Durante un encuentro informal este jueves entre los principales dirigentes de la CGT —el triunvirato conformado por Jorge Sola (Seguro), Octavio Argüello (Camioneros) y Cristian Jerónimo (vidrio)— y el ministro del Interior, Diego Santilli, se conversó sobre un llamado formal desde la Casa Rosada para negociar la reforma. Santilli, por su parte, aseguró que el proyecto no incluirá algunos de los puntos más polémicos que circulan en el sindicalismo. 

La discusión interna en la CGT no solo estará centrada en la reforma laboral: los sindicalistas también consideran iniciar gestiones con gobernadores para evitar que apoyen en el Congreso un texto que consideran “antisindical”. 

Entre los puntos más rechazados por la central obrera se encuentran: la limitación de la ultractividad automática de los convenios colectivos (es decir, que sigan vigentes hasta que se reemplacen), y la jerarquía dispar entre convenios empresariales vs. los sectoriales, lo que podría debilitar la capacidad negociadora centralizada de la CGT. 

Cristian Jerónimo, uno de los nuevos cotitulares, fue claro: “Estamos dispuestos a sentarnos en una mesa. Nosotros también tenemos propuestas”, aunque advirtió que no negociarían “a ciegas” algo impuesto por el Ejecutivo. 

Desde la central también aseguran que no se cruzarán de brazos si no hay concesiones: el malestar crece ante la posibilidad de que el Gobierno mantenga artículos restrictivos sobre derechos laborales y sindicales. 

La renovación estratégica de la CGT llega en un momento de tensión. El Gobierno estaría evaluando convocar oficialmente a la nueva conducción antes de presentar el proyecto en el Congreso, en un intento por asegurar legitimidad y construcción de consensos.