Flexibilización o ampliación de derechos, la disyuntiva del crecimiento nacional

Flexibilización o ampliación de derechos, la disyuntiva del crecimiento nacional

Una Argentina para 44 millones u otra para la tercera parte, es el objetivo de fondo que subyace a una discusión que cada tanto vuelve a cobrar actualidad

 

Años atrás el ex ministro de Trabajo Jorge Triaca se refirió en un artículo periodístico respecto de los derechos laborales como privilegios. Algo más delicado que una cuestión de léxico más allá de las corrección que intentó el ex funcionario. Empero en las últimas, ante un auditorio de escolares en Rosario fue el Presidente Mauricio Macri quién centró parte de su oratoria en los “privilegios” de un sector al que calificó como patota, con eje en nombres propios: Hugo y Pablo Moyano, referentes de Camioneros y forjadores de la fórmula Alberto Fernández-Cristina Fernández.

En el kirchnerismo el desempleo se redujo del 25% al 6,9%

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Amén del fortísimo choque entre el Ejecutivo Nacional y la organización sindical que posee uno de los mejores convenios de plaza, bajo el santo y seña de que “el tiempo no espera a nadie”, la evolución del trabajo goza de buena salud en países desarrollados a tope. Lo admiten jefes gremiales desde hace años, ad referendum de que eso no significa “herir todavía más” un universo laboral que acusa a la fecha casi 270.000 empleos registrados perdidos de un año a esta parte.

A mirada simple el calor del discurso de Macri podría cifrarse en tiempos preelectorales y ausencia de logros del Ejecutivo, en realidad con tamiz no tan fino quedó al descubierto la continuidad de una batalla pero no cualquiera en la guerra por la flexibilización laboral. “Olvídese, no lo van a lograr. Escuchar al Presidente da pena”, le resumió Hugo Moyano a BAE Negocios. Pablo como también Omar Plaini refrendaron que la corrosión de los convenios colectivos no será una frontera que el Ejecutivo Nacional o quien lo suceda, podrá flanquear con comodidad.

El letrado Carlos Marín que analiza el eje de la llamada “modernización laboral” apuntó a este diario que analizando la era kirchnerista hubo un progreso del salario real y una fenomenal caída del desempleo del 25% al 6,9% “bajo la rigidez normativa del derecho laboral" y acotó que “esto significa que a las normas protectorias no puede oponérsele el decrecimiento económico y la falta de empleo".

Marín como también economistas que trabajan en la órbita de la fórmula FF consideran que el punto de partida obligatorio tiene que ver con que modelo de país que se pretenda aplicar. O bien un esquema para 44.000.000 de argentinos con matriz productiva o la alternativa dedicado a 15.000.000 de compatriotas y esencia agro exportadora como es el objetivo del gobierno actual.

Las normas laborales protectorias lo que implican es un mensaje: léase una relación laboral más cercana a lo humano o una cuyo objetivo es el sojuzgamiento del trabajo al capital.

“Lo que está en juego es la mayor o menor rentabilidad, no la falta de rentabilidad”, refrendan Marín o economistas tal el caso de Mariano Kestelboim, Martín Kalos, Germán Muiño y otros.

Incluso plantean hasta dónde llega la plusvalía. La protección del trabajador, la participación sindical son directamente proporcionales al concepto de democracia en una sociedad.

De allí que frente al reclamo de sectores liberales que en letra y molde exige el FMI, opongan que a más distribución del ingreso, derechos del trabajador, participación sindical, paritarias en condiciones de paridad se reducirá el conflicto social y no por la represión, “sino por la capacidad de voluntad de cambio de la sociedad”, asumen desde el sector enrolado en el pensamiento nacional.

Todos estos indicadores marcarán un piso que harán que la democracia sea una democracia sustantiva y no, puramente, formal.

Un país dependiente, a pleno endeudamiento no puede ser un país desarrollado. De allí que sostengan que el camino indicado es llevar a cabo una política productiva que pueda satisfacer a un mercado interno fuerte e idealmente al mercado externo.

Un país dependiente no puede ser desarrollado

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En los últimos días el titular de la Unión Ferroviaria y refente del Semun, Sergio Sasia, le ofreció a este medio su visión respecto a “lo que vendrá” respecto a modificaciones laborales. "Somos concientes en la necesidad de actualizar los convenios de trabajo respecto a las nuevas tecnologías. Esto es: reconvertir tareas y funciones, lo cual no significa que debamos ceder conquistas, beneficios sociales y condiciones laborales de los trabajadores". Sasia fue uno de los dirigentes que tomó “in situ” la experiencia de organizaciones sindicales europeas, respecto a la capacitación y traslada esa alternativa para afrontar cambios. "Tenemos que estar capacitados y a la altura de las circunstancias también para dar el debate y la batalla cultural y tecnológica en todos los terrenos. Con la misma energía y convicción sostenemos que el modelo sindical argentino no se discute", sostuvo.

Punto de inflexión la estructura sindical para poner su energía a todo de “excesos” de reforma como reseñó el titular de la UF. Para linkear experiencias basta prestar atención a lo que publicó el sitio web mundogremial tras entrevistar, durante la reciente conferencia de la OIT en Suiza, al secretario general de la Confederación Sindical de España Unai Sordo quién no dudó en remarcar que en ese país "la reforma laboral precarizó y no generó nuevos empleos”.

La contundencia del análisis ofrece una firme mirada de gremios poderosos. A kilómetros y distancia de modernización Europa, en plena crisis e incluso a final abierto de la sucesión de tormentas que no amainan con “planchar” el dólar, los apuntes de los referentes y foros que se oponen a la flexibilización priorizan el desendeundamiento externo, recursos del presupuesto nacional para subsidiar, sin pudores, a determinadas actividades y empresas que puedan poner en marcha una rueda productiva virtuosa, también una plolítica salarial estatal progresiva y regularización del personal del Estado, expasión de las redes ferroviarias, atención de las economías regionales e incluso un plan Nacional de Medicamentos para jubilados, pensionados, pobres, indigentes, personas con capacidades diferentes. Son los trazos que unen a no pocos dirigentes sindicales más allá de las urgencias particulares de su sector, a riesgo de algo que define Marín en conclusión sobre modernización flexibilizadora “si priorizan la pérdida de derechos de los trabajadores y mayor supremacía de los sectores dominantes estaremos ante una cuestión de clase en la que el Ministro Dante Sica es hoy es el vocero”.

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