El camionero encabezó acciones solidarias en el Conurbano y convocó a la jornada del 9 de julio junto a los gremios del transporte. El operativo clamor que alguna vez lo proyectó al mando de la central obrera hoy convive con interrogantes y tensiones dentro del mismo moyanismo e incluye la trama familiar
Por Luis Autalan
El camionero Pablo Moyano estuvo presente en las ollas populares que encabezó su gremio, esta vez en las localidades bonaerenses de Monte Grande y Esteban Echeverría, en los últimos días. Fue el prólogo de la convocatoria que el dirigente, también secretario adjunto de su sindicato, lanzó para la protesta que este 9 de Julio encabezarán los gremios del transporte en Plaza Constitución.
“Cuando el pueblo tiene hambre, hay que estar. No se puede mirar para otro lado”, fue su breve definición. La actividad gremial, materializada en fogones de comida para todos, alcanzó según Camioneros casi 60 ollas. En paralelo, crece el interrogante sobre el futuro dirigencial del ex triunviro cegetista.
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El perfil sindical de Camioneros, en tiempos de La Libertad Avanza, tiene la firma de su padre, Hugo. Así lo reflejan las paritarias cerradas bajo las pautas que marcó la gestión libertaria; también su salida de la cosecretaría general de la CGT —cargo que ocupó Octavio Argüello, con un discurso y estrategia más afines al moyanismo histórico— y la configuración de un escenario donde la dimensión familiar conflictiva cotiza en alza. Las referencias en el entorno gremial destacan que se trata, incluso, de una cuestión delicada.
Desde Infocamioneros, como fuente oficial, Pablo Moyano denunció que el gobierno de Milei encarna “un ataque permanente a los más débiles, a los humildes, a los jubilados, a los trabajadores, a los chicos con capacidades diferentes y a los hospitales”.
En sus declaraciones públicas proclamó la necesidad de “denunciar y viralizar el hambre y las necesidades que están pasando millones de argentinos a través de este modelo económico que se está agotando”.
Desde esa publicación en redes sociales del sindicato, anticipó la presencia de Camioneros este miércoles en Plaza Constitución, integrados a la jornada organizada por la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT), que incluirá ollas populares en defensa de los trabajadores y de todos los argentinos que sufren las consecuencias del ajuste.
Imágenes paganas y operativo clamor
Una recorrida de BAE Negocios por los sindicatos que integran el Frente Sindical para el Modelo Nacional (Fresimona) sumó interrogantes sobre el futuro del ex triunviro cegetista en el primer plano dirigencial. En todos esos espacios destacaron la impronta y el liderazgo de Pablo Moyano, aunque asumieron que dicho frente ya no tiene la energía de otros años. Una muestra del presente gremial donde trabajadoras y trabajadores le dieron su voto a Milei y aún conservan apoyo al oficialismo. La síntesis: por estas semanas y las próximas, los interrogantes superan a las certezas respecto de Moyano, no sobre su perfil decidido para confrontar.
En Udocba —unión docente que integra el moyanismo desde hace años— su fallecido secretario general, Miguel Ángel Díaz, le confesó a este diario, a fines de 2015, que un sueño sindical era “ver a Pablo Moyano al comando de la CGT”. En el primer año del gobierno de Mauricio Macri, antes de la asunción del triunvirato que integraron Héctor Daer, Carlos Acuña y Juan Schmid, Díaz activó el operativo clamor. Incluso habló con Hugo Moyano sobre esa posibilidad y recibió una respuesta que luego el líder de Camioneros hizo pública: “Todavía no es el tiempo de Pablo”.
En la jerga sindical, con humor negro y aceptado incluso dentro del propio movimiento, se dice que “los camioneros cuando doblan no ponen el guiño ni te avisan con la mano”. Bajo esa tónica, incluso quienes valoran o fustigan al ex vicepresidente de Independiente acotan: “Hay que decir que desde 2016 el tiempo de Pablo nunca llegó. Hablame de justicia gremial”.
“Siempre estoy llegando”
Desde aquel 2016 hasta hoy, Pablo Moyano consolidó su trayectoria en el sindicalismo y en el universo peronista. Desde su rol en la conducción de la CGT y como referente latinoamericano en la ITF, hasta la presidencia de la mutual del gremio y su protagonismo político. Sus allegados guardan la esperanza de un “retorno a pleno” y apelan a la letra del tango “Nocturno a mi barrio” de Aníbal Troilo: “Si siempre estoy llegando”. Cuándo y cómo, no tienen respuesta. Por ahora, solo se puede rotular ese derrotero con un “continuará” digno de una serie televisiva o con el “final abierto” de las historias que aún no cierran.
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