La CGT abrió negociación con el Gobierno por los fondos de las obras sociales con un asesor en las sombras

La CGT abrió negociación con el Gobierno por los fondos de las obras sociales con un asesor en las sombras

La "mesa chica" de la central obrera se reunió el viernes por la noche en Sanidad con Mario Lugones, socio del "Coti" Nosiglia y Barrionuevo en el "Grupo Güemes" y consejero senior del Gobierno en todas las áreas de salud. 

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MARIANO MARTÍN

La CGT encaminó las negociaciones por los fondos de las obras sociales sindicales con el Gobierno. Fue el viernes pasado en una reunión en la máxima reserva que mantuvo la "mesa chica" de la central obrera con el médico Mario Lugones, presidente de la Fundación Sanatorio Güemes y verdadero mandamás sobre todas las áreas de Salud del Ejecutivo con la bendición de Santiago Caputo. El encuentro giró en particular en torno de la creciente demanda de los sindicatos por un auxilio estatal para la cobertura de prestaciones para sus afiliados que son personas discapacitadas. 

El encuentro se concretó durante la noche del viernes en la sede del sindicato de Sanidad, a cargo de Héctor Daer y con la participación de José Luis Lingeri, el principal referente de la CGT en el rubro sanitario, junto a un puñado de dirigentes. Allí acudió Lugones, conocido como articulador del "Grupo Güemes" que también integran el operador radical Enrique "Coti" Nosiglia y el gastronómico Luis Barrionuevo. Se llevó a cabo en las horas previas a la partida de una amplia comitiva de dirigentes a la sede suiza de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para su conferencia anual.

El encuentro fue una consecuencia directa de la apertura del diálogo con la central sindical que promovió la administración libertaria el 10 de abril pasado con la audiencia en la Rosada de la que participaron la "mesa chica" de conducción, los entonces jefe de Gabinete, Nicolás Posse, y ministro del Interior, Guillermo Francos, y el asesor todopoderoso Santiago Caputo. El consejero sin cargo, socio en la actividad publicitaria de un hijo de Lugones, fue quien tomó en esa oportunidad los mayores compromisos con la CGT y quien estimuló el diálogo concretado el viernes. 

Previo a la cena en Sanidad, Lingeri había entablado un diálogo con Gabriel Oriolo, el superintendente de Servicios de Salud, la entidad estratégica en el reparto de subsidios y reintegros a las obras sociales sindicales. Sin embargo para avanzar en medidas concretas restaba la charla con Lugones, en la práctica el jefe de Oriolo y también del ministro de Salud, Mario Russo. Es la única persona, admiten en el oficialismo, capaz de destrabar en la cima del Gobierno los mecanismos que reclama la CGT. 

En concreto la central obrera reiteró su mayor reclamo de los últimos años: que el Ejecutivo asuma como responsabilidad propia -o distribuya los recursos para afrontarlas- las coberturas de servicios de educación y transporte de los afiliados que son personas discapacitadas. Sólo por esos dos ítems se consumen en la actualidad más de la mitad de los recursos del Fondo Solidario de Redistribución (FSR), que se alimenta de una porción de los aportes de las propias entidades sindicales de salud y que tiene como función el repago de las prestaciones más costosas. 

Durante la gestión de Alberto Fernández la CGT había logrado transferencias directas del Tesoro nacional a las obras sociales con ese fin y la inclusión en el Presupuesto 2023 de un fondo de contingencia de 134 mil millones de pesos. Los dirigentes suelen rezongar que esa administración sólo ejecutó la mitad de esos recursos el año pasado. La conversación con el Gobierno de Milei volvió a situarse en ese punto: la posibilidad de que el Gobierno destrabe fondos que en teoría aún figuran en el Presupuesto -el ejercicio actual es el mismo del año pasado, prorrogado por los libertarios- o asuma como parte de los gastos de sus áreas de Educación y Transporte esas prestaciones. 

Como muestra de buena voluntad, y tal como anticipó El Destape, la "mesa chica" de la CGT aseguró que no marchará institucionalmente al Congreso el día del tratamiento en el Senado de la ley Bases. Lo harán, en todo caso, dirigentes como Pablo Moyano (camioneros), Mario Manrique (mecánicos) o Sergio Palazzo (bancarios) pero no la central como tal. Y que tampoco promoverá un tercer paro nacional. Los gremialistas, de paso, le ratificaron a Lugones lo que también le transmitieron a Santiago Caputo: su predisposición a una reunión con Milei, la primera que podría tener el Presidente con la central obrera desde que arrancó su mandato. 

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