Alberto: viernes frente a CGT unida pero cruzada por internas

Alberto: viernes frente a CGT unida pero cruzada por internas

El presidente electo irá a un plenario pero sin debate y sólo para exponer ante los jefes de los principales sindicatos su plan de acción.

La visita de Alberto Fernández a la CGT este viernes promete ser un hito tanto para la gestión del próximo presidente como para el futuro de la central obrera, que podrá exhibir una aparente cohesión de sus múltiples grupos internos pero al mismo tiempo lo hará cruzada por tensiones internas y pujas de poder. El acto tendrá la formalidad de un plenario de secretarios generales aunque sólo servirá para la exposición del líder del Frente de Todos. Y, al menos hasta ayer, tendrá en Hugo Moyano su ausente más notable: “no nos han invitado”, dijo ayer por radio, y recordó que su alejamiento de la central fue “porque no reclamaba” contra el Gobierno actual.

El encuentro fue gestionado el martes entre el propio Fernández y la “mesa chica” de la CGT en Tucumán, durante la reasunción del gobernador Juan Manzur. Y la semana pasada Héctor Daer hizo el road show entre sectores para anoticiarlos del tono y el mecanismo del plenario. Hasta el fin de semana la convocatoria en el salón Felipe Vallese de la central obrera arrancará con una presentación del invitado a cargo de Daer y el otro secretario general, Carlos Acuña, para darle paso al discurso del mandatario electo.

Uno de los ejes cantados será el acuerdo económico y social que Fernández intentará poner en marcha en el arranque de su gestión y que deberá contener, al menos en su primera etapa, un sendero de precios y salarios pactado entre empresarios y gremialistas. Se trata de uno de los mayores desafíos para la nueva administración por implicar para los empresarios la asunción de compromisos de mediano y largo plazo y, para el sindicalismo, de pausar expectativas: “nadie puede pensar hoy que dentro de un mes van a aumentar 35% los salarios. Nadie está pensando en que el 11 de diciembre solucionamos todos los problemas sino que ese día se van a encarar los problemas y vamos a comenzar la solución de los mismos”, dijo ayer por radio Daer.

El líder del gremio de Sanidad, en tanto, se convirtió en el gremialista protagónico de la etapa por la amistad que lo une con Fernández y que le permitió compartir el jueves un almuerzo con el futuro Presidente. Ese mismo día, por la tarde, acudió a un encuentro de la “mesa chica” de CGT con la Corriente Federal de Trabajadores (CFT), que lideran el bancario Sergio Palazzo, el gráfico Héctor Amichetti y el piloto Pablo Biró. En la reunión Daer se ocupó de explicar el mecanismo del plenario del viernes, que a diferencia de los realizados en años anteriores no tendrá debate ni exposición por parte de los dirigentes.

Esa limitación y la charla a solas del sindicalista con Fernández levantaron algunas suspicacias y comentarios maliciosos en la CGT. Es que en los varios sectores internos de la central son unos cuantos los que alegan ser cercanos al mandatario, otros que se jactan de contar con mayor poder de fuego en un eventual conflicto y muchos los que buscan en la nueva etapa recuperar protagonismo perdido.

Luis Barrionuevo.

Entre las disidencias se recorta con fuerza la figura de Moyano, uno de los mayores contrincantes de Mauricio Macri en la segunda mitad de su gestión y de los primeros en bendecir la nominación de Cristina de Kirchner de quien estaría al frente de la fórmula presidencial, luego de haber alcanzado una tregua con la exmandataria. Anoche en su entorno confirmaron que el camionero no irá el viernes. Entre las múltiples razones que podrán alegarse en la semana hay una que prevalece en el dirigente: siempre prefirió negociar con el poder político a solas sin mediar otros dirigentes ni la CGT como institución.

De hecho, como adelantó este diario, Moyano ya les dijo a sus colaboradores que no estaba interesado en avanzar con la reunificación de la CGT que Fernández le había pedido a Daer. Además de la impronta solitaria pesó en el camionero para tomar esa decisión convencerse de que no podrá arrebatarles a los “gordos” de los grandes gremios de servicios y a los “independientes” (el otro sector con poder propio en la interna sindical) el control de la central.

Otro que no irá el viernes será el gastronómico Luis Barrionuevo. No sólo porque fue el principal (y casi único) promotor sindical de la fallida candidatura presidencial de Roberto Lavagna sino, sobre todo, porque el gastronómico le adjudica a Fernández la autoría ideológica de la declaración indagatoria que debió prestar en 2003 ante el juez Mariano Bergés por los episodios de violencia registrados en agosto de ese año entre hinchas de Boca Juniors y Chacarita, el club que el sindicalista entonces presidía. “No me voy a olvidar nunca que por su culpa me pintaron los dedos” suele recordarles a sus colaboradores.

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