Los dirigentes analizaron “el panorama legislativo y las iniciativas que el gobierno nacional podría impulsar en el congreso con impacto directo sobre los derechos laborales”.
Con la mira puesta en la reforma laboral impulsada por el Gobierno Nacional, la flamante conducción de la CGT y una mesa chica del Consejo Directivo Nacional mantuvo durante la jornada de hoy, una reunión con diputadas y diputados de extracción sindical en el cuarto piso de Azopado.

Si bien la CGT en estos días fue clara y contundente con su postura frente a la tristemente célebre reforma laboral, de la que poco se sabe oficialmente (más allá de los trascendidos), de la que todos tienen un bosquejo, menos el movimiento obrero, dejo en claro que no aceptará que desde Casa Rosada le quiten derechos a los trabajadores, y pidió bajo una lista innumerable de argumentos que, se convoque a las partes involucradas a debatir, tanto al sector empresario, como a los trabajadores.
En este marco, la reunión estuvo presidida por los Secretarios Generales de la CGT: Jorge Sola, Cristian Jerónimo y Octavio Argüello, que dialogaron con las diputadas y diputados de extracción sindical, Hugo Yaks, Sergio Palazzo, Vanesa Siley, Mario Paco Manrique y Hugo Moyano (h), quien asumirá su banca el 10 de diciembre. Los dirigentes pusieron sobre la mesa la situación política, social y económica actual de la Argentina e hicieron foco en los posibles puntos que el Gobierno Nacional intentará modificar de la Ley de Contrato de Trabajo.

“La reunión de tuvo como objetivo abordar la reforma laboral impulsada por el Gobierno Nacional con una mirada actualizada del mundo del trabajo, sin quita de derechos para las trabajadoras y los trabajadores”, señalaron.
En esta sentido, también informaron que analizaron “el panorama legislativo y las iniciativas que el gobierno nacional podría impulsar en el congreso con impacto directo sobre los derechos laborales”.

Además, acordaron “coordinar una agenda de trabajo común para defender a los trabajadores y las trabajadoras ante cualquier intento de retroceso”.
En esta línea, apuntaron que una “articulación entre la CGT y sus representantes parlamentarios es fundamental para garantizar que la voz del movimiento obrero esté presente y firme en cada debate que defina el futuro del trabajo en la argentina”.

Por su parte, Vanesa Siley, finalizado el encuentro se pronunció en sus redes sociales resaltando: “Nunca sacar derechos laborales generó empleo, todo lo contrario”.Y sentenció: “De lo que se trata es del modelo económico: con timba financiera se perdieron 19.000 empresas y más de 270.000 empleos”.

Está claro, que esta nueva envestida de la gestión Milei contra la clase trabajadora, y en particular contra los sindicatos (la última trinchera en la defensa de los derechos de los trabajadores), viene camuflada de reforma laboral; bajo el pretexto de una necesidad de generar empleo genuino y registrado en el país. Pero, la intención de fondo es flexibilizar la mano de obra y romper el modelo sindical argentino tan reconocido en el mundo y desarticular al movimiento obrero organizado. Una batalla que los poderes hegemónicos de los grandes capitales concentrados vienen dando desde hace décadas, con golpes militares, con gobiernos liberales, neoliberales, con social demócratas, y hasta pseudo peronistas, que cantaban la marcha y por lo bajo castigaban a los sectores más vulnerables de la sociedad.
Esta será una envestida más de las tantas y la CGT tendrá que estar a la altura de las circunstancias para que la gestión Milei no arrebate los derechos de millones de trabajadores que ya no tienen resto para llegar a fin de mes.






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