La lucha contra la ultraderecha es global: sindicalistas de Argentina y EE.UU. alertan que lo que pasa en el sur se expandirá a Europa

La lucha contra la ultraderecha es global: sindicalistas de Argentina y EE.UU. alertan que lo que pasa en el sur se expandirá a Europa

En un encuentro realizado en Bélgica, sindicalistas de Argentina y Estados Unidos coincidieron en que los derechos laborales están bajo ataque en todo el mundo y advirtieron que el avance de la extrema derecha amenaza con extender su modelo de ajuste y represión hacia Europa.

Rodrigo Borrás, dirigente de la Asociación del Personal Aeronáutico (APA) y secretario de Asuntos Internacionales y Migración de la CTA-T, participó del festival Manifiesta en Ostende junto al estadounidense Jeremy Kimbrell, trabajador de Mercedes-Benz en Alabama y organizador del sindicato United Auto Workers (UAW). Ambos analizaron el impacto global de los gobiernos de Javier Milei y Donald Trump, sus políticas antisindicales y las estrategias de resistencia.

“Se estima que el 53% de la fuerza laboral argentina trabaja en negro, en diversas modalidades de empleo precario y flexible”, señaló Borrás. “La derecha logró ganar los votos de las clases bajas mediante propaganda con promesas vacías. Dos años después, no cumplió ninguna: la economía se deterioró, la deuda creció y la gente no tiene poder adquisitivo. Solo el 10% de la población se beneficia de estas políticas”, agregó.

El sindicalista advirtió que el gobierno argentino “promulgó decretos que restringieron severamente el derecho a la protesta” y que “el derecho a huelga fue prácticamente abolido”. Según dijo, la CTA presentó denuncias ante la Organización Internacional del Trabajo (OIT) por la represión estatal y la persecución a dirigentes sindicales. “Es una estrategia para mantener a la clase trabajadora bajo control”, afirmó.

En paralelo, Kimbrell contó que en Estados Unidos la situación no es muy distinta. Tras 25 años trabajando en Mercedes-Benz, lideró una campaña para sindicalizar la planta en Alabama, pero la empresa desplegó una fuerte ofensiva antisindical. “La erosión de las protecciones laborales en Estados Unidos también amenaza a Europa”, advirtió.

Para Kimbrell, la extrema derecha en su país “mantiene divididos a los trabajadores”. “Nos enfrentan con debates sobre religión, aborto, Palestina, derechos LGBTQ+ o racismo para que los empleadores puedan hacer lo que quieran en los lugares de trabajo. Si logramos enfocarnos en los temas laborales, la gente encuentra puntos en común. Pero ellos usan los conflictos sociales para dividirnos”, explicó.

Ambos sindicalistas coincidieron en que la falta de solidaridad internacional debilita las luchas locales. “Hay acuerdos globales de respeto a los derechos sindicales, pero muchas veces no se aplican. Lo que pasa en Estados Unidos se repetirá en Europa si no hacemos nada”, sostuvo Kimbrell.

Por su parte, Borrás subrayó que la militarización y los recortes sociales son señales claras del rumbo autoritario. “En Argentina no hay dinero para hospitales ni pensiones, pero sí para aviones de combate y represión. Es pura corrupción. Mientras se recorta el presupuesto del Hospital Garrahan, se compran armas que ni siquiera pueden usar”, denunció.

Según el dirigente argentino, “la gente empieza a darse cuenta, incluso quienes votaron a Milei”. Y agregó: “Aún tenemos fuerzas para luchar, pero también debemos construir el futuro. No se trata solo de ganar elecciones, sino de evitar que estas fuerzas vuelvan al poder”.

El encuentro en Bélgica sirvió, además, para reforzar la idea de que la resistencia a la ultraderecha es global. “Sigan defendiendo la democracia, porque si desaparece, tendremos un verdadero problema”, fue el mensaje que Borrás dejó a los trabajadores europeos.

De acuerdo con una reciente encuesta de Atlas Intel citada por De Wereld Morgen, el 53,7% de los argentinos se opone hoy a las políticas de Milei, la cifra más alta desde su asunción. Mientras tanto, la inflación se desacelera a costa de más desempleo, salarios en caída y un peso en desplome.

“Los trabajadores del mundo deben unirse, porque lo que funciona en un país, los patrones lo intentarán en otro”, resumió Kimbrell. “Se trata de nosotros, de los trabajadores, y de quienes quieren esclavizarnos”.

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