El próximo miércoles 7 de agosto se realizará una nueva edición de la tradicional marcha por Paz, Pan, Tierra, Techo y Trabajo, impulsada desde 2016 por la UTEP y los movimientos populares.
La movilización partirá de la parroquia de San Cayetano, en Liniers, y llegará hasta Plaza de Mayo, con una convocatoria que este año se amplía de forma significativa: se suman la CGT, las dos CTA, gremios universitarios, organizaciones estudiantiles, feministas y de derechos humanos.
El Consejo Directivo de la CGT confirmó su adhesión a la jornada en una reunión realizada el 21 de julio, y desde entonces se intensificaron los encuentros organizativos. La jornada comenzará en Rivadavia y Cuzco con la tradicional bendición de herramientas, en homenaje al trabajo de las distintas ramas de la economía popular. Luego, la peregrinación recorrerá la ciudad hasta llegar al centro porteño, encabezada por imágenes religiosas y símbolos del trabajo, como cada 7 de agosto.
Mientras tanto, columnas sindicales se concentrarán en Plaza Congreso y se sumarán a la movilización al paso de la peregrinación. El acto final será en Plaza de Mayo.
“Este será el primer 7 de agosto de los Movimientos Populares sin Francisco. Su huella y sus convicciones nos empujan a seguir peleando por una patria sin excluidos ni descartados. Ante la crueldad, la entrega de nuestros recursos y la miseria planificada del Gobierno Nacional, las banderas de Paz, Pan, Tierra, Techo y Trabajo se hacen eco en la lucha de nuestro pueblo”, sostuvo Ramiro “Vasco” Berdesegar, integrante de la Mesa Ejecutiva de UTEP.
A la convocatoria también se sumaron más de 40 agrupaciones estudiantiles, entre ellas La Mella, CEPA, La Cámpora Estudiantil, el Movimiento Universitario Evita, AUGE y el MUC. Además, participarán la mesa de organismos de derechos humanos, el espacio Ni Una Menos y otras organizaciones feministas.
“Este 7 de agosto salimos nuevamente a las calles con fe, dignidad y organización. En medio de un modelo que descarta y excluye, marchamos por nuestros derechos, porque la comunidad organizada es la única esperanza frente al abandono”, expresó Norma Morales, secretaria adjunta de UTEP. “Por cada trabajadora, por cada jubilada que tiene que elegir entre pagar sus remedios o comer, por cada niño que se va a dormir sin cenar, por cada joven sin futuro, por los y las profesionales de la salud y la educación”, agregó.
La lista de adhesiones continúa creciendo. Esta semana se sumaron los gremios universitarios, y el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, también expresó su apoyo. Además, el Frente por la Soberanía, el Trabajo y el Salario —que agrupa a más de 70 organizaciones sindicales— reafirmó su participación en la marcha.
Se prevé que en los próximos días se integren agrupaciones de jubilados y más sectores sociales y políticos. El domingo 4 de agosto se realizará una convocatoria abierta a todas las organizaciones que quieran sumarse a la movilización.
La jornada del 7 de agosto vuelve a convertirse en una expresión amplia del malestar social, pero también de la organización popular. Frente al ajuste, el saqueo y la exclusión, las calles se preparan para una marcha cargada de contenido simbólico, pero también de reclamos concretos: justicia social, soberanía, trabajo digno y una vida vivible para todas y todos.
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