una Secretaría. Mucho menos contribuyeron los resultados económicos y sociales de sus cuatro años de gobierno. Ahora, el mayor desafío entre los muchos que debe encarar el macrismo será que OTPro cumpla su objetivo de representar a los trabajadores. Si se puede o no, parafraseando el lema motivador de la militancia, es un interrogante casi imposible de responder hoy.

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