Efecto colateral para el Gobierno: estrategia anti-Moyano comienza a generar ruido en el sindicalismo "Macri friendly"

Efecto colateral para el Gobierno: estrategia anti-Moyano comienza a generar ruido en el sindicalismo

En su afán por aislar al líder camionero, el macrismo incurrió en prácticas que el resto de la CGT teme se puedan extrapolar al resto de las organizaciones. Ello puede poner en riesgo el objetivo de destrabar las paritarias. Mientras tanto, buscan "candidato" para encolumnar al sector dialoguista.

Este miércoles será clave para Mauricio Macri. La campaña instrumentada para aislar a Hugo Moyano será puesta a prueba por la protesta que lleva adelante el líder de los camioneros.

En las últimas horas, el Gobierno se encargó de mantener contacto con los "desertores" que abandonaron al sindicalista a su propia suerte e intensificó sus esfuerzos por vincular la convocatoria con la epidemia de causas judiciales que enfrenta el referente gremial por supuestos casos de lavado, evasión y desvío de fondos a empresas de su familia.

El plan "anti-Moyano" incluyó en las últimas semanas gestiones renovadas para reintegrar fondos a las obras sociales a los dirigentes menos conflictivos.

En ese marco, además, el Ministerio de Trabajo lanzó inspecciones y controles de libros en media docena de gremios, y hasta llegó a aplicar sanciones administrativas, como la quita de la cuota sindical.

La estrategia integral incluyó, además, medidas como la aplicación de descuentos salariales por huelga, el llamado oficial a la desafiliación y el "combo" de investigaciones judiciales.

Todas esas iniciativas que tienen a Moyano como blanco principal, sin embargo, empezaron a generar ruido en el ala más dialoguista de la CGT.

El temor compartido por los "gordos", los grandes gremios de servicios e "independientes", de buen diálogo con todos los gobiernos, es que las presiones oficiales sobre el camionero se vuelvan un boomerang contra el resto del sindicalismo.

Hay inquietud frente a la posibilidad de que se vean afectados aquellos referentes que están lejos de comulgar con los métodos del camionero.

"Todas las estrategias que apliquen contra Moyano, con el argumento de que es el malo de la película, al poco tiempo nos las van a aplicar a todos. A la larga, no puede haber sindicatos buenos y malos. La CGT no quiere saber nada sobre estas sanciones", dijo a iProfesional un dirigente de los "gordos". 

En ese sector, tanto Sanidad como Comercio sufrieron los bloqueos del camionero en su actividad para robarle afiliados, pero aun así reniegan de la avanzada oficial: "No queremos que le caigan con todo, jamás lo pedimos".

Hasta ahora, las denuncias de "hostigamiento" se limitaban al ala dura del sindicalismo.

Ese es el caso de los sectores moyanistas, las dos CTA y los gremialistas cercanos al kircnherismo, como el bancario Sergio Palazzo y el maestro Roberto Baradel.

Pero el operativo de pinzas contra Moyano, un líder histórico de la CGT, puso en guardia también a la dirigencia con más llegada al oficialismo, quienes ven extenderse cada vez más el radio de acción de la ofensiva contra las mafias en el sector.

Esa cruzada ya terminó con una docena de líderes presos por corrupción y extorsión.

Objetivo paritarias

"Lo que hacen es discrecional, estamos en la Argentina. Esperamos que en serio se fortalezcan las instituciones y los valores republicanos", disparó el líder de uno de los gremios "independientes", un agrupamiento que nuclea a Obras Sanitarias, estatales (UPCN) y albañiles (Uocra).

Estos dos últimos son clave para el Gobierno: sus paritarias nuclean a medio millón de trabajadores.

Y, en el caso de UPCN, fueron los primeros el año pasado en avanzar con un aumento en la provincia de Buenos Aires, acorde con la pauta oficial.

En un clima de tensión, las negociaciones salariales también se convirtieron en otro de los escenarios de disputa en el que buscan tallar fuerte los funcionarios.

Ante las dificultades para encarrilar la discusión, el Gabinete sigue en busca de un "candidato" entre los principales gremios que se pliegue a la pauta del 15% sin cláusula gatillo y que esto funcione como una suerte de "guía" para el resto. 

Pero ni siquiera los más dialoguistas se atreven a convalidar una suba que se ubique por debajo del 19,4% anual, tal como arrojó el último Relevamiento de Expectativas de Mercado, confeccionado por el Banco Central.

En ese marco, una decisión que sorprendió en el seno de la CGT fue la decisión de las autoridades de dejar sin efecto la cuota solidaria del 1% al gremio bancario, que le reportaba una caja superior a los $80 millones mensuales.

Palazzo, que este miércoles participará de la protesta de Moyano, apuntó en los últimos días contra el vicejefe de Gabiente, Mario Quintana, el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, y el titular del Banco Central, Federico Sturznegger, a quienes acusó de "apretar" a las entidades financieras para que mantuvieran su oferta de un aumento del 9%, con ajuste inflacionario.

Desde hace décadas, las empresas y los gremios acuerdan descuentos obligatorios a trabajadores no afiliados que alimentan la recaudación sindical.

La cuota solidaria es una suma que deben aportar los empleados, aunque no formen parte del mismo, por resultar beneficiados por el convenio de la actividad.

Los empresarios recurren a esa cláusula para mantener un clima de paz social, pero también para evitar el crecimiento de la afiliación, en una suerte de acuerdo tácito con los sindicatos, que se ven beneficiados por tener una masa crítica aunque no estén en las listas del gremio. 

Ahora, la posibilidad de perder esa prerrogativa puso a los dirigentes en alerta, especialmente a los de la vieja guardia de Azopardo.

"Preguntale a cualquier secretario general si le parece bien que le saquen el 1% a los bancarios, se les fue la mano", dijo un sindicalista. La caída de ese beneficio que tenía el gremio es vista también como un avance sobre la ultraactividad de los convenios, es decir, su vigencia en el tiempo aunque ya estén vencidos.

Pero desde el Gobierno sostienen que dicha ultraactividad rige para convenios y no para acuerdos paritarios.

En un nuevo capítulo del conflicto, la Justicia falló a favor de La Bancaria, ordenando la restitución de la contribución solidaria y reconoció la vigencia de la cláusula gatillo incorporada el año pasado.

Candidato se busca

En medio de su pelea con el camionero, el Gabinete puso en marcha una búsqueda de sindicalistas "buenos".

Uno de los currículums más valorados es el del petrolero Guillermo Pereyra, el hombre que firmó el acuerdo de Vaca Muerta el año pasado y que fue recibido por Macri en Casa de Gobierno.

El Presidente buscó el efecto de mostrarse con un referente "modelo", que resignó beneficios en su convenio y que hasta hace un tiempo fue un aliado de Moyano.

Los sondeos del macrismo dentro de la CGT incluyen al triunviro Héctor Daer, de los "gordos", al metalmecánico Ricardo Pignanelli y al ferroviario Sergio Sasia.

Este último le dio una de las mejores noticias al ministro de Transporte, Guillermo Dietrich: acordó una mini reforma laboral con la unificación de los convenios ferroviarios en uno solo, que introduce una nueva categoría inicial con un salario inferior en hasta $6.000 y el traspaso de personal entre ramas y regiones.

De hecho, Sasia es uno de los nombres que figura en el listado de dirigentes "amigos" y con buen diálogo con la Casa Rosada que acompañarán a Triaca en su gira por España, Holanda y Alemania con el objetivo de analizar y debatir cómo funcionan modelos de acuerdo económico y social. 

Pero más allá de estas experiencias, el verdadero desafío es encontrar un líder que se encolumne con Macri y garantice el control de la calle.

Con altibajos, ese era el rol que supo ocupar Moyano hasta las elecciones de octubre, cuando su alianza con Macri empezó a desdibujarse dentro de un nuevo esquema de poder y reformas permanentes, con un menor margen de acción para el sindicalismo peronista. 

Con el rechazo a la reforma laboral y previsional, terminó por abrir las compuertas a una reacción social hasta entonces desconocida por los funcionarios de Cambiemos.

Las dificultades para reemplazar la figura de Moyano no se limitan al poderío inigualable que supo edificar el camionero a partir de la expansión de su gremio, con la venia del poder político.

El Gobierno se enfrenta además a una CGT en crisis, carcomida por las luchas intestinas y a la desconfianza que genera en los sindicalistas la campaña oficial para "transparentar" las organizaciones, sobre todo después del escándalo de Triaca con su empleada doméstica.

En Cambiemos prevén un piso de 300.000 personas en la protesta de hoy. Pero aseguran que la cifra no los inquieta.

Por el contrario: el hecho de que el camionero haya tenido que recurrir a las CTA, los movimientos y la izquierda es interpretado como una señal de aislamiento. 

La mira ahora estará puesta en destrabar las paritarias y retomar la reforma laboral "por partes", una iniciativa que Macri tendrá entre sus principales puntos de la agenda el 1° de marzo, en la apertura de sesiones del Congreso.

Siempre y cuando, no vuelva aparecer en escena el fantasma potenciado de Moyano. 

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