En declaraciones radiales, el dirigente consideró que hubiera sido un error avanzar con el debate “entre gallos y medianoche” y valoró que finalmente se haya optado por diferir la discusión para permitir un análisis más profundo de la iniciativa. En ese sentido, subrayó el rol que tuvo la CGT en el diálogo con gobernadores, senadores y senadoras para advertir sobre las consecuencias que, a su entender, podría tener la reforma en los derechos laborales.

Solá sostuvo que la central obrera logró instalar el debate político sobre el alcance del proyecto y remarcó que las modificaciones propuestas no garantizan la generación de empleo. “Cambiar las reglas laborales sin un plan de inversión productiva no crea trabajo”, señaló, y advirtió que algunos puntos del proyecto podrían rozar la inconstitucionalidad si se avanzara sin consensos amplios.

El dirigente también vinculó la discusión laboral con la situación económica general y cuestionó el impacto de las políticas actuales sobre las pequeñas y medianas empresas, al afirmar que miles de pymes cerraron en el último período y que los costos impositivos dificultan la creación de nuevas fuentes de trabajo.

Finalmente, Solá reclamó que cualquier reforma de este tipo sea discutida en un marco de diálogo amplio, con participación de los trabajadores y sus organizaciones, y aseguró que la postergación del tratamiento abre una instancia clave para dar ese debate en profundidad.