El tradicional asado de verano que organiza Luis Barrionuevo desde hace dos décadas a orillas del mar adquiere esta vez una relevancia mayor por la escalada del enfrentamiento entre el Gobierno y los sindicatos.
Pero la cumbre también será útil para decodificar el ajedrez sindical antes de que se abra formalmente la carrera interna para descabezar al triunvirato de mando de la CGT y consagrar un liderazgo único, algo que recién podría suceder después del primer trimestre del año.
Barrionuevo será hoy el anfitrión del sector más combativo de la CGT. Dirán presente en Mar del Plata los gremios que comulgan con Hugo Moyano y la Corriente Federal, que encabeza Sergio Palazzo. Posiblemente acuerden un documento común en rechazo a la pauta salarial de referencia de 15 por ciento que trazó el Gobierno rumbo a las paritarias y advertirán sobre la ofensiva oficial contra el movimiento obrero. "Si no es un documento, lo diremos en conferencia de prensa", dijo un dirigente que participó de la organización del encuentro.
Históricamente, la asistencia de Moyano a los convites de Barrionuevo fue salteada, inconstante. Tuvieron mucho que ver en eso los cuatro años de desencuentros que alimentaron una furiosa rivalidad. En 2012 se unieron para enfrentar al kirchnerismo. Hoy orquestan juntos un nuevo reparto de poder en la CGT y buscan fortalecer la oposición sindical al macrismo. Ambos identifican al Gobierno como una amenaza. El jefe camionero, sobre todo. Moyano distingue una maniobra del oficialismo detrás de las denuncias en su contra por presunto lavado de dinero a partir de un informe de la Unidad de Información Financiera (UIF), que depende del Ministerio de Finanzas.
Asistirán hoy Carlos Acuña y Juan Carlos Schmid, dos de los tres jefes de la CGT. Irán también el ferroviario Omar Maturano y la tropa que responde a Palazzo.
Dispuestos a vaciarle poder a la cumbre, los referentes de "los Gordos" (grandes gremios de servicios) no estarán en Mar del Plata. Tampoco irá Oscar Mangone, el referente del sindicato del gas que quedó al mando de las 62 Organizaciones Peronistas, el brazo sindical más cercano al Gobierno. Detrás de estas ausencias se distingue una gestión del ministro de Trabajo, Jorge Triaca, afectado por un escándalo con su empleada doméstica.
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