Alberto Fernández suma a la CGT al "peronismo territorial"

Alberto Fernández suma a la CGT al

Así como lleva adelante lo que denomina "microacciones" al visitar localidades bonaerenses y tomar contacto cara a cara con la sociedad, el presidente Alberto Fernández está aplicando el mismo sistema pero con las organizaciones que considera indispensables para el desarrollo del denominado "peronismo territorial". Durante la semana se reunió con intendentes del conurbano, exponentes del "territorialismo", y ahora se conoció que también lo hizo con la conducción de la CGT.

 Con los líderes sindicales el titular del Poder Ejecutivo busca tener un contacto más fluido, sumarlos en en algunas decisiones como, por ejemplo, el apoyo a las negociaciones con el FMI. En ese sentido, los capos de la CGT ya tienen agendado un encuentro con el ministro de Economía Martín Guzmán. Con él hablarán también de temas más terrenales como el impuesto a las ganancias y las obras sociales. 

Esta serie de encuentros tienen un claro objetivo político. Los intendentes y la CGT son dos de los sectores que, junto a los gobernadores, el Presidente planea recostarse para desarrollar la segunda etapa de su gobierno con vista a las elecciones de 2023.

La reunión con la CGT se realizó el martes por la noche en la residencia de Olivos donde disfrutaron de un asado. Allí los recibió la seguridad presidencial que les pidió que dejaran sus celulares en unas bolsitas y que retiraron una vez que terminó el encuentro. Esta práctica comenzó a aplicarse luego de que trascendieran las imágenes del cumpleaños de Fabiola Yáñez en junio de 2020 en medio del aislamiento social decretado por el Poder Ejecutivo. Los dirigentes gremiales se sorprendieron de la medida de seguridad porque la consideran aplicada "a destiempo".

Hasta Olivos llegó la nueva conducción cegestista. Los triunviros Héctor Daer, Carlos Acuña y Pablo Moyano. También participaron Andrés Rodríguez (UPCN), Gerardo Martínez (Uocra), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias) y Mario Manrique (Smata).

El Presidente disfrutó del encuentro. Los dirigentes sindicales que participaron del asado, solo fueron varones a Olivos, lo vieron con buen semblante y lo adjudican a la mejora en el resultado de las elecciones legislativas y, sobre todo, al éxito del acto que la CGT promovió para el 17 de noviembre por el Día de la Militancia.

Si bien los comensales deslizaron que durante la charla nunca se habló en contra de nadie, esto es el kirchnerismo, lo cierto es que entre los dirigentes gremiales enrolados en lo que se conoce como Gordos e Independientes no hay mucho "cariño" con las huestes que responden a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. La organización de la concentración del 17N fue una prueba porque, por caso, La Cámpora no había sido invitada. Fue el ministro del Interior, Eduardo de Pedro el que corrigió este supuesto "yerro".

Durante la cena, los comensales dejaron en claro que siguen preocupados por el devenir del proceso inflacionario que sufre el país. Un dato que les permite, con el aval presidencial, abrir nuevamente las negociaciones paritarias para que al final el salario le gane a la carrera de los precios. Los sindicalistas esperan que el ministro de Trabajo, Claudio Moroni acompañe esas necesarias revisiones salariales. 

Varios de los participantes afirman que no se tocó el vencimiento de la doble indemnización y la prohibición de despidos que tanto preocupa a las organizaciones patronales. De ser cierto, la ausencia del tema se puede leer como un respaldo sindical a esa medida que parece ser inminente.

Durante la cena, los comensales sindicales resaltaron su respaldo a las negociaciones con el FMI y aceptaron con agrado la visita que el ministro Guzmán les realizará el miércoles de la próxima semana. Ese día lo recibirán en el salón Felipe Vallese para escuchar de primera mano el avance de la negociación con el Fondo.

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