Toda paritaria es política, incluso en la era libertaria para su homologación

Toda paritaria es política, incluso en la era libertaria para su homologación

Mientras el Gobierno hace uso de “cuestiones de interpretación” para validar acuerdos, los gremios advierten que las condiciones económicas y la política salarial auguran negociaciones más ásperas. El salario real acumula una pérdida cercana al 19% desde diciembre

 

Por Luis Autalan

Con la estrategia de la Casa Rosada para el ajuste salarial y de jubilaciones como herramientas de su política antiinflacionaria, la negociación colectiva ofrece algunas señales y contradicciones que ya tuvieron lugar durante los últimos gobiernos de diferente signo político. 

Bajo el techo de porcentajes fijado por la cartera de Economía las mismas aparecen nítidas en los procesos de homologación de las paritarias y la injerencia de la tónica política, llámese cercanías o distancia marcadas, para esa validación e incluso el monitoreo de dichas pulseadas. 

Es el caso de la similitud de los acuerdos de construcción y metalurgia que no arribaron a la misma celeridad de la homologación y hasta cláusulas que presentó el gremio liderado por Abel Furlán no fueron convalidadas, como sí sucedió en otra paritaria clave como Comercio. Tal el caso de cláusula para que las sumas no remunerativas efectúen aportes y contribuciones a la obra social del gremio.

Siempre inserto en debate salarial en la matriz política y la pérdida de poder adquisitivo la UOM y la Uocra atravesaron semanas de negociaciones que, aunque en rubros industriales distintos, tuvieron guiones similares. Las dos llegaron a acuerdos motorizados por gremios y empresarios antes de la presentación ante la cartera laboral. Ambos convenios plasmaron incrementos escalonados, sumas fijas no remunerativas y cláusulas de revisión, siempre bajo la mirada atenta y condicionante del Gobierno. Vale aclarar que los monitores no sólo tuvieron lugar desde la Casa Rosada en base al techo paritario.

La escena metalúrgica tuvo más suspenso: el convenio firmado por la UOM firmado el 4 de junio, tardó dos meses en ser homologado. La Uocra avanzó con mayor fluidez, logrando que su aumento para julio y agosto —del 1,1 % mensual más sumas fijas según categoría y zona— fuera homologado a pocos días de la firma.

En ambos casos, el libreto incluyó un mismo recurso: sumas extra no remunerativas para atenuar la pérdida de poder adquisitivo, una fórmula que evita cargas sobre aportes y contribuciones pero que no resuelve el rezago salarial estructural. Y también un mismo desenlace provisorio: la negociación seguirá. La Uocra lo pautó para septiembre y la UOM a mediados de ese mes.

No obstante más que un dato de color fue que para que los metalúrgicos finalmente tuvieran su homologación debió terciar, solidaria y discretamente, el referente de la Uocra Gerardo Martínez.

En las bases, la lectura es común: la secuencia de aumentos es un escudo parcial frente a la inflación, pero la verdadera pulseada está en mantener las paritarias abiertas y evitar que se congelen como parte de la reforma laboral que, desde los despachos oficiales, se presenta como el antídoto para todos los males.

Con similitudes en la preocupación política por terciar en las mesas salariales, se recuerda que para los últimos años del segundo mandato de Cristina Fernández, 2014-2015, la pérdida del poder adquisitivo del salario registrado formal fue menor que la registrada en los períodos posteriores.

Bajo la figura de “marcar de cerca” ese último tramo fue que en las negociaciones de los gremios más relevantes, a la gestión del ministerio de Trabajo a cargo de Carlos Tomada, se sumó a dicha mesa el entonces ministro de Economía Axel Kicillof como parte activa.

Con datos de series del INDEC pre-intervención, mediciones privadas y estimaciones de foros como el Cifra de la CTA de los Trabajadores se aprecia que 2014 fue un año de inflación alta, alrededor del 38% según consultoras privadas y con paritarias en torno al 30%.  La pérdida real del salario promedio de entre 4% y 5% en el sector registrado. Ya en 2015 la inflación se desaceleró a un rango de 27-28% y las paritarias promediaron el 28-30%, por lo que el salario real se mantuvo estable o con una leve mejora del 0,5% a 1%.

Léase, entre 2014 y 2015 la pérdida acumulada rondó el 3% al 4%, lejos de los desplomes posteriores como el casi 20% en 2018 o el 13-14% de 2024.

El tópico de cierre lo brindó el investigador del Instituto de Estudios y Formación de la CTA Autónoma Luis Campos, quién describió con más que ironía que la UOM incluyó en su paritaria una cláusula para que las sumas no remunerativas efectúen aportes y contribuciones a la obra social. Pero no fue homologado ese ítem.

Mientras que el Sindicato de Comercio negoció la misma cláusula, y la misma fue validada por la secretaría de Trabajo. Campos lo contextualizó incluso con algo de humor en la red social X.

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