Por la tensión entre Sandra Pettovello y Julio Cordero, Javier Milei evalúa convertir Trabajo en ministerio

Por la tensión entre Sandra Pettovello y Julio Cordero, Javier Milei evalúa convertir Trabajo en ministerio

El ex-Techint que comanda la secretaría inició gestiones. Reclama autonomía para definir políticas. En la cartera laboral niegan cambios. Plan para mejorar la relación con la CGT.

 

Por Francisco Basualdo

El gobierno de Javier Milei evalúa por estas horas la posibilidad de convertir en miniserio la Secretaría de Trabajo, lo que redundaría en un empoderamiento del titular, Julio Cordero. El exdirectivo de Techint busca sumar gestión y poder para encausar la negociación con la CGT y encuentra trabas en el equipo de Sandra Pettovello.

 

La salida de Omar Yasín de la secretaría laboral y la designación de Cordero aceleró los tiempos de una disputa cantada en el Ministerio de Capital Humano que conduce Pettovello. El secretario de Trabajo inició gestiones para que el organismo vuelva a convertirse en ministerio y hacerse de los resortes de gestión necesarios para desarrollar una relación sólida con los principales gremios, una cuenta pendiente del Ejecutivo.

Pese a que en el entorno del secretario desmienten con ímpetu los cambios, tanto en las filas de La Libertad Avanza (LLA) como en la CGT aseguran que el exgerente de Recursos Humanos del grupo que comanda Paolo Rocca, que hasta su designación operó de manera encubierta en la secretaría, busca romper la mediación de Pettovello con el ministro de Finanzas, Luis Caputo, para acordar directamente con él la política salarial. Desde su llegada a las oficinas de Paseo Colón, incluso antes de ser secretario, fue testigo de las dificultades para acordar con el equipo legal de la ministra la concreción de acuerdos laborales o ejecutar políticas habituales de la secretaría.

 

 

Pettovello, que presume de una relación estrecha con Milei, no se mueve un centímetro de las directivas oficiales bajadas desde la cartera económica y, en consecuencia, el equipo de abogados que designó como enlace con Trabajo rebota o patea hacia adelante casi cualquier iniciativa que venga de ese organismo.

A modo de ejemplo, hace dos semanas un sindicalista que asistió a una audiencia en la secretaría laboral para discutir el cierre de la paritaria sectorial se encontró con que funcionarios que responden a la ministra querían desconocer los porcentajes del último tramo de un acuerdo rubricado en noviembre, o sea, con el gobierno anterior.

#EXCLUSIVO | BOMBA

¿Milei se peroniza? Vuelve el ministerio de Trabajo

NOTA

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— Mundo Gremial (@MundoGremial) April 17, 2024La vía política de Julio Cordero

Esa política, sumada al desplome inédito de los ingresos, mantiene cuesta arriba la política de acercamiento que promueve el ministro del Interior, Guillermo Francos, con diferentes sectores opositores y que Cordero hace propia para trazar acuerdos con la cúpula de la CGT y encausar la relación con los gremios.

Un síntoma de la tensión dentro del Ministerio de Capital Humano fue la ausencia de Pettovello en la reunión con la central obrera realizada la semana pasada en el Salón de los Escudos de la Casa de Gobierno, de la que, además de Cordero y Francos, participó el jefe de Gabinete, Nicolás Posse.

En contraste, Caputo exige mantener una pauta salarial del 9% mensual y rechazar la homologación de paritarias como forma de patear aumentos, dos elementos que recalentaron la relación con la CGT y que fueron el motor de que, pese a la reunión de la semanas pasada, la central lanzara una movilización para el 1 de Mayo y su segundo paro general para una semana después.

A diferencia de Pettovello, Cordero cree que es factible encausar la discusión salarial apelando al diálogo y artilugios, tal como lo demostró con el acuerdo sellado con el Sindicato de Camioneros, que después de semanas de negociación redundó en la homologación de la paritaria sectorial. Los funcionarios dialoguistas creen, además, que la restitución del estatus de ministerio podría ser clave para enfriar la relación con la CGT y consolidar un canal de diálogo.

Sin embargo, en la cúpula de la central desmienten que el movimiento se trate de una demanda gremial y señalan que un eventual cambio respondería más a una necesidad política interna que a un gesto hacia los gremios.

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