La CGT define su nueva conducción en pleno avance de la reforma laboral: tensión entre diáloguistas y confrontativos

La CGT define su nueva conducción en pleno avance de la reforma laboral: tensión entre diáloguistas y confrontativos

La CGT entra en una semana clave. Este miércoles, la central sindical elegirá a su nueva conducción en medio de un escenario económico y político muy complicado y con un dato que nadie oculta: hay ruido interno y el riesgo de fractura está sobre la mesa.

El debate central pasa por el perfil que deberá tener la central frente al gobierno de Javier Milei y a la reforma laboral que se cocina en el Congreso.

El sector más dialoguista, integrado por los grandes gremios conocidos como los Gordos e Independientes, apuesta a mantener el tono negociador. Un dirigente de ese espacio señaló que “la unidad es fundamental en este momento y el camino debe ser el diálogo responsable”. Ese perfil los mantuvo este año alejados de medidas de fuerza nacionales, apostando a interlocutores como el ex ministro Guillermo Francos, con un resultado pobre: apenas un lugar en el Consejo de Mayo.

Del otro lado, se consolidó un bloque que quiere un perfil más combativo. Lo encabezan gremios industriales como la UOM y Smata, a los que se sumaron sindicatos del transporte como los ferroviarios y los pilotos. También se acercaron sectores de la UTA y espacios que responden a Luis Barrionuevo. Allí aparece Abel Furlán como referente visible.

La bandera principal de este grupo es frenar la reforma laboral. “No hay un solo artículo que sea favorable para los trabajadores”, advirtieron, y plantean que la CGT debe estar “en la calle y marcando límites”. Desde Aceiteros, su titular Daniel Yofra fue más lejos: “Es momento de construir un frente sindical independiente de los partidos políticos que nos permita enfrentar a un gobierno de patrones”.

Este sector también impulsa que la CGT vuelva a tener una conducción única, aunque aclaran que no es un punto innegociable. Para ellos, lo imprescindible es acordar un programa común con objetivos concretos: defensa del empleo industrial, salario, producción y un modelo de país que no esté centrado en el ajuste.

El gremio de Camioneros, históricamente clave en definiciones de peso, todavía no mostró cartas. Su posición podría inclinar la balanza en uno u otro sentido.

A tres días del congreso, el tablero muestra dos caminos: una unidad que mantenga el esquema actual o una unidad con perfil confrontativo. Y si no hay acuerdo, hay tres escenarios posibles: seguir como está, fractura y nueva central, o un cuarto intermedio para estirar negociaciones.

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