La movida la encabeza la poderosa Federación de Aceiteros, que en soledad podría causar pérdidas de US$ 100 millones diarios. Hasta el momento, se sumaron los estatales combativos de ATE, los aeronáuticos, docentes de distintas provincias y trabajadores de las universidades. El plan es concentrarse en las necesidades laborales, con eje en los salarios, y esquivarles a los condicionamientos de una participación partidaria.
Ariel Maciel
La crisis económica, que generó el hundimiento del empleo formal, sumada a las tensiones que surgen de la “batalla cultural” desatada por el Gobierno, con foco en los sindicatos, desempolvaron un viejo anhelo de conformación de un frente gremial,de perfil combativo y alejado de alineamientos partidarios. La cabeza de ese proyecto está en las organizaciones de trabajadores con mayor poder de fuego en los pocos sectores dinámicos que eligió la gestión libertaria para la generación de riquezas, hecho que encendió las alarmas entre los empresarios y en el propio Ministerio de Economía, porque podrían convertirse en un foco de incertidumbre en medio del tímido crecimiento que, por ahora,sólo avizora la Casa Rosada.
Con el grueso de las actividades productivas a la defensiva, ante el plan antiinflacionario basado en la recesión, que provocó parálisis ante el temor de una sangría mucho mayor en la industria, la construcción y el comercio, un grupo de sindicatos se envalentonó para dar la discusión “cultural” con medidas de fuerza que impacten en la recaudación económica, en la tranquilidad de los medios de transporte y hasta en las aulas universitarias. Uno de los involucrados es la Federación de Aceiteros y Desmotadores, que en una sola jornada de lucha en los veintidós puertos del país tiene la capacidad de paralizar un flujo de US$ 100 millones diarios, más el retraso del ingreso de divisas de la exportación, señalaron fuentes empresarias a PERFIL. Cifra que alcanza para poner los pelos de punta a los administradores del sector privado y del público. A eso, se le suma el desprestigio que cultivó el Gobierno con la rebelión universitaria o el malhumor de la clase media-alta por los paros en los vuelos de aviones.
Sucede que en un plenario que organizaron los aceiteros en el centro porteño, un grupo de dirigentes de distintos sindicatos convocó a la organización de un frente gremial de “resistencia” ante el gobierno de Javier Milei. Allí se juramentaron: resistir con huelgas y protestas a los avances “contra el salario y los derechos laborales”. Si bien el centro de las críticas fue la administración libertaria, también se deslizaron reproches a los gremios dialoguistas, a los debates partidarios en medio de la crisis económica y salarial, y a la falta de decisión política para enfrentar el desgaste de la imagen del sindicalismo. Entre los dirigentes combativos estuvieron el jefe de los aceiteros, Daniel Yofra, el líder de ATE, Rodolfo Aguiar, y el aeronáutico de APLA y de Aerolíneas Argentinas, Pablo Biró. El contexto fue el 73º Congreso Nacional Aceitero y Desmotador, que se realizó en el Club Español, ubicado a pocas cuadras de la Casa Rosada. El primer paso se dio en el plenario nacional que se había realizado hace poco más de tres meses en la ciudad santafesina de San Lorenzo. El cónclave sindical de esta semana confirmó la unidad aceitera, con la presencia del titular del Sindicato de Obreros y Empleados Aceiteros de San Lorenzo (SOEA San Lorenzo), Daniel Succi, y congregó además a otros gremios en lucha, como los trabajadores universitarios, docentes de distintos puntos del país y hasta los aeronáuticos, que por estas horas reciben el hostigamiento del Gobierno con despidos por protestas.
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“Hay que organizar al movimiento obrero, organizar la bronca. Convocar a los trabajadores y trabajadoras, a la familia, amigas y amigos para que entiendan que hay dirigentes de sobra y, dentro de poco, vamos a armar un frente sindical que no va a poder parar ningún gobierno”, arengó Yofra, en el cierre de un encuentro que fue tomando temperatura, a medida que se compartían las experiencias de los distintos espacios sindicales. El objetivo es armar un plan de expansión de la organización gremial, que permita “saltear los límites que los propios sindicatos se imponen”, ante los ataques de la “batalla cultural” que promueve el Gobierno nacional, según dijeron a PERFIL fuentes sindicales.
¿Se reedita un frente de unidad sindical? Esas mismas fuentes confesaron que “la celeridad con que el Gobierno rompió derechos y estructuras del movimiento obrero” permitió una respuesta “más ágil” de los sectores combativos, que suelen estar marginados de las conducciones centralizadas en las CGT y en las CTA. De hecho, en las últimas horas se comenzaron a fomentar encuentros con perfil bajo entre los dirigentes de los sectores que representan a sectores dinámicos de la economía, como el caso de los aceiteros –un complejo agroindustrial exportador– con referentes gremiales nacionales con poder de elevar la voz entre los gordos cegetistas.
La incomodidad de los jefes tradicionales de los gremios más poderosos del país no es por reclamos sobre la democratización de las conducciones, sino por la dependencia con las estructuras partidarias de la política, principalmente vinculadas con el peronismo. “Está muy bien el interés de la política en las internas del peronismo, pero los que tenemos responsabilidad sindical, primero tenemos que tener unidad en la calle y después construir la victoria electoral”, reclamó Aguiar, que representa al ala más crítica de los trabajadores estatales.
El sector combativo de los gremios reclamó un “acuerdo programático” y contrapuso con la “unidad para ganar circunstancialmente una elección”. Hubo tiros por elevación a los dirigentes que “especulan con el retorno de un gobierno peronista, como una única salida de la crisis”. “No podemos poner la cabeza bajo la almohada y esperar que pase la tormenta, porque siempre se puede estar peor”, afirmó Biró, quien, además, defendió las medidas de fuerza activas, como las que se desató en Aerolíneas Argentinas: “Nadie negocia con débiles. Por eso, vamos a hacernos fuertes, vamos a la lucha y vamos a ganarla”.
Una votación para tomar las “medidas de fuerza que sean necesarias” El Congreso Extraordinario de la Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Desmotadores de Algodón y Afines de la República Argentina (Ftciodyara) facultó a la comisión directiva a definir las “medidas de fuerza que sean necesarias” para garantizar una negociación paritaria que garantice un Salario Mínimo Vital y Móvil en los términos que lo define la Constitución Nacional y la Ley de Contrato de Trabajo. Así lo resolvieron los 160 delegados congresales y dirigentes sindicales que votaron en forma unánime por la defensa del salario y las condiciones laborales. “No hay dudas de que vamos a defender a nuestra clase. Vamos a tratar de hacer unidad con el resto de la clase trabajadora”, dijo Yofra, luego de la votación de la moción, que se realizó de cara a la próxima negociación paritaria prevista para diciembre para las y los aceiteros. Además, los trabajadores desmotadores se encuentran en medio de una revisión salarial.
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