Aborto: mujeres sindicalistas, en pie de guerra contra la CGT

Aborto: mujeres sindicalistas, en pie de guerra contra la CGT

Salieron en bloque a cuestionar a los dirigentes del triunvirato, en redes sociales y mediante pronunciamientos, contra los reparos que puso la conducción de la central obrera a la hora de que las obras sociales de los gremios se hagan cargo de los costos de la práctica si se aprueba en el Congreso.

 

Un conjunto de dirigentes sindicales mujeres salió hoy rápidamente a criticar los reparos de la CGT a que las obras sociales de los sindicatos que la integran afronten los costos de los abortos si se aprueba en el Congreso la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo.

La reacción fue inmediata. Visceral. Hasta espontánea, si se quiere, aún cuando rápidamente estuvo mediada por la filiación a organizaciones, corrientes sindicales y organismos base. 

“Las/os abajo firmantes, dirigentes de sindicatos, delegadas/os y activistas gremiales de las 5 centrales sindicales repudiamos la declaración de la dirigencia de la CGT en contra del ejercicio del derecho al aborto legal, en el marco de las prestaciones de las obras sociales, cuyo drama de financiamiento es responsabilidad de sus conductores y del gobierno devaluador. Denunciamos que la supuesta preocupación es solo una falsa coartada ya que esta práctica no insume costos no afrontables por las obras sociales y que las declaraciones de la CGT se inscriben en el terreno de las maniobras de la Iglesia y esta dirigencia sindical para frenar el avance de los derechos de las trabajadoras”, dice en uno de sus párrafos, por ejemplo, un petitorio que ya lleva la firma de decenas de dirigentes sindicales, de una amplia variedad de sindicatos y agrupaciones sindicales, aunque con marcado predominio de la izquierda. 

Desde Romina Del Plá, secretaria general Suteba la Matanza y diputada Nacional FIT-PO, hasta Amanda Martín, secretaria adjunta ADEMyS), pasando por la mendocina Raquel Blas (secretaria General de CTA-A -Mendoza), estamparon su firma dirigentes y delegadas de casi todas las provincias.

Fue la primera caída interanual desde abril de 2017. En un escenario de merma del consumo y tasas elevadas, los analistas pronostican nuevas bajas el resto del año

La relación entre las direcciones tradicionales del movimiento obrero, en particular la CGT, no han sido precisamente armónicas desde que el movimiento de lucha de las mujeres, en distintos planos, tomó la envergadura que tiene desde las primeras marchas de #NiUnaMenos.

Las huelgas nacionales de mujeres no contaron, por ejemplo, con ningún gesto de apoyo efectivo por parte de las conducciones ligadas al triunvirato. Aunque tímidamente sí se vió la adhesión de algunos de los gremios que les son cercanos en las movilizaciones contra los femicidios, esto prácticamente desapareció cuando se trataron de las masivas manifestaciones por el derecho al aborto. 

Las mujeres sindicalistas, en particular ligadas a organizaciones de base impulsadas por agrupaciones que son oposición en los sindicatos, les reclaman, además, que los dirigentes no se han preocupado por sus derechos, como el tema de la hora de lactancia, el día femenimo, la ausencia de guarderías en los establecimientos laborales, entre otras reivindicaciones del colectivo. 

Vanina Biasi, una de las referentes del movimiento de mujeres y delegada sindical del gremio de los no docentes universitarios, APUBA-CGT, señaló: "Las obras sociales están en completa quiebra porque las conducciones sindicales burocráticas han dejado pasar la devaluación, porque caen los aportes en la medida que se desvaloriza el trabajo y porque la administración totalmente antidemocrática que llevan adelante beneficia al sector privado de salud, en gran medida monopolizado por sectores ligados al clero como se ha visto en pronunciamientos de empresas de salud contra el cumplimiento no solo de la ley futura que vamos a conquistar, sino de la legislación vigente sobre despenalización del aborto. 

Biasi recordó que “las obras sociales sindicales también se han resistido a los tratamientos de fertilización asistida”, según ella por la misma razón que ahora lo hacen con el aborto: “La protección del negocio para las empresas de salud por sobre los intereses de las y los afiliados”. 

 

 

Para Marilina Arias, directiva del sindicato docente Ademys, la posición de la CGT es una “vergüenza”. Según dijo a El Cronista que “no se sorprende. Fuimos miles en las calles el pasado 13j frente al Congreso. Las docentes, por ejemplo, organizamos pañuelazos en nuestras escuelas junto a nuestras estudiantes, impulsamos charlas debates, hicimos asambleas. Y de repente estos dirigentes que vienen de garantizar el ajuste, la pasividad y la tregua pretenden imponernos sus decisiones tomadas desde sus sillones. No saben con quienes se metieron”.

Mercedes D’Alessandro no es dirigente sindical. Pero es una de las referentes del colectivo “Economía feminista”, que propone un enfoque de género para los temas económicos.

Tampoco se mostró sorprendida por la posición de la CGT, aunque sí consideró que es “aberrante y abominable que estén hablando así sobre las obras sociales que son pagadas por muchísimas mujeres que son afiliadas y trabajadoras”. 

Para D’Alessandro la posición de la CGT no es un rayo en cielo sereno. Tiene contexto e historia: “Si uno mira la foto de la dirección sindical, verá que son todos varones, sólo dos secretarias son ocupadas por mujeres. Y hay una gran porción de sindicatos que no cumplen con el 30% de cupo para mujeres, no solo en sindicatos ‘masculinizados’.

Según la economista "estamos hablando de que hay mucha dificultad para que las mujeres lleguen a las cúpulas de los gremios. Está muy complicado, en general, la posibilidad de participación de mujeres en sindicatos y partidos políticos. En tanto la mujer afrontar el trabajo no pago del cuidado de niños y familia, luego de las ocho horas de trabajo pagas qué tiempo le queda para reunirse con sus compañeros y compañeras".

"Luego tenemos que ver que los dirigentes sindicales tampoco han llevado adelante nunca una agenda de las mujeres. Tomemos solo el caso de que en la Argentina la licencia por maternidad es de tres meses, mucho menor de lo que recomienda la OMS y la por paternidad es de dos días. Esto no es tenido en cuenta cuando se negocian condiciones laborales de los trabajadores". 

Precisamente hoy la CGT salió a aclarar su posición acerca de las noticias que se publicaron ayer, donde se advertía que los líderes de la central obrera habían manifestado su negativa a que las obras sociales afronten los costos de los abortos.

En un comunicado, la  central, sin embargo, esquivó el foco del problema y se limitó a aclarar que la central no tiene una posición común sobre la legalización del aborto, “por el debido respeto que tienen las convicciones personales de cada uno de los miembros del Consejo Directivo”

Al mismo tiempo, el texto hace una alusión general sobre las obras sociales, aunque no alude al aborto, pero insiste en el impacto que “la inflación descontrolada” tiene sobre los presupuestos de esas entidades. 

Ayer trascendió que los líderes cegetistas hasta iban a solicitar una reunión con el ministro de Salud, Adolfo Rubinstein, para pedirle explicaciones de cómo se financiaría la práctica del aborto en caso de convertirse en ley. 

Se estima que, si el proyecto es aprobado, el aborto formará parte del Programa Médico Obligatorio (PMO) y las obras sociales no podrán negar su práctica. 

En relación a esto, Micaela Gomiz, docente, abogada y secretaría general del gremio docente de la Universidad Nacional del Comahue, advirtió que las razones presupuestarias y de costo que arguye la CGT son “falsas. Existe mayor gasto, en clínicas privadas, publicas y de obras sociales, por las complicaciones que surgen de abortos mal realizados, que si se hicieran en forma segura. Además, en una mirada a largo plazo, la legalización del aborto supondrá, como se ha demostrado, una reducción de la cantidad de abortos, como consecuencia de la incorporación de mujeres a mejores estándares de salud reproductiva y educación sexual. Por último, más allá de lo que opine la CGT, la media sanción es una victoria del movimiento de mujeres, que no tiene marcha atrás y si la ley la aprueba el Congreso, la van a tener que cumplir”

El argumento de la falta de una posición institucional común de la central no fue obstáculo, sin embargo, para que dirigentes como Hugo Moyano (Camioneros), Héctor Daer (Sanidad y triunviro de la CGT), Antonio Caló (metalúrgicos) y Julio Piumato (judiciales) firmaran un documento contra el aborto, al que calificaron como de “la cultura del descarte”. Faltaban pocos días para la media sanción del proyecto en Diputados, en el marco de una movilización que podría llegar alcanzo al millón de personas. 

El documento, titulado ‘Los peronistas decimos sí a la vida y no al aborto‘, no lleva solo las firmas de sindicalistas: están también las firmas de Carlos Saúl Menem; del ex jefe de Gabinete de Cristina, Jorge Capitanich; del embajador Jorge Yoma; del economista Alieto Guadgni, de María Teresa González, entre otros

“Es muy fuerte incluso que haya salido algo así, totalmente insensible en el contexto en el que se está dando esta discusión, con tantas mujeres bancando esta lucha, muchas que integran sindicatos. Que digan esto habla de cómo están bloqueados a los reclamos de las mujeres, es un ninguneo. Espero que recapaciten y cambien esa postura”, señaló 

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