La CGT ratificó la convocatoria al plenario de mañana, a pesar del portazo del camionero. Se abre un mar de dudas sobre el camino a seguir, justo cuando había consenso para una nueva huelga general.
Por: Jorge Duarte.
La salida de Hugo Antonio Moyano, vía su hombre de confianza Omar Perez, de la conducción de la CGT agitó las aguas en Azopardo. Un encuentro que se presentaba más bien relajado, con informes de lo actuado en los últimas semanas y una búsqueda de acciones de coordinación para lo que será el plenario de mañana, se transformó en una de las bombas mediáticas de los últimos meses.
La historia comenzó con sendos informes de Juan Carlos Schmid y Héctor Daer. Allí los triunviros comunicaron las impresiones que dejaron los cara a cara con los gobernadores peronistas, el ejecutivo nacional, el consejo del salario y el FMI. Apenas terminado el repaso, “Manguera” Perez pidió la palabra y comenzó un extenso relato en el que explicó la salida de Camioneros de la conducción de la estructura sindical.
Pérez enumeró cuatro razones: La pasividad de la CGT ante la grave situación económica que vive el país; “Aunque Camioneros es el sindicato más poderoso del país, buscan reducirlo a que sea un mero oyente de las decisiones ajenas”, dijo; Alegó falta de solidaridad frente a la multa de $ 1.052 millones que le aplicó el Ministerio de Trabajo le aplicó a Camioneros; Y también mencionó la reciente reunión entre dirigentes cegetistas y Roberto Cardarelli, jefe de la misión del FMI en Argentina.
Al finalizar su exposición, se levantó para retirarse. Allí el maquinista Omar Maturano le pidió a Pérez que diera el debate, pero no hubo caso: se fue. Antes Maturano logró espetarle que “Camioneros no puede pedir solidaridad cuando no hizo nada mientras se llevaron puestos a 120.000 ferroviarios en los noventas”.
Pérez replicó que “prefiero marchar en pelotas junto con la CTA que estar con dirigentes que se juntan con los funcionarios vestidos con trajes italianos”. Fueron picantes, pero no pasó a mayores. Es más, muchos lamentaron que el enfrentamiento con Moyano se haya dado vía “Manguera”, a quien le tienen una estima particular.
Los que se quedaron mostraron su ira con la decisión, que la comparaban con el portazo armado por el “Barba” Gutierrez en su momento. Detallaron la falta de solidaridad de los Moyano cuando cerraban fábricas y ellos acrecentaban su poder quedándose con afiliados de otros sindicatos. Se trata de un viejo encono con Hugo.
Sólo Daer parecía más bien aliviado. Ni José Luis Lingeri, ni Armando Cavalieri emitieron opinión sobre el diferendo.
Luego de la catarsis de los gremios industriales, que hablaban de miles de empleos perdidos en la gestión de Mauricio Macri, y de una historización a cargo de Rodolfo Daer, se resolvió continuar con la convocatoria al plenario de mañana en La Fraternidad. Claro que ahora es una incógnita lo que pueda suceder.
Primero evaluarán la concurrencia, y en base a eso se definirá cual serán los pasos a seguir. Hasta antes de la salida de Moyano estaba todo encaminado para que allí se resuelva una nueva medida de fuerza, antes de fin de septiembre. Pero ahora es todo dudas. Es que no está claro si la decisión de camioneros arrastrará más sindicatos, ni si la Corriente Federal de Trabajadores y el MASA darán el presente.
En definitiva y en el corto plazo hay un sólo beneficiado con la profundización de la fragmentación sindical: Mauricio Macri. El disperso panorama de las fuerzas del mundo gremial le da aire en un momento más que delicado tanto en lo económico como en lo social.
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