Ante una oposición que pide transparencia, Roberto Fernández busca seguir al frente de la UTA

Ante una oposición que pide transparencia, Roberto Fernández busca seguir al frente de la UTA

El dirigente quiere ser reelecto en el gremio de los choferes, en unos comicios que generan expectativa y comenzaron con algunas tensiones. Como es el panorama interno del gremio, y las implicancias externas.

 

Entre el jueves y viernes de esta semana, unos 80 mil choferes de colectivos podrán votar en las elecciones internas de la Unión Tranviaria Automotor (UTA), a través de las más de mil mesas dispuesta en todo el país. A nivel nacional, la conducción del gremio se la disputarán el actual secretario general Roberto Fernández, con la lista Celeste y Blanca, y el candidato opositor Miguel Ángel Bustinduy, titular de la Agrupación Juan Manuel Palacios y referente de la lista Azul. El actual titular de la UTA viene recibiendo desde hace tiempo duros cuestionamientos, del sector opositor, que viene reclamando un cambio en sector que supo ser clave para el movimiento obrero. Los constantes cruces entre los espacios, incluyendo una violenta toma de la sede central del gremio, tensaron la relación interna, y hoy la hace irreconciliable. Bustinduy cuenta con el aval del grupo Dota, con gran peso en las líneas de colectivos de la zona del AMBA, y del moyanismo, que varias veces se mostró a favor de su candidatura.

 

 

Las elecciones de UTA se realizarán este 1° y 2 de diciembre en todo el país, para renovar el secretariado nacional. Podrán ir a votar unos 80 mil choferes, según los padrones oficializados en septiembre, en 1.100 mesas distribuidas en las distintas seccionales. El proceso electoral estuvo cargado de cuestionamientos, desde el Congreso Extraordinario a fines de julio, que formó la Junta electoral y donde Fernández logró una importante mayoría. En ese momento, desde el espacio de Bustinduy se quejaron que esa cumbre no estaba avalada por la justicia, en el marco de la causa iniciada por diversas irregularidades denunciadas por la lista opositora. Sin atender eso, el oficialismo avanzó en los distintos pasos, dejando todo listo para votar esta semana.

La Lista Azul se mantiene alerta de cualquier irregularidad, y espera que el proceso “sea transparente”. “Esperemos que no haya ningún tipo de inconveniente, que se pueda votar en paz y se respete la voluntad de los trabajadores”, le dijo a Gestión Sindical un dirigente del espacio de Bustinduy, que se mostró confiado de hacer una buena elección. Pese a eso, recordó lo sucedido en la previa y pidió “que se presten todas las garantías para la votación”. La dirigencia opositora buscará desplegar un importan número de fiscales, claves para poder “defender los votos”, para lo cual colaboraron algunos sectores afines. Un ejemplo de esto sucede en Mar del Plata, donde el candidato a secretario general de la Azul, Maximiliano escriba, cuenta con el apoyo de Facundo Moyano, que la aportó logística para los comicios.

Entramado interno

La pelea entre Roberto Fernández y Bustinduy comenzó en 2018, cuando el dirigente armó el frente opositor y se separó el oficialismo de la UTA. Con respaldo de Pablo Moyano, se movilizó varias veces para denunciar la inacción del gremio, los bajos salarios y la falta de atención de la obra social. En diciembre del 2019 su grupo ingresó a la sede del gremio, y Roberto Fernández denunció destrozos y violencia. A partir de allí, el dirigente pidió la renuncia del “gallego”, y mantuvo activa su agrupación. Pero la dificultad de cumplir las exigencias del estatuto hace que para presentar una nómina nacional haya que tener una gran estructura, algo que se pudo lograr hoy.

Hay un tercer sector dentro del gremio, que viene ganando terreno, y es parte de choferes autoconvocados y agrupaciones clasistas, que se despegan de la pelea. Entre las figuras de este espacio está el cuerpo de delegados de la Línea 60, que viene realizando acciones en los últimos años para mejorar la situación laboral, y denunciar la falta de presencia de la UTA. Para estas elecciones, este grupo decidió mantenerse al margen. “No apoyamos a ninguna de las dos listas”, le dijo uno de los integrantes de este espacio ante la consulta de Gestión Sindical. Para los dirigentes, las nóminas de Fernández y de Bustinduy “representan a las patronales que se están disputando una porción del mercado”.

En estos días, emitieron un documento donde dijeron que los trabajadores y delegados de la línea 60 “no queremos ser furgón de cola de la disputa” entre las partes, y que la verdadera lucha en el gremio “la venimos dando desde abajo”. “Fuimos parte de la lucha popular contra la resistencia”, afirmaron en el texto. Además, desde el grupo reivindicaron la lucha de los choferes del interior, que estuvieron varias veces de paro buscando la equiparación salarial.

Contexto

Las elecciones de la UTA tienen un interés interno y otro externo. Es que Fernández es un dirigente de peso en la CGT, aunque en el último tiempo se fue alejando de la llamada mesa chica. Es que en la fractura de los gremios del transporte, decidió sumarse a la Unión General de Asociaciones de Trabajadores del Transporte (UGATT), acompañando al líder de La Fraternidad Omar Maturano, que rompió con la Confederación de Trabajadores del Transporte (CATT), liderada por Sergio Sasia, y tiene un perfil bastante crítico.

Además, hay interés en el moyanismo que apostó a los comicios de la UTA y los del gremio de Comercio para expandir su influencia. En el segundo de os casos le salió mal, ya que Ramón Muerza no pudo desbancar a Armando Cavalieri del SEC Capital, y cosechó la segunda derrota, esta vez con más de un 70 por ciento de los votos en contra. Tal vez or esto, el respaldo de la dirigencia que acompaña a Pablo Moyano fue más discreta en estos comicios.

 

Comentá la nota