Alienta CGT escenario de atomización para después de las PASO

Alienta CGT escenario de atomización para después de las PASO

En los espacios mayoritarios de la central temen por igual eventuales triunfos categóricos de Cambiemos o de Cristina de Kirchner.

Si fuera posible que todos los candidatos salieran derrotados este domingo la CGT tendría motivos para celebrar. Como no ocurrirá, la apuesta de máxima del sindicalismo tradicional es un escenario de atomización del voto, en el cual ni el Gobierno nacional ni Cristina de Kirchner, como principales amenazas, obtuviesen triunfos contundentes que anticiparan resultados similares para octubre. Es el diagnóstico común de la mayoría de los sectores de la central mayoritaria, cuyos referentes fueron sistemáticamente marginados de las listas por los partidos políticos. 

Los últimos días la dirigencia sindical se ocupó centralmente de su propia interna, cruzada por la puja entre sectores por un eventual reordenamiento de la CGT tras los comicios de octubre con el previsible fin del triunvirato y su reemplazo por un líder único en caso de encontrar consenso. El análisis del escenario pre y poselectoral fue marginal y en todas sus variantes con un pronóstico negativo para los intereses dirigenciales. 

Las expectativas por las PASO se discutieron antenoche en una reunión reservada que mantuvieron en el gremio de Sanidad los "gordos" de los grandes sindicatos de servicios, los "independientes" afines al oficialismo y organizaciones con peso propio como la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), tal como informó este diario. Ese espacio tiene como principal referente al actual miembro del triunvirato, Héctor Daer. También se habló de las elecciones en la cumbre de este lunes de gremios energéticos con la participación estelar de Hugo Moyano, en la que el camionero escuchó un operativo clamor para su vuelta al primer plano de la CGT: "Dejá de jugar al fútbol", le pidieron varios asistentes en alusión a su rol en Independiente y en la AFA. 

Los "gordos" e "independientes", por un lado, y los sindicatos afines a Moyano por otro, son los dos conglomerados con mayor peso propio y posibilidades de definir una futura jefatura de la central gremial. A pesar de sus diferencias -y por separado- sus conclusiones fueron similares respecto del reparto del poder político luego de las elecciones. El escenario más temido es el de una improbable victoria contundente de Cambiemos en la provincia de Buenos Aires, suficiente para darles aire a los funcionarios del Gobierno más resueltos a impulsar una reforma laboral integral y cambios drásticos en los mecanismos que rigen la actividad gremial. 

Pero casi en el mismo grado los dirigentes temen un fortalecimiento de Cristina de Kirchner, que durante su mandato logró disciplinar en buena medida el sindicalismo tradicional y someterlo a sus tiempos. De hecho, en las listas de Unidad Ciudadana aparecen para la provincia de Buenos Aires figuran gremialistas no asociados a la estructura actual de la CGT: Vanesa Siley, de los judiciales de Sitraju (rivales de Julio Piumato), Hugo Yasky (CTA) y Walter Correa (de Curtidores y de la Corriente Federal, un grupo disidente). 

El mejor escenario poselectoral, el de la atomización, encierra de todos modos una paradoja para la CGT: a mayor dispersión de votos, menor será la posibilidad de avanzar en el corto plazo en el reordenamiento interno que la mayoría espera con un unicato en reemplazo del triunvirato. El razonamiento parte de la lógica histórica del sindicalismo peronista de unirse para enfrentar la adversidad y fracturarse cuando hay beneficios por recoger. 

En cualquier caso las estrategias quedaron pendientes de definición hasta la semana que viene. La mayoría de los sectores agendó encuentros de "control de daños" bajo el convencimiento de que no habrá júbilo para ninguno de ellos.

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