La radiografía, elaborada por BAE Negocios, exhibe un panorama dramático: el cierre de la planta de Whirlpool en Pilar —que dejó 220 operarios despedidos— revela la magnitud del ajuste. 

Industrias en crisis y fábricas paralizadas

Entre los sectores más afectados figuran autopartes, electrodomésticos, textil, calzado y comercio.

El 26 de noviembre, la fábrica de ollas y cacerolas Essen (Venado Tuerto, Santa Fe) despidió a 35 obreros. Ese mismo día, la firma tucumana PanPack cerró sus talleres, desvinculando a 80 empleados. 

El día anterior, la productora de alternadores DBT (también conocida como Cramaco), en Sastre (Santa Fe), suspendió al 90 % de su plantilla —unos 35 trabajadores. 

En Monte Caseros (Corrientes), la compañía textil TN Platex cerró su línea de confección deportiva, afectando al 50 % de sus empleados: 20 puestos perdidos. 

Sectores históricos como la metalmecánica y la manufactura también sucumben: la autopartista Dana cerró su planta en Naschel (San Luis), dejando 50 trabajadores sin empleo.  Concurrentemente, fábricas de calzado como Vulcalar y textiles como Luxo, ambas en La Rioja, despidieron a 80 y 40 operarios, respectivamente. 

Comercios y distribución: también en la cuerda floja

El impacto no se limitó al corazón industrial. Comercios minoristas y locales de retail también cerraron puntos de venta: la cadena Frávega clausuró su sucursal de Temperley, sumando al menos un centenar de despedidos. 

Un ciclo de vulneración del empleo y las regiones afectadas

Expertos y sindicatos advierten que noviembre fue uno de los meses más críticos desde la pandemia para la industria nacional, con decenas de plantas cerradas, suspensiones prolongadas y transferencias de empleos entre sedes, generando inestabilidad estructural. 

En varios casos, las firmas justificaron las medidas invocando una fuerte caída en la demanda local, el avance de las importaciones y la retracción del consumo interno.