La avanzada libertaria, el desguace del Estado y la coyuntura política motivaron su decisión. Norberto Di Próspero irá por un nuevo mandato en APL, tras haber evaluado su retiro. Con emotividad, reconoció que su decisión implica “cuatro años menos de vida”
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Norberto Di Próspero ingresó a la sala de reuniones, a metros de la oficina principal de APL, con un semblante asimilado al de un principiante. Entusiasmado y con ansias, pero también con el rostro de un dirigente de fuste y vasta experiencia en la conducción de un gremio probablemente de los más politizados de todos. Las elecciones nacionales de la Asociación del Personal Legislativo –APL- están a la vuelta de la esquina, como también lo está el Congreso argentino de la sede sindical.
El 19 de agosto, los afiliados y trabajadores/as del Parlamento Nacional, en cada una de sus sedes en todo el país, volverán a dirimir su conducción en las urnas. Di Próspero había decidido apartarse, hacer un paso al costado y encontrar en la familia la tranquilidad que desde 1984, cuando trabajaba en la Biblioteca Nacional, amaga con abrazarlo. Pero las elecciones nacionales del 2023, que dejaron a un presidente inaudito como Javier Milei en la Casa Rosada, cambiaron los planes del experimentado conductor legislativo. Al menos, un round más.
“Feliz”. Así define Di Próspero el momento en que este proceso lo encuentra. APL pone sobre la mesa una elección nacional que enfrentará dos listas, y Norberto se coloca a disposición de su gremio muy a pesar de lo que dejó en el camino.
“Deje salud, familia, resigne muchísimo”, admite, y reconoce que su trabajo lo hizo “un padre ausente” para con sus 5 hijos, uno de ellos de muy temprana edad, a quien define como “el hijo de la vejez”.
Va por un nuevo mandato, lo que implica según su médico personal, “cuatro años menos de vida”, y se sincera ante las variantes que impone el paso del tiempo y la biología. Pero un título definió su decisión: “No puedo abandonar a mis compañeros y compañeras en este momento”.
Visiblemente conmovido, Di Próspero repasa una gestión que tiene más de 20 años, que supera “63 paritarias”, y con la compleja tarea de los permanentes cambios de patrones y patronas. Debatirsalarios con vicepresidentes de la Nación le agrega barro a cualquier negociación, y cuando se trata de espacios políticos que transforman la Justicia Social en un océano de lejanía, el debate se vuelve más áspero.
Polideportivos, hoteles, centros de recreación, programas sociales y de capacitación, apertura a las áreas de género y diversidades, el cupo trans, junto a la ciencia y a la tecnología; la creación de la federación de trabajadores del ámbito legislativo y la inmersión dentro del mundo internacional, siendo miembro de la Internacional de Servidores Públicos. Todo fue parte de una gestión que intentará darle al legislativo una nueva etapa.
¿Por qué? “Por la coyuntura política, este año y medio fue muy difícil”, reconoce. Dice que no quiere “salvar la ropa de dirigente” y que “prefiere pagar los costos”. De todos modos, “algunos putean de mala leche”, se defiende. “Yo lo que hice fue con amor y resignando todo, hasta la salud”, insiste.
Por fuera del gremio pasan cosas. La “coyuntura” a la que se refiere Di Próspero se llama Javier Milei y se enmarca dentro de un proyecto político que sorprendió a todos.
La Libertad Avanza, de la mano de Milei, Toto Caputo y Patricia Bullrich parece arrasar con lo que durante la historia se creyó eran derechos inalienables, indestructibles y permanentes. “No estábamos preparados para esto, pero miedo no tengo, sino me compro un perro”, ironiza.
“Yo leo a la otra lista, que hablan `vamos a ganar por goleada`, esto no es un partido de futbol, es una elección donde se define quien va a tener la capacidad para seguir palando lo que no pudieron hacer hasta ahora, cerrar distintos sectores del Congreso, que no echen a nadie”, enumera diferenciándose de su competencia y en sus palabras se expresan más de 40 años de dirigencia sindical. “No propuso nada, una alternativa, a lo que supuestamente hicimos mal, estamos haciendo mal. Hoy hacer política es descalificar y putear”, lamenta.
“Quiero dejar el proyecto”, resume como el próximo último gran logro a conseguir.
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