Paritarias, suma fija o bono: la discusión entre Massa, la CGT y empresarios

Paritarias, suma fija o bono: la discusión entre Massa, la CGT y empresarios

De cara a la reunión tripartita del próximo jueves, los gremios piden sostener las paritarias como mecanismo básico de mejora salarial, aunque en el Gobierno las posturas se dividen.

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JAVIER SLUCKI

El Gobierno, la CGT y los empresarios ya comenzaron a barajar alternativas para uno de los anuncios centrales que el nuevo ministro de Economía, Sergio Massa, realizó el miércoles pasado: la búsqueda de un mecanismo de mejora de ingresos para trabajadores formales que ganan entre 50.000 y 150.000 pesos. Las opciones sobre la mesa, que se discutirán en la reunión tripartita del jueves próximo en el Ministerio de Trabajo, son bono, aumento de suma fija o paritarias

Esta semana será clave para comenzar a ver el tenor que tendrá la cuarta pata del plan de Massa: la referida al "desarrollo con inclusión". Se trata, básicamente, de dilucidar cuán heterodoxo será el plan de ajuste fiscal, es decir, cuánto ahorro estará el ministro dispuesto a resignar en pos de atender la caída en los ingresos y garantizar la paz social, una de las condiciones del cristinismo para darle su aval.

La cuestión es compleja, pero las diferentes corrientes de la CGT concuerdan en una cosa: la opción A deben ser, como siempre, las paritarias, vía formalmente establecida para la mejora del poder adquisitivo. Más allá de eso, las posturas dentro de la central sindical divergen.

En el moyanismo, según pudo saber El Destape, no ven necesariamente con malos ojos el otorgamiento de un bono, pero porque descuentan que tendrán suficiente poder de fuego como para además negociar exitosamente una nueva suba salarial en la instancia paritaria que se abrirá en los próximos meses. "No voy a impedir que haya un bono o una suma fija si el Gobierno quiere darlo", dijo en ese sentido el co-secretario General de la CGT Pablo Moyano el último sábado en declaraciones radiales. 

La otra parte cegetista, que responde a los triunviros Héctor Daer y Carlos Acuña, es menos proclive a esta última posibilidad, quizás temiendo que debilite la negociación salarial posterior. "En alguna oportunidad anterior firmamos por un bono, porque entendíamos el momento. Después, cuando salieron (los empresarios) decían 'no es obligación (otorgarlo), es voluntario', y después no lo pagaba nadie", señaló Acuña en declaraciones del jueves pasado. "Cada sindicato conoce cuál es la perspectiva de poder discutir un salario para que el trabajador esté mejor, cuando se puede y cuando no se puede, porque conoce lo que la empresa gana y cómo está la empresa", contrastó para reivindicar el mecanismo paritario.

Pero la complejidad del asunto también se ve dentro del propio oficialismo. Mientras que Massa es partidario de otorgar la suma fija, desde otro sector del Gobierno más cercano al presidente Alberto Fernández entienden que tanto esta opción como la del bono serán difíciles de aplicar por el rechazo de la mayoría de los gremios y en cambio, reafirman que "el mecanismo para el mejoramiento del salario son las paritarias".

La pregunta entonces es si la cartera que conduce Claudio Moroni seguirá descartando un adelantamiento paritario como hasta hace diez días atrás.

El problema de un aumento de suma fija es que, al ser proporcionalmente mayor para las categorías más bajas, termina por desordenar las escalas salariales que hay al interior de cada gremio. En ese sentido, un bono podría ser una mejor opción para los sindicatos ya que, a diferencia de la suma fija, sería extraordinario por única vez y no a cuenta de paritarias futuras. 

Desde el sector empresarial, tanto grandes como pequeñas y medianas empresas tendían en general a coincidir estratégicamente con los gremios en el rechazo a una suma fija o bono, que obligaría a todas a pagar el mismo monto a sus empleados más allá de la situación financiera de cada compañía. Al contrario, creen que las paritarias sí pueden negociarse teniendo en cuenta el estado las posibilidades y dificultades de cada sector productivo.

Con todo, probablemente el jueves se avance sobre otro punto: un "reestudio del sistema de asignaciones familiares", según anunció Massa en su conferencia post asunción. Se trata de un gesto al moyanismo, que hace tiempo viene proponiendo que las asignaciones familiares, que hoy cobra solo un tercio de los asalariados formales, se universalicen hacia todo este sector.

La marcha de la CGT y el nuevo salario mínimo

El encuentro de este jueves también comenzará a determinar el camino que tomará la relación del nuevo ministro con los gremios o, vale decir, la calle. La próxima semana habrá dos hitos. El primero es la movilización de la CGT del 17 de agosto desde el Obelisco al Congreso, que la central sindical había convocado en época de Batakis y que ahora luce como un karma, ya que su realización o no será interpretada como un virtual rechazo o apoyo al plan massista. 

En el moyanismo sostenían que la marcha se hace y que "será multitudinaria", aunque aclaran que la consigna será "contra los formadores de precios" y no contra el Gobierno. Hasta ahora, Daer y Acuña también salieron a decir que no se suspende. Habrá que esperar a los próximos días para ver si los triunviros tienen un gesto para con el nuevo titular de Economía.

El segundo hito será la reunión del Consejo del Salario Mínimo Vital y Móvil del 18 de agosto, a la que el Gobierno convocó un día después de la asunción de Massa. Se trató de otro gesto del flamante ministro al sector laboral, quizás el único destinado a los movimientos sociales, que dependen del SMVM como referencia para el Potenciar Trabajo.

El Gobierno no quiso adelantar cuál será su propuesta. Para eso esperarán al anuncio oficial de la inflación de julio que dará a conocer el Indec el próximo jueves el cual, se espera, será el más alto en 20 años al rondar entre el 7% y el 8%. Los movimientos sociales opositores, como el Polo Obrero, piden que se equipare el salario mínimo a la canasta básica total, hoy de 104.000 pesos, algo a todas luces impensable para el Gobierno. La habilidad de Massa para imponer su plan con éxito comenzará a ponerse en juego.

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