Radiografía del futuro laboral juvenil: el entorno social y económico condiciona más los planes de los estudiantes que el rendimiento escolar

Radiografía del futuro laboral juvenil: el entorno social y económico condiciona más los planes de los estudiantes que el rendimiento escolar

Un análisis de la OCDE destaca que los adolescentes que provienen de entornos vulnerables tienen menos expectativas de poder acceder a una educación superior, a pesar de obtener buenos resultados académicos

Por Andrea de Lucas

“Me siento segura sobre el futuro, pero también me preocupa. Me da miedo elegir el camino equivocado porque quiero un trabajo que me haga sentir bien conmigo misma”, confiesa Habima, de 17 años, en el último informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) sobre la preparación profesional de los adolescentes. Y es que los jóvenes de hoy se enfrentan a una realidad socioeconómica muy inestable, lo que ha mermado sus expectativas y ha aumentado la incertidumbre sobre qué les deparará el futuro.

Según la OCDE, la brecha entre las aspiraciones de los adolescentes y las necesidades reales del mercado laboral se ha ampliado. A su vez, la organización recalca que la actual orientación profesional y el contacto con las empresas es insuficiente, especialmente para los estudiantes más desfavorecidos y de clases bajas.

El informe, basado en los datos de PISA 2022 y publicado en 2025, analiza la situación de más de 690.000 estudiantes de 81 países, y aclara que el entorno social y económico de los jóvenes es el principal factor que determina sus planes educativos y laborales, por encima del rendimiento académico. Ante esto, la OCDE advierte que la mayoría de los jóvenes no recibe el suficiente apoyo para explorar y comprender las oportunidades laborales que se le pueden presentar en el futuro.

Así, la OCDE señala que el 39% de los estudiantes de 15 años no tiene claro a qué se quiere dedicar en el futuro, porcentaje que aumenta año a año desde el 2000. Además, el 21% de los adolescentes está “descompensado” entre sus expectativas laborales y su trayectoria educativa, porque esperan trabajar en profesiones que requieren estudios universitarios, pero no esperan llegar a completar ese nivel de formación.

Esta falta de alineación está más presente entre los estudiantes de entornos más vulnerables, ya que, a pesar de obtener buenos resultados académicos, tienen menos expectativas de acceder a la educación superior que sus compañeros de familias más acomodadas y con menor rendimiento escolar. Además, quienes provienen de entornos menos favorecidos participan menos en actividades de orientación profesional, y tienen menos acceso a información relevante sobre el mundo laboral.

Sobre esto, el informe también revela que las aspiraciones profesionales de los jóvenes se concentran cada vez más en un número reducido de ocupaciones tradicionales y de alto estatus, como medicina, derecho, ingeniería o tecnología. El 58% de los estudiantes que expresan una preferencia laboral espera trabajar como profesional de ello, un porcentaje que alcanza el 69% entre las chicas y un 72% entre los alumnos de familias con mayor nivel socioeconómico.

Sin embargo, la demanda real del mercado laboral no se corresponde con estas expectativas: en países como Inglaterra, por ejemplo, hay tres veces más estudiantes que desean ser profesionales que los que deberán cubrir esos puestos disponibles en ese ámbito.

La desconexión entre las aspiraciones juveniles y la realidad del mercado laboral se traduce en ansiedad y confusión. “Estoy ansiosa por la vida laboral. Quiero disfrutar de mi carrera y tener unos ingresos estables, pero no sé qué opciones tengo porque no estoy segura de qué profesión elegir”, expresa Bella, otra estudiante de 17 años citada por la OCDE.

El abandono escolar en España

En el caso de España, los datos del Ministerio de Educación recogidos por Funcas, confirman la fuerte relación entre el nivel educativo de las madres y la probabilidad de abandono escolar. En 2024, la tasa de abandono entre jóvenes cuyas madres solo alcanzaron la educación primaria o inferior es del 34%, frente al 2,3% de entre quienes tienen madres con estudios superiores. Además, el 79,9% de los jóvenes españoles de 20 a 24 años ha completado al menos la segunda etapa de secundaria, una gran mejora con respecto a 2014, aunque persisten diferencias de género y regiones.

La OCDE destaca que la participación en actividades de orientación profesional, como ferias de empleo, visitas a empresas, prácticas o entrevistas, está lejos de ser una opción al alcance de todos. Solo el 35% de los estudiantes ha asistido a una feria de empleo, el 45% ha realizado una visita a un lugar de trabajo o ha ido a ver cómo es un puesto de trabajo, y el 35% ha completado unas prácticas profesionales. Estas cifras son aún más bajas entre los alumnos de entornos desfavorecidos, quienes, paradójicamente, son los que más se beneficiarían de este tipo de experiencias.

La brecha de género también persiste en la participación y los resultados de la orientación profesional. Las chicas son menos propensas que los chicos a involucrarse en actividades que las conecten con el mundo laboral, y la segregación por género en las aspiraciones profesionales apenas ha variado en las últimas dos décadas. Por ejemplo, solo el 1,5% de las chicas espera trabajar en el sector de las tecnologías de la información, frente al 11,2% de los chicos, según los datos de PISA 2022.

La incorporación al mundo laboral más tardía de los jóvenes, con una tasa de empleo entre los 16 y los 29 años 15 puntos porcentuales inferior a la de 2007, hará que los que se jubilen en 2065 y que solo hayan podido cotizar 30 años deban compensar sus menores cotizaciones demorando la jubilación hasta los 71 años si quieren mantener el nivel de vida previo.La clave está en más orientación profesional

Para la OCDE, lo más importante es invertir en sistemas de orientación profesional desde etapas tempranas, y que incluyan un contacto frecuente con las empresas. Además, la organización insiste en que la orientación profesional debe ser una prioridad educativa y social, especialmente para los estudiantes más vulnerables. Estar en contacto directo con profesionales y empresas no solo amplía el horizonte de los jóvenes, sino que también les proporciona información fiable y de peso para tomar decisiones bien fundadas sobre su futuro.

Aunque nunca antes tantos jóvenes han alcanzado niveles educativos tan altos, algunos todavía se encuentran piedras por el camino para trasladar ese capital humano al mercado laboral, y la mayoría están entre las clases sociales más bajas.

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