La CGT prepara una marcha masiva a San Cayetano el 7 de agosto

La CGT prepara una marcha masiva a San Cayetano el 7 de agosto

La central obrera invitará a las CTA, los movimientos sociales y al PJ, con Kicillof a la cabeza, para la movilización. Los sindicalistas dan por congelado el Consejo de Mayo y apuestan a confrontar.

Por

MARIANO MARTÍN

La CGT aprovechará el momento de debilidad del Gobierno para asestarle un nuevo revés: prepara una movilización masiva para el 7 de agosto por la conmemoración de San Cayetano junto a otras organizaciones sindicales, sociales y hasta políticas. La protesta, con arranque en el santuario de Liniers y destino aún no resuelto entre la Plaza de Mayo y el Congreso, está en su fase de definiciones en la interna de la central obrera e incluye un aval sigiloso por parte de la jerarquía de la Iglesia Católica, según sus promotores sindicales. Se trata de la primera acción callejera propia desde la marcha por el Día del Trabajador, el 30 de abril pasado. 

 

En caso de confirmarse será la segunda marcha de la CGT por San Cayetano en la administración de Javier Milei. Al igual que la del año pasado, se prevé incorporar a la iniciativa a las dos versiones de la CTA, a los movimientos sociales con eje en la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP) y también se baraja la posibilidad de abrir espacio para la participación del peronismo, en particular al Movimiento Derecho al Futuro, de Axel Kicillof, a quien la mayoría del sindicalismo de la central respalda. Una de las opciones es invitar a las organizaciones de jubilados que cada miércoles protestan frente al Congreso a modificar la fecha para hacer coincidir las convocatorias el jueves 7 de agosto. 

La idea cobró fuerza esta semana en un sector de la “mesa chica” de la CGT. Dirigentes de varios grupos señalaron la fecha como una oportunidad para reposicionar a la organización en el tablero político tras varias semanas de bajo perfil de sus referentes.

La organización de la marcha parece además ir en sentido contrario a la voluntad que mostró la CGT para sumarse días atrás a la primera reunión del Consejo de Mayo, una entidad que el Gobierno lanzó el año pasado y que programó su lanzamiento con una agenda que tiene entre sus prioridades diseñar una nueva reforma laboral. Tras aquel primer encuentro en la Casa Rosada con la presencia de Gerardo Martínez (albañiles, Uocra) como referente sindical, el mecanismo pasó a un segundo plano entre los intereses del Ejecutivo. 

Mientras la central mayoritaria exploraba un nuevo puente con el Gobierno, algunas expresiones internas buscaron tensionar con la administración libertaria. Primero fue la presentación en sociedad del Frente por la Soberanía, el Trabajo y el Salario, un grupo heterodoxo de sindicatos del transporte, la industria y la administración pública que marchó hacia el Ministerio de Desregulación para protestar contra los ajustes ideados por Federico Sturzenegger. Luego, esta semana, la Confederación de Trabajadores del Transporte (CATT) con Hugo y Pablo Moyano (Camioneros) a la cabeza hizo lo propio con el emplazamiento de ollas populares en la Plaza Constitución el miércoles. 

El endurecimiento en la CGT tiene varias aristas: la más obvia, aprovechar el momento de debilidad extrema que atraviesa el Gobierno con el revés parlamentario de este jueves en el Senado y el aumento de tensión con los gobernadores. Pero también podrá interpretarse como un mensaje hacia la discusión del PJ por el armado de listas para septiembre en la provincia de Buenos Aires y octubre, en el comicio nacional. Incluso servirá como vidriera para la central sindical frente a su renovación interna.

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