La medida de fuerza tuvo alto acatamiento según Ctera y Sadop, los gremios que la convocaron para exigir que el Gobierno llame a la paritaria nacional y aumente la inversión en educación. Las clases comenzarán normalmente mañana en la mayoría de los distritos.
El ajuste sobre los salarios, el cierre de escuelas, el desconocimiento de la paritaria nacional, los recortes en la entrega de las netbooks y la no distribución de libros, la baja de sedes del Plan Fines, la amenaza sobre las jubilaciones. Al temario del paro docente de 48 horas iniciado este lunes, en el comienzo de las clases, podrían agregarse varias líneas más. La Ctera –principal confederación docente del país– y el Sadop –de los docentes de colegios privados– las plantearon ayer al realizar una marcha y una huelga que, en el caso de las escuelas públicas, continuará durante esta jornada. “El Gobierno no invierte lo que tiene que invertir en educación”, resumió Roberto Baradel durante la jornada de protesta de los maestros. El inicio de las clases quedará normalizado así recién el miércoles, aunque en un panorama poco alentador que promete nuevos paros, ya que en la mayoría de las provincias los gobernadores mantienen propuestas salariales con el techo del 15 por ciento fijado desde la Casa Rosada. Un número que está por debajo de todas las expectativas de inflación anual, incluida la del Banco Central, que la fija en un 19,8 por ciento.
Como en todos los paros docentes, el grado de adhesión fue estimado en forma totalmente dispar. Para Ctera se cumplió en un 85 por ciento. La gobernación bonaerense, en cambio aseguró que hicieron huelga sólo 47 de cada cien docentes, es decir que sostuvo que la mayoría fue a trabajar. A nivel nacional el ministro de Educación, Alejandro Finocchiaro, dijo que la adhesión fue baja y que hoy lo va a ser más. Para desalentar la protesta, hay una batería de descuentos puestos en marcha por las autoridades: del día no trabajado, de los ítems por presentismo, de premios como el que pagó el viernes la gobernación bonaerense, de 4500 pesos, a los docentes que no adhirieron a medidas de fuerza durante el año pasado.
Así y todo, ayer, en el primer día de conflicto del año, el esfuerzo de Cambiemos estuvo puesto en desacreditar a los gremios: mientras las organizaciones de los maestros reclamaban por más inversión educativa, Mauricio Macri y el ministro Finocchiaro acusaron a la Ctera de haber manejado la educación pública durante los últimos años (en alusión a los del kirchnerismo) y de haber bajado su calidad.
“Estamos con problemas graves porque la calidad (de la educación) no es la que todos soñábamos”, dijo el Presidente al inaugurar las clases en una escuela de Corrientes. Finocchiaro acusó a la Ctera: “Ellos tuvieron el control de la política educativa y el resultado se ve en las pruebas Aprender”. Luego, cargó violentamente contra sus dirigentes: dijo que ni su titular, Sonia Alesso, ni Roberto Baradel dieron clases sino que “fueron preceptores”. Y que lo que buscan es “conservar sus privilegios”: “Se han vuelto conservadores porque no han entendido para dónde va el cambio”.
Sólo siete
Más allá de la nueva ofensiva sobre los dirigentes, en 17 de los 24 distritos del país no empezaron las clases. Ya que la medida de fuerza se realizó sin asistencia a las escuelas, los docentes expusieron sus reclamos con una serie de marchas, la principal de ellas en la Ciudad de Buenos Aires, hasta la sede del Ministerio de Educación nacional.
“Le decimos al Gobierno que no vamos a aceptar que nos pongan de rodillas. No nos callamos, no consentimos, no vamos a firmar ninguna cosa en contra de los trabajadores y el pueblo”, subrayó la titular de Ctera, Alesso, desde el escenario montado frente al ministerio.
Los docentes responsabilizan a Macri y a Finocchiaro por el conflicto. Básicamente, por la decisión de desconocer la paritaria nacional, prevista por la Ley de Financiamiento Educativo. Ese ámbito de negociación funcionó desde 2008 hasta 2016 como el espacio donde los gremios y las autoridades acordaban un piso salarial para los maestros de todo el país, y establecían los montos de dos fondos nacionales, uno Compensador –para garantizar que las provincias más pobres puedan pagar el piso salarial– y otro de Incentivo Docente –que se reparte de manera igualitaria entre todos los maestros del país, para mejorar sus sueldos–. En 2016, durante el primer año de la gestión de Cambiemos, la paritaria nacional se realizó, fijó un piso salarial, destinó recursos a esos dos fondos y facilitó que los gobernadores estuvieran desahogados para acordar los salarios docentes, provincia por provincia. Pero a partir de 2017, el gobierno nacional desarmó la paritaria nacional. Este año la eliminó por decreto.
El resultado fue que los docentes vieron caer el poder adquisitivo de sus salarios. Dos análisis de consultoras no oficialistas –CEPA y Cippec– coinciden en que los sueldos de los maestros tuvieron una pérdida de entre 1600 y 1300 pesos en los últimos dos años. El techo del 15 por ciento fijado por Cambiemos en las paritarias de este año –pese a que el propio BCRA estima una inflación del 19,8 por ciento– amenaza con agravar esa caída.
En la marcha al ministerio, el titular de la CTA, Hugo Yasky, contestó las acusaciones del Gobierno. “Hablan de estadísticas oficiales, que supuestamente demuestran que la Argentina en términos educativos está atrasada, que está lejos del nivel del primer mundo... En América Latina, la Argentina es el país que tiene el índice más alto de matriculación escolar”, señaló el dirigente, docente él mismo. Yasky añadió que “este el país que tiene el índice más alto de desarrollo social, y eso incluye a la escuela pública; es el país que tiene la mejor calificación de su fuerza de trabajo y eso incluye a la escuela pública.”
Cómo seguirá el conflicto depende, en parte, de qué pase en las próximas reuniones paritarias provinciales. Hay gremios locales que tienen votadas medidas que exceden las 48 horas, otros que esperarán recibir mejores propuestas, mientras que en provincias como Jujuy, donde se ofreció un 5 por ciento de aumento, se ha dictado una conciliación obligatoria. Anticipándose a que no se presenten propuestas salariales superadoras, Baradel adelantó que la semana próxima podría definirse la continuidad de las medidas de fuerza. “Si no tenemos novedades, volveremos a convocar y decidirán los docentes”.
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