Un paro contundente marca el fin del tiempo sindical y el inicio del ciclo electoral

Un paro contundente marca el fin del tiempo sindical y el inicio del ciclo electoral

Se logró una fuerte adhesión, pero las diferencias sindicales y políticas de los impulsores anticipan que se cierra el ciclo de protestas para dar paso a la pelea electoral.

El quinto paro general de la CGT del ciclo Cambiemos logró aunar la adhesión de todo el arco sindical pero nadie buscará "negociar" después de "golpear", viejo dicho de Augusto Timoteo Vandor. La contundencia de la huelga no puede ocultar que ningún dirigente o grupo de sindicalistas puede atribuirse, en solitario, el mérito de haber paralizado la actividad. Además,  el inicio del tiempo electoral marca el cierre del ciclo de protestas contra el Gobierno: de ahora en más la energía gremial se dedicará a influir en la oferta de la oposición y no tanto a cambiar políticas del oficialismo El paro se decidió por la iniciativa de un puñado de gremios del transporte, con la anuencia de toda la conducción de la CGT, para preservar la unidad, evitar más fugas al Frente Sindical y mostrar iniciativa antes de que comencé la campaña electoral. Los mismos gremios del transporte que propusieron ir al paro, acordaron el viernes pasado abrir una mesa de negociación con el Gobierno para eliminar el cobro de Ganancias. Esta mesa sectorial parece ser la única instancia de articulación que se abrió con el último ciclo de conflictividad gremial que llevó al paro de hoy. Ni los líderes del Frente Sindical ni los principales referentes de la CGT parecen dispuestos a abrir una nueva instancia de discusión con el Gobierno en la previa de la elección. Por el contrario, el camino que se abre a partir de ahora es el de la negociación política para definir frentes y listas. Ese será el tema que concentrará la atención de los líderes sindicales de la CGT, las CTA y el Frente Sindical. El objetivo no es ahora cambiar las políticas del Gobierno o negociar beneficios. Más allá de las consignas, la atención estará puesta en influir en la oferta opositora. El tono electoral es el que le atribuye el Gobierno a los gremios, para poner bajo sospecha las motivaciones. Se terminó la etapa de la negociación y la pelea por más beneficios: arrancó la campaña Y en este campo muchos alineamientos que se ven en el mundo gremial se invierten a la hora del posicionamiento político. Héctor Daer, cosecretario de la CGT, comparte la mesa política del PJ con los Moyano y Omar Plaini, referentes del Frente Sindical. El referente de Sanidad y los caciques del sindicalismo cegetista disidente coinciden en el apoyo a la fórmula Fernández - Fernández y trabajan para sumar a otros peronistas como Sergio Massa. Daer comparte la dirección de la CGT con el sector de los "gordos" que aún resisten la idea de una vuelta de CFK, incluso como vicepresidente. También con el barrionuevismo que quiere potenciar a un tercer candidato o los dirigentes que reunieron el titular de la Unión Ferroviaria, Sergio Sasia, y el de la UOM, Antonio Caló, con el objetivo de convencer a todos los candidatos peronistas de que formen un frente. En el Frente Sindical hay dirigentes que tienden puentes con todos los candidatos, pero prevalece el apoyo a la fórmula de Unidad Ciudadana. En la Confederación del Transporte, que suspendió su protesta de los feriados pero mantuvo su adhesión al paro, había un sector que militó hasta hace poco la candidatura de Roberto Lavagna, pero quedó desencantado por la desperonización de su candidatura y sus comentarios sobre las aerolíneas de bajo costo. La política sigue atenta el movimiento de los apoyos sindicales. En esta elección, el aporte de fondos y tropa que ofrece el sindicalismo aparece como un botín aún más preciado. Porque el caso Cuadernos borró de la ecuación a los grandes empresarios y el peronismo enfrenta por primera vez desde los 80 una elección presidencial sin la gestión de la estratégica Provincia de Buenos Aires.  A.T./M.C. 

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