A partir de diferentes voceros, el Gobierno explora alternativas para lograr que laCGT convalide el plan de ajuste que se activó a partir del pedido de auxilio al Fondo Monetario Internacional ( FMI ). Guiado por la desconfianza sindical y la incertidumbre por los altibajos económicos, el intercambio ya tuvo un efecto en el corazón de la central obrera: no hay consenso interno para activar un paro general en lo inmediato.
Tampoco hay acuerdo entre los sindicalistas para reunirse con Mauricio Macri y escenificar un "gran acuerdo", como lo solicitó el Presidente en su afán por reducir el déficit.
Urgida por la coyuntura y con la necesidad de mostrarse con la guardia en alto ante otros sectores más combativos, la CGT convocó a su consejo directivo para el jueves próximo. Habrá mañana un encuentro previo, más acotado, con los referentes de los distintos bastiones. Difícilmente se avance hacia una huelga, pero sí se acordará un postura crítica sobre la negociación con el FMI, a quien los gremios identifican con la flexibilización de las leyes laborales.
Intentará también la CGT unificar un mensaje que haga hincapié en la necesidad de cumplir con las cláusulas de revisión pactadas en las paritarias ante la escalada inflacionaria y que advierta como una maniobra del Poder Judicial el avance de algunas causas judiciales contra dirigentes sindicales. Una reacción corporativista que surgió ayer después de los tres allanamientos en seis días que sufrió el gremio de los camioneros, de Hugo Moyano.
El ministro del Interior, Rogelio Frigerio, se reunió esta semana con Gerardo Martínez (Uocra) y José Luis Lingeri (AySA) por los achiques que habrá en la obra pública. Continuarán los proyectos que están en marcha y se congelarán los nuevos. Así se los garantizó el funcionario a los sindicalistas. El jefe de la Uocra intervino preocupado y reclamó de manera sutil que "al ajuste siempre lo pagan los trabajadores". Lingeri, en cambio, mantuvo un estratégico silencio. Respira aliviado porque hasta ahora zafó del procesamiento por dos licitaciones de AySA que involucran a exfuncionarios de la empresa estatal y a importantes empresarios.
Tras un breve distanciamiento, el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, recurrió otra vez a la ayuda de Luis Barrionuevo. A través de Carlos Acuña, su hombre en el triunvirato de la CGT, el interventor del PJ estaría dispuesto a quitarle el hombro al paro a cambio de beneficios para el convenio colectivo gastronómico, según publicó el viernes Ámbito Financiero. El renovado pacto con Barrionuevo le podría abrir un frente de conflicto inesperado al ministro, ya que perjudicaría a Luis Hlebowicz, jefe del sindicato de pasteleros, que perdería así afiliados. Hlebowicz viajó en marzo a Europa con Triaca y este año buscará su cuarto mandato si es que no prosperan las denuncias de irregularidades en los padrones que activó su oposición.
Triaca aspira a que la CGT no acelere su plan de lucha. La apuesta es negociar con la cúpula sindical en Ginebra, durante la 107a Conferencia Internacional del Trabajo, que se desarrollará entre el 28 del mayo y el 8 de junio. Se anticipan diálogos tensos por los pasillos de la OIT, como sucedió el año pasado, cuando se cruzó con el docente Roberto Baradel.
La intención de Triaca será volver de Ginebra con el paro general caído y el visto bueno de la CGT para participar institucionalmente del "gran acuerdo" al que llamó Macri. La difícil negociación se da en paralelo con una nueva ola de rumores sobre su futuro en el Gabinete. También cuando dentro del ministerio gana cada vez más influencia Lucas Fernández Aparicio, que está a cargo de la secretaría federal y que desembarcó en Trabajo de la mano de Marcos Peña y Guillermo Dietrich tras la crisis de Triaca por los nombramientos irregulares en la intervención del SOMU.
A pesar de haber plantado tropa propia en otro ministerio, Dietrich no logró desligarse de los conflictos sindicales. Los gremios del transporte, su área de influencia, son casualmente los más insistentes para activar el paro. De hecho, ya encabezaron dos protestas por los aumentos de las tarifas y el jueves paralizarán los puertos. El ministro, sin embargo, negocia solo con Roberto Fernández para que los colectiveros de la UTA no adhieran a una eventual huelga. Si lo logra, neutralizaría el impacto de cualquier medida. Para esa negociación ya alistan carpetas con las cifras por subsidios y hasta una propuesta para congelar el precio del transporte público.
La temperatura sindical
A FAVOR: El transporte y los disidentes empujan el paro
Los gremios del transporte que se nuclean en la CATT propondrán el jueves en la reunión de CGT activar un paro general. Cuentan con el aval de sectores del moyanismo. Pablo Moyano y las dos CTA encabezarán el viernes una protesta en rechazo al FMI y plantearán una medida de fuerza conjunta.
EXPECTANTE: A la espera de algunas definiciones
Una mayoría de dirigentes de la CGT, entre los que están "los Gordos", sugerirá esperar hasta que se concrete la convocatoria de Macri para debatir un eventual paro. Quieren conocer en detalle el acuerdo con el FMI y la definición del proyecto opositor que revisa la política tarifaria que está en el Senado.
EN CONTRA: Cautela y gobernabilidad
Más de un dirigente apeló a la cautela durante los días de turbulencias económicas. "Hay que cuidar la gobernabilidad, la CGT tiene una gran responsabilidad", repitieron desde distintas tribus sindicales. Para ellos, no es momento de avanzar en un paro. Comparten la idea algunos "Gordos" e "Independientes"
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