El salario real de los trabajadores no suspendidos cayó en abril pese a la baja de la inflación

El salario real de los trabajadores no suspendidos cayó en abril pese a la baja de la inflación

El índice Ripte, que no contempla los recortes pactados en distintos sectores, mostró estabilidad nominal. Contra diciembre de 2015, el poder adquisitivo se ubica 15,4% abajo. El desplome será mayor cuando se conozca el impacto de las suspensiones

 

 

La coronacrisis impactó de lleno en el conjunto de los trabajadores, incluso los que no tuvieron rebajas nominales en sus cuentas bancarias. En abril, el primer mes completo de cuarentena, el salario real de los trabajadores no suspendidos cayó 1,4% mensual a pesar de la fuerte desaceleración que tuvo la inflación en ese período, de acuerdo con los primeros datos oficiales. La baja se convertirá en un derrumbe una vez que se conozca el efecto de las suspensiones con recortes de ingresos en torno al 25% en el promedio del universo laboral.

La Secretaría de Seguridad Social publicó este jueves el índice de la remuneración imponible promedio de los trabajadores estables (Ripte) del cuarto mes, que registró una suba nominal casi nula del 0,1%. Deflactado por el índice de precios al consumidor (IPC) de abril del 1,5%, esto implica un retroceso del 1,4% en el poder adquisitivo respecto de marzo, que se agrega al retroceso del 2,3% de marzo luego de un primer bimestre de rebote impulsado por los aumentos por suma fija de $4.000 decretados por el Gobierno.

Así, el salario real tuvo una caída interanual también del 1,4% y se ubica 11,2% debajo de diciembre de 2016. Para comparar el poder adquisitivo actual con el nivel previo a la era Cambiemos, hay que apelar a la medición de inflación porteña debido al apagón estadístico del Indec. Así, respecto de diciembre de 2015, el derrumbe es del 15,4%.

Pero el impacto de la cuarentena es en realidad mucho mayor a lo que marca la Ripte. Este índice no incluye al sector informal, donde muchos asalariados se quedaron directamente sin ingresos ante el aislamiento obligatorio para prevenir la expansión del coronavirus o se vieron forzados a aceptar recortes aún mayores que en el sector formal al no contar con organización gremial.

Tampoco contempla el impacto de las suspensiones en el campo formal. Es que este indicador se utiliza como base de cálculo de los aportes impositivos al Sistema Integrado Previsional Argentino. Y los acuerdos sectoriales de rebaja salarial que se firmaron al amparo del convenio entre la UIA y la CGT homologado por el Ministerio de Trabajo, que hoy se prorrogó por 60 días, implica el pago de prestaciones no remunerativas del 75% del salario neto –en algunas ramas es aún menor- que no son imponibles.

Esto torna al dato todavía más preocupante. “Aun en un mes con inflación en baja (el IPC de abril fue 1,8 punto menor al de marzo), el ingreso de los trabajadores que siguieron trabajando retrocedió en términos reales. Si no se empiezan a discutir los acuerdos salariales, este escenario va a seguir empeorando”, advirtió Luis Campos, coordinador del Observatorio del Derecho Social de la CTA Autónoma.

Una primera dimensión del derrumbe salarial de abril se conocerá este viernes, cuando el Ministerio de Trabajo publique la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL) de ese mes, que incluye una medición de la evolución de las suspensiones. El 30 de abril el Indec publicará su índice de salarios, una estimación más completa de los ingresos de los trabajadores bajo relación de dependencia.

El dato completo será clave para conocer el impacto concreto en las condiciones de vida. Por caso, las proyecciones privadas hablan de una tasa de pobreza que podría acercarse al 50% en el primer semestre.

Por lo pronto, la AFIP informó ya que en abril más de un millón de trabajadores dejaron de registrar aportes, una debacle sin precedentes. De ese número, unos 90.000 corresponden a puestos de trabajo perdidos. Es decir que en su mayoría, la falta de aportes se debió a suspensiones o dirctamente a la falta de pago por parte de los empleadores.

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