Dinámica de un año sindical bajo la tónica de intentar perder por poco

Dinámica de un año sindical bajo la tónica de intentar perder por poco

Divisiones cegetistas y medición de fuerzas, a la orden del día

La Nochebuena llegó con un presente sorpresa en la paritaria 2018 de los bancarios, la cual logró superar el 50%. Aceptable cierre para la asociación que lidera el radical Sergio Palazzo y excepción de acuerdo, a la par del superconvenio de los aceiteros versión 2019, en un mercado laboral sin brotes verdes pero con despidos y suspensiones a granel. Todo en un lapso donde el techo salarial se fijó en el 15%. Año bajo intensas normas del FMI un organismo no tan diferente a otros tiempos más allá de sus explicaciones, en persona o por skype, a la dirigencia obrera.

El acuerdo de los bancarios es indicativo del escenario anual, desde el protagonismo de Palazzo en el Frente Sindical (FS) y la Corriente Federal (CFT) bloques críticos de la CGT y con alianza al liderazgo camionero de Hugo y Pablo Moyano para romper lanzas con Azopardo. En rigor paritario, salvo los sindicatos mencionados y alguna otra ex- cepción, los números que pactaron muchos gremios certifican la búsqueda de “perder por poco” ante la inflación 2018. Hace un año con el impacto en la línea de flotación de la CGT de aquel frustrado paro contra la reforma laboral, todavía estaba al mando de la central el triunvirato que integraron Carlos Acuña, Héctor Daer y Juan Schmid. Este último reconoció meses después que ha- bía pensado en renunciar cuando otros pares hicieron caso omiso de la huelga decretada. No hubo demasiado cambio en la actitud que describió el propio jefe de la CATT y Schmid dejó su sillón de triunviro. “Pero no me fui de la CGT” le aclara todavía hoy, con picante, a cercanos y rivales.

Marcó 2018 también el 21F donde Hugo Moyano validó su regreso al ring y comandó una concentración multitudinaria en el cruce de la 9 de Julio y Belgrano con la CFT, las y los movimientos sociales, abanico de organizaciones que otros dirigentes gremiales prefieren a distancia amplia de Azopardo, a tal punto que la proporción es directa y en la certeza de “cuanto más lejos, mejor”. Moyano y Camioneros libraron batallas en el terreno laboral, judicial y los cruces más pi- cantes con Cambiemos, historia con final abierto todavía.

Fue un verano en el que la consolidación de Jorge Triaca en la cartera laboral parecía a prueba de cualquier instancia. Al punto de que ese 21F el ex funcionario mantuvo una audiencia con el panadero Abel Frutos, hoy alejado del moyanismo que integró durante años en aceitada relación, toda una jugada de contraofensiva. El capítulo Triaca todavía no avizoraba páginas sobre el: “no vengas Sandra”, la excursión europea con dirigentes afines, los escándalos del Somu y Vigiladores ni su salida del Gobierno habiendo sido titular en la primera formación de Cambiemos, tampoco alcanzó cierto blindaje a su figura y los destinos quedaron al comando de Dante Sica.

Soluciones

Hay un dogma que el mismo Héctor Daer ratificó ante BAE Negocios en esta conducción cegetista: “las soluciones a la crisis no son sindicales sino políticas”. Lo cual además de certificar las genuinas pretensiones de Azopardo para coronar candidaturas electorales en 2019 es un atenuante que consideran válido para haber mantenido equilibrio en medio de las tormentas económicas que resumió el ministro Nicolás Dujovne al mensurar que ningún Gobierno que practicó un ajuste al compás de la partitura del FMI había sobrevivido en la Casa Rosada. El discutible logro del bono de fin de año fue una prueba más. Dejó sin efecto todo atisbo de paro general

como el que tuvo lugar el 25/9 y entusiasmó a algunos dirigentes claves para lograr algo más de la administración Cambiemos. No fue el caso de los transportistas de la CATT, en modo de asamblea hicieron tronar su descontento paralizando todo lo referente a cargas y pasajeros, revalidando el poder de fuego con el que logran hacer sólida cualquier huelga general.

El acontecer de la vida del PJ jugó su rol y lo seguirá haciendo. En el fuera de grabación hay referentes gremiales que miran a 2023 convencidos de que, aún habiendo integrado la CGT que se alineó al kirchnerismo, la ex presidenta Cristina Fernández es pasado. Distantes de otras fuerzas sindicales que la destacan e incluso la consideran bala de plata en candidatura presidencial o una impensada apuesta para ocupar la vicepresidencia con un candidato aglutinador que sumaría puntos entre propios y adherentes no peronistas.

Último párrafo para semblantear que el cambio de época cerró 2018 con la represión a una marcha del Sipreba, en contra de paritarias a 0% en medios periodísticos oficiales y una continua resisentencia a despidos y precarización. A las cifras desesperantes sobre pérdida de puestos de traba- jo, el oficio periodístico “aportó” más de 3.000 bajas en los últimos años una muestra del fenómeno que arrasó el año que termina con el empleo en las pymes, manufactura, textiles calzados y otras. Ante ese escenario, sin que alcance el atenuante de que “el mercado laboral está cambiando”, la dirigencia obrera es conciente de que perder por poco no puede ser una constante, aún con la indiscutible arquitectura del movimiento sindical argentino.

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