Temen no llenar la Plaza de Mayo y que lo comparen con el 8-N o el acto del domingo pasado

Hugo Moyano y Pablo Micheli están preocupados porque vislumbran que no será sencillo cumplir con el anhelo de tener su propio 8-N. Nada ni nadie les garantiza que los sectores medios se sumarán dentro de seis días a la protesta de la militancia gremial opositora, como ellos pretenden.
Pero su inquietud es cada vez mayor porque en ambas centrales surgieron focos de resistencia a la unidad y ya hay sindicatos que advirtieron que no asistirán a la movilización del miércoles que viene a la Plaza de Mayo.

Desde ambas orillas advierten que no peligra la convocatoria del 19, pero confiesan que hay preocupación porque la masividad de la protesta no está asegurada. Mucho menos después que algunos gremios decidieron no participar. El caso de mayor impacto es el del poderoso gremio bancario, que resolvió su postura a través de un plenario.

"El mensaje de disconformidad ya fue mandado con el paro del 20 de noviembre, que fue contundente. Una marcha ahora es desgastante y corremos el riesgo de que nos comparen con el cacerolazo del 8-N, o con la marcha que hizo el Gobierno", dijo a LA NACION un dirigente jerárquico de La Bancaria. Detrás de la decisión existe otro motivo: este gremio mantiene viva su rivalidad con la CTA de Micheli por temas de encuadramiento gremial.

A la decisión de los bancarios se podrían sumar otros gremios moyanistas. Por ejemplo, los canillitas y los municipales porteños aún no definieron cómo jugarán el miércoles que viene.

La alianza entre Moyano y Micheli comenzó a tambalear. Hubo encendidos debates internos y el acuerdo ya tendría una inminente fecha de vencimiento: 2013. Las elecciones legislativas bifurcarán inevitablemente sus caminos. La CGT no se apartará de su genética peronista e intentará jugar activamente en la interna del Partido Justicialista. La CTA, en tanto, apuesta al salto de la Corriente por la Unidad Popular que encabezan Claudio Lozano y Víctor De Gennaro, actual diputado nacional del Frente Amplio Progresista (FAP).

A Micheli le enrostraron una serie de quejas por haber apostado tan fuerte con el camionero. "El conflicto se va a lavar en la interna del PJ", se quejó un dirigente ceteísta. Hubo otros planteos de más largo aliento, como proponerse capitalizar políticamente el descontento social a cualquier costo. Hubo voces en contra y a favor.

En la CGT también cuestionan la alianza y el pragmatismo gremial. Y se reprocha no sólo el acercamiento a Micheli. También hay críticas a Moyano por haber activado acuerdos con Luis Barrionuevo y con el titular de la Federación Agraria, Eduardo Buzzi.

"La desconfianza es mutua. Por ahora toleramos que la CGT nos tilde de zurdos y nosotros a ellos de burócratas. El desafío es resolver si ponemos la energía en la conflictividad social o en el año electoral", plantearon en la CTA. Por lo pronto, la unidad entre Moyano y Micheli se mantendrá hasta el día de la marcha a la Plaza de Mayo, donde los dos serán los principales oradores..

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