La CGT renovó autoridades entre tensiones internas. Nuevamente los nombres se decidieron entre pocos y otra vez no hubo una mujer que los compañeros consideren a la altura de las circunstancias para co-conducir el destino del movimiento obrero en un momento crítico como el actual. Las fotos hablan y, si bien acompañan a la conducción orgánicamente, esta vez las sindicalistas decidieron no prestarse a aparecer de fondo.
Por: Ana Flores Sorroche.
Qué lejos quedaron los paros del «Produzcan sin nosotras», los reclamos para que el gran movimiento feminista le hablara a las mujeres trabajadoras o por el reconocimiento del trabajo de cuidado en la jubilación para amas de casa. Cambiaron muchas cosas desde entonces pero otras siguen igual.
La CGT llegó este miércoles a renovar autoridades con algunas tensiones que se resolvieron en encuentros de pocos, como los nombres del triunvirato, otras, que se dirimieron directamente en el estadio Obras colmado de congresales como la decisión de sostener una conducción tripartita, y otras, como la participación de una mujer en la conducción general, que quedarán para otro momento.
Hasta hace unos días, uno de los nombres que resonaba para integrar la nueva secretaría general era el de Maia Volcovinsky. La secretaria general Adjunta de la Unión de Empleados de la Justicia de la Nación (UEJN) había logrado el aval de varios sindicatos peso pesado pero no alcanzó.
Por afuera de la foto, desde el llano, mujeres sindicalistas cantaron: «No vinimos por la foto, no servimos el café, queremos las compañeras conducir la CGT». No es la primera vez que la cantan, pero no alcanzó.

A fines de octubre, tal vez previendo que podía ser la prenda de cambio en una negociación que siempre cierran otros con argumentos impostergables, el sector de Volcovinsky armó un evento que contó con la presencia de Héctor Daer y Andrés Rodríguez, bajo el lema «No es una concesión ni un símbolo vacío, sino un reconocimiento político». Tampoco alcanzó.
Otra de las que padecieron el amague de una supuesta negociación cerrada fue Graciela Aleñá, la secretaria general de Vialidad que salió a hablar con la prensa al terminar el evento en Obras y, tras exponer que el Sindicato de Vialidad tenía un lugar en la lista final que perdió hoy a último momento, expuso una grieta ya inocultable:
«La de las mujeres es otra lucha que se tendrá que dar. Deberíamos unirnos todas las mujeres de la CGT para exigir un lugar como corresponde. Por «un carguito más» se olvidan. Si no nos unimos, no vamos a llegar a nada», afirmó ante los micrófonos. Aleñá se corrió del reclamo a quienes «no dan lugar» y convocó a «hacerse el lugar».
Por el momento, el reconocimiento político quedó limitado a lo que se logró en la renovación de autoridades anterior, sigue habiendo cierta paridad en las secretarías, las mujeres sindicalistas siguen formando parte activa de la CGT y siguen faltando mujeres trabajadoras en el Triunvirato que ahora conduce el movimiento obrero argentino.




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